Resurrección y
reencarnación 3
8. Para comprender el verdadero sentido de esas
palabras, es menester referirse a
la significación de la palabra agua, que no se
emplea en su acepción propia. Los
conocimientos que los antiguos tenían sobre las
ciencias físicas eran muy imperfectos;
creían que la tierra había salido de las aguas, y por
esto consideraban el agua como
elemento generador absoluto; así es que en el Génesis
se dice: "El espíritu de Dios era
llevado sobre las aguas; flotaba sobre las aguas; -
Que el firmamento fué hecho en medio
de las aguas; - Que las aguas que están bajo del cielo
se junten en un solo punto y que el
elemento árido aparezca; -Que las aguas produzcan los
animales vivientes que nadan en
el agua, y los pájaros que vuelan sobre la tierra y
bajo el firmamento".
Según esta creencia, el agua venía a ser el símbolo de
la naturaleza material,
como el espíritu era el de la naturaleza inteligente.
Las palabras: "Si el hombre no renace
del agua y del espíritu, o en agua y en
espíritu", significan, pues "Si el hombre no vuelve
a nacer con su cuerpo y su alma". En este sentido
fueron comprendidas al principio.
Esta interpretación está, además, justificada con estas
palabras: "Lo que es
nacido de carne, carne es; y lo que es nacido de
espíritu, espíritu es". Jesús hace aquí
una distinción positiva entre el espíritu y el cuerpo.
"Lo que es nacido de carne, carne
es", indica claramente que el cuerpo sólo procede
del cuerpo, y que el espíritu es
independiente del cuerpo.
9. "El espíritu donde quiere, sopla y oyes su
voz: mas no sabes de dónde viene,
ni a dónde va", puede entenderse del
"espíritu de Dios" que da vida a quien quiere o "del alma del
hombre"; en
esta última acepción: "No sabes de dónde viene,
ni a dónde va", significa que no se
conoce lo que ha sido, ni lo que será el espíritu. Si
el espíritu o alma fuese creada al
mismo tiempo que el cuerpo, se sabría de donde viene,
puesto que se conocería su
principio. En todo caso este pasaje es la consagración
del principio de la preexistencia
del alma, y por
consiguiente de la pluralidad de existencias.
Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec
La reencarnación formaba parte de los dogmas judáicos, bajo el nombre de
ResponderEliminarresurrección; sólo los saduceos, que pensaban que todo concluía con la muerte, no
creían en ella. Las ideas de los judíos en este punto, como en muchos otros, no estaban
claramente definidas, porque sólo tenían nociones vagas e incompletas sobre el alma y
sus lazos con el cuerpo.