Los lazos de familia fortificados por la reencarnación y rotos por la unidad de existencias


Los lazos de familia fortificados por la reencarnación

y rotos por la unidad de existencias

 

 

18. Los lazos de familia no son destruidos por la reencarnación como creen

ciertas personas; al contrario, se fortifican y estrechan: el principio opuesto es el que los

destruye.

Los espíritus en el espacio forman grupos o familias unidas por el afecto, la

simpatía y la semejanza de inclinaciones; esos espíritus felices porque están juntos, se

buscan; la encarnación sólo les separa momentáneamente, porque después que vuelven a

la erraticidad se encuentran como los amigos al regresar de un viaje. También se siguen

muchas veces en la encarnación, en la que se reúnen en una misma familia, o en un

mismo centro, trabajando juntos para su mutuo adelanto. Si los unos están encarnados y

los otros no, no están menos unidos por el pensamiento; los que están libres velan por

los que están cautivos; los más adelantados procuran hacer progresar a los rezagados.

Después de cada existencia, han dado un paso en el camino de la perfección; cada vez

menos unidos a la materia, su afecto es más vivo, por lo mismo que es más puro, y que

ya no es turbado por el egoísmo ni por la obscuridad de las pasiones. De este modo

pueden re-correr un número ilimitado de existencias corporales, sin que nada perturbe su mutuo

afecto.

Se comprende que hablamos ahora del afecto real de alma a alma, único que

sobrevive a la destrucción del cuerpo, porque los seres que no se unen en la tierra sino

por los sentidos, no tienen ningún motivo de buscarse en el mundo de los espíritus. Sólo

son duraderos los afectos espirituales; los carnales se extinguen con la causa que los ha

ocasionado, pero esta causa no existe en el mundo de los espíritus, mientras que el alma

existe siempre. En cuanto a las personas unidas por el sólo móvil del interés, no son

realmente nada la una para la otra; la muerte las separa en la tierra y en el cielo.

 
 
19. La unión y el afecto que existen entre parientes, son indicio de la simpatía

anterior que les ha aproximado; por esto se dice, hablando de una persona cuyo

carácter, gustos e inclinaciones no tienen ninguna semejanza con sus allegados, que no

es de la familia. Cuando se dice esto se dice más verdad de lo que se cree. Dios permite

en las familias estas encarnaciones de espíritus antipáticos o extraños con el doble objeto

de servir de prueba para los unos y de medio de adelanto para los otros. Además, los

malos se mejoran poco a poco con el contacto de los buenos y por los cuidados que de

éstos reciben; su carácter se suaviza, sus costumbres se purifican, las antipatías se

deshacen, y así es como se establece la fusión entre las diferentes categorías de espíritus,

como en la tierra se establece entre las razas y los pueblos.

 

Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec


 

1 comentario:

  1. Los lazos de familia no son destruidos por la reencarnación como creen ciertas personas; al contrario, se fortifican y estrechan: el principio opuesto es el que los destruye.

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