LAS VERDADES DEL ESPIRITISMO.

LAS VERDADES DEL ESPIRITISMO.
 José Aniorte Alcaraz.

     La doctrina de los espíritus, podemos resumirla en tres puntos principales: la naturaleza del Espíritu, su destino, y las leyes superiores que rigen el Universo.

     Lo más importante para nosotros es saber, ante todo, qué somos, de donde venimos y adonde vamos.
     El ser humano tiene dos cuerpos; uno de materia grosera que lo relaciona con el mundo físico, y otro fluídico con el cual entra en comunicación con el mundo de los espíritus.

     El cuerpo físico se desvanece, se desintegra cuando se produce la muerte. El cuerpo fluídico es indestructible, pero se transforma según el estado evolutivo del Espíritu. Éste debe considerarse como el cuerpo verdadero, el molde sobre el cual se desenvuelve la vida física. Con el acoplamiento de él se modelan los órganos y agrupan las células; él es quien garantiza su funcionamiento.

     El periespíritu o cuerpo fluídico, es el agente de todas las manifestaciones de la vida, lo mismo en la Tierra como en el Espacio. Tiene toda la vitalidad y energía que necesita el cuerpo para nacer y desarrollarse.

    El Espíritu piensa, siente, es feliz o sufre, es luminoso o se envuelve en las sombras. No podemos verlo ni imaginarlo, es una fuerza mental en constante evolución, no podemos darle una forma visible porque es imposible; en esto sí que podemos decir que Dios nos hizo a su semejanza. El Espíritu puede llegar a ser un dios, participar en la creación y expansión del Universo, interpretando y cumpliendo la voluntad de Dios. Por mucha elevación y perfección que alcance el Espíritu,

a diferencia de Dios, siempre tiene sus limitaciones: el Espíritu tiene necesidad de un cuerpo fluídico para manifestarse, para encarnar y desencarnar, para trabajar, evolucionar, para tener una identidad visible que refleje su verdadera personalidad. Este cuerpo fluídico, es el periespíritu, que está compuesto de una combinación de fluidos semi-materiales, es el intermediario entre el Espíritu y el cuerpo físico; es también como un espejo que refleja y toma la verdadera imagen que el Espíritu tiene
creada en su mente. Esta imagen puede ser sublime y luminosa, enferma o animalizada. A medida que la imagen creada en la mente del Espíritu va cambiando, esta imagen reflejada en el periespíritu también va cambiando.

     El espíritu humano está destinado a habitar alternativamente dos mundos diferentes, el físico y el espiritual;  su organismo debe contener todos los elementos capaces de ponerle en relación con esos mundos, para poder lograr  en ellos su progreso espiritual.

     El alma humana tiene los gérmenes de nuevos sentimientos que emergerán y se manifestarán durante el curso de existencias futuras, ampliando cada vez más el camino que debemos seguir hacia nuestra redención espiritual. Los esfuerzos que debemos hacer para conseguir este objetivo, se encuentran en correlación con el grado de nuestro adelanto, y en correspondencia directa con el medio en que habitamos. Todo se encadena y se armoniza en la vida física, y en el orden moral de las cosas.

     El ser humano actual tiene los elementos necesarios para su grandeza futura; con su  progresión verá manifestarse a su alrededor y en todas las cosas, cualidades que aún le son desconocidas. Aprenderá a conocer fuerzas y poderes cuya existencia no puede sospechar.

     El Espíritu, con el cuerpo físico es como un prisionero en un calabozo, y el ser inteligente y seguro de sí mismo, debe vivir su vida con total normalidad, hacer de ella algo útil y provechoso, y cuando deje la prisión de la carne, podrá gozar de los beneficios obtenidos. La libertad definitiva, sólo se consigue con la muerte del cuerpo. Conociendo y estudiando estos diferentes aspectos de nuestra existencia, es como se llegará al conocimiento real de lo que en realidad somos. El hombre dejará de ser para sí mismo un misterio vivo; ya no estará como hasta hoy, ignorando las nociones precisas sobre su naturaleza espiritual y su porvenir.




¿ Realmente, Jesús hizo "milagros"?

¿ Realmente, Jesús hizo "milagros"?

    Los evangelistas, en su papel de cronistas narradores de la historia de Jesús, no fueron, salvo Juan, testigos directos de los hechos milagrosos narrados.  Sin embargo todos los evangelistas pretendieron agrandar la figura del Maestro, que ya era suficientemente grande por si misma , sin necesidad de las exageraciones de sus entusiastas seguidores, tal como lo era el relato de ciertos  milagros que cuentan que  obró Jesús, planteados como hechos extraordinarios, maravillosos y sobrenaturales, porque se habían producido por encima de cualquier norma natural establecida.   Con su  ardiente fe, entusiasmo y  deseos de engrandecer más al “Maestro”, los relatos sobre su vida y obras lo han mitificado en exceso.
         Hay que dejar muy claro que  Jesús  durante  toda  su  misión  en  este    mundo,  NO  alteró   ni   transgredió  ninguna  Ley Natural.
       En ningún lugar de los evangelios Jesús afirma  que Él es Dios, pero lo que sí que afirmó es que Él era hijo de Dios, al que llamaba Padre, y para mostrarnos la gran afinidad y Amor que le unía al Padre Celestial, también  afirmó  que quien lo veía a Él, veía a su Padre.
    Realmente Jesús  por su gran evolución espiritual y su poder magnetizador. como  por  sus  propias capacidades naturales de su elevado rango divino que le facultaban un poder extraordinario  sobre la materia y  sobre los espíritus de rango inferior a Él, así como por estar permanentemente asistido por  otros Seres espirituales ,también de elevada jerarquía y poder, protagonizó hechos que a los ojos de la ignorancia popular parecían salir del ámbito de la naturaleza conforme esta es conocida e interpretada  normalmente en el mundo, por lo que al no encontrarles una explicación lógica y salirse del ámbito de lo conocido como natural o normal, no podían ser sino “milagros”. Estos se entendían como una especie de intervención  “maravillosa” o “sobrenatural “ de Dios, consistente en  modificar o alterar lo considerado como normal  y establecido dentro de la Naturaleza . Consecuentemente, si según  las creencias  comunes  Dios es Todopoderoso, lo normal es creer  que  puede hacer  caprichosamente lo que quiera cuando quiera y como quiera en medio de su creación; eso es el “milagro”, y claro está, como Jesús se  proclamó  “Hijo de Dios”, también debía Él mismo de ser Dios y tener los mismos poderes y facultades que su “Padre”..... pues  entonces  Él también podría  hacer los milagros que quisiera.
      Muchos de los “milagros” atribuidos a Jesús de Nazaret,   tienen  una explicación   desde un enfoque de conocimiento  parapsicológico y espírita. Así por ejemplo, cuando se le vio caminar sobre las aguas, en efecto era Él, pero no con su cuerpo carnal sólido y pesado, sino  en su cuerpo astral, ligero y vaporoso,  pues por ley física natural, el cuerpo  sólido y pesado de una persona de pie sobre el agua, se hunde de inmediato, por mucha densidad salina que tenga este agua. 
     Igualmente todas las “apariciones” de Jesús que tras su muerte testifican   los evangelistas, no son sino eso: apariciones de Jesús en su cuerpo espiritual materializado, pero no con el cuerpo  físico que  naturalmente abandonó con la muerte. En este sentido sí es cierto que protagonizó todos los milagros que cuentan los evangelios así como otros muchos que no se relatan, porque Jesús no tenía interés alguno de que su presencia en este mundo pasase a la historia como  siendo un gran taumaturgo o “milagrero”  y una mayor abundancia de atención a estos hechos hubiese entorpecido aún más si cabe, la comprensión de su verdadera misión que era de carácter puramente doctrinal y moral.
      Precisamente    por   ser   Todopoderoso,   Dios   se   manifiesta   mediante   unas   leyes    justas,   sabias   y  perfectas ,  como  reflejo  y consecuencia  de Él  mismo,   por  lo  que  toda  Su Obra  es Perfecta y eterna, no necesitando  ni pudiendo ser modificada.
     Dicho  esto, no  cabe  en  ninguna   mente  racional  la  concepción  de  un  Dios  que   se    enmienda    caprichosamente   a  Si   mismo  en   Su  Obra,  o   que  lo  hace  solamente   para demostrar  al orgulloso Ser humano, lo poderoso y   superior  que le es,   esto lo acreditaría  como un Dios  más  orgulloso  que  el  propio  ser humano,   con lo que creer esta falacia  supondría  atribuir  a Dios una   connotación negativa por un defecto moral que contradeciría su infinita Perfección. Un Ser con algún defecto moral sería un Ser imperfecto y por tanto no   podría ser Dios. 
    Los  “cronistas evangélicos “ a los que arriba aludía, admirados por los fenómenos extraños pero naturales   que  protagonizó  el  Maestro y que no comprendían,  exageraron  los relatos  tal  como   el  de   la   presunta  “resurección”  de   Lázaro,  a   la  que  para  añadir   más mérito y  mayor asombro, describen el estado del cadáver como en proceso de descomposición , afirmando que “ya olía”.   De  este    modo   resaltaban  que  Jesús  no era  un  hombre como  los demás hombres –   y  desde  luego que   no  lo  era- ;   pero   tampoco    comprendieron  quien  fue  realmente.  Por  eso,  primero  lo  exaltan  como  “el Hijo  único de  Dios”,   y   más tarde como Dios mismo, pues solamente el   mismísimo Dios podría hacer aquellos prodigios. La realidad de este episodio debió de ser  que Lázaro estaba en estado de catalepsia o muerte aparente, y Jesús con su gran poder magnético lo devolvió al estado normal; el detalle de los días transcurridos y de que ya  olía, no pasan de ser exageraciones del relator evangelista para exaltar más aún aquel extraordinario episodio. 
      En el Evangelio de S.Juan, cap. 11, se puede comprobar que cuando avisan a Jesús para que fuese a curar a Lázaro, él les contesta que esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios”, y mas adelante añade: “nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo”. Es de resaltar este detalle: dice que va a despertarlo porque duerme, pero en ningún momento dice que va a  resucitarlo  porque  está  muerto.
                En el caso de la resurección de la hija de Jairo, Jesús nuevamente afirma que solo duerme, tal como se puede comprobar en el Evangelio de Mateo 18-26, y añade: “no lloréis, no ha muerto: está   dormida.”.  Aquí tenemos  la misma  explicación y evidencia que en la “resurección”  de Lázaro.
         Otro indicio que nos sugiere que cuando Jesús habló de resurección, no se refería a la del cuerpo, sino a la del alma, lo encontramos en el Evangelio de S.Marcos cap. 12, cuando los Saduceos plantean a Jesús el problema de la resurección en el matrimonio de personas que se casaron varias veces por haber enviudado, preguntándole quién sería de todos el cónyuge después de la resurección, Jesús contesta que “en la resurección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el Cielo”, o sea espíritus sin cuerpo físico.
         Otro tipo de milagros, como el de la multiplicación de panes y peces, o el del vino en la boda de Canaan, etc, se explican modernamente por el conocimiento del fenómeno constatado por la Parapsicología y el Espiritismo de los “Aportes”; o al igual que el milagro de andar sobre las aguas, se comprende solamente como la manifestación de Jesús en su cuerpo espiritual, que caminaba   sobre las aguas y no se hundía. Otra vez   se dejó ver a sus discípulos durante el episodio de la “pesca milagrosa”  mientras que su cuerpo físico dormía fuera del lugar del “prodigio”. Cualquier parapsicólogo hoy en día conoce el fenómeno de los “desdoblamientos  astrales” o de la "bilocación" que pueden explicar lo que sucedió en el episodio de la citada pesca milagrosa, así como también el citado fenómeno de “aportes”, aunque todavía  se haya encontrado una explicación racional al mecanismo de cómo suceden los mismos.
       Si no conociésemos  Sus leyes, Dios nos podría parecer a veces injusto, o que no existe,  porque creeríamos que todo sucede según el azar o la suerte, pero a poco que las conozcamos, deberemos transitar por  la senda  del Amor que es la principal Ley moral . Así  vamos comprendiendo los engranajes de la Justicia Divina y  como es necesario aceptar siempre  Su Voluntad, que no siempre coincidirá con nuestra voluntad humana o con nuestros intereses..
     No esperemos milagros a capricho o a medida del Ser humano, como si de maravillosos juegos de magia  se tratasen.  Si somos así de ingenuos, no tardaremos en desengañarnos del dios de nuestra particular creencia, que nada tiene que ver con el auténtico Dios Universal, tan desconocido aún a pesar de que nos acompaña siempre interiormente..
        Dios es inmutable y no cambia el orden natural de las cosas al gusto particular de cada uno, y lo que desde una óptica humana puede parecer un mal, este viene impuesto por unas leyes perfectas y  justas establecidas y ese aparente mal puede ser necesario para acceder a un   verdadero bien espiritual.

- Jose Luis Martín-
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“Hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el que Dios haga la voluntad de alguien. Entre nosotros se considera un milagro el que alguien haga la voluntad de Dios”.

         Anthony de Mello (¿Quién puede hacer que amanezca?)












El Espiritismo no es lo mismo a Espiritualismo.




- El Espiritismo no es lo mismo a Espiritualismo.   


 Claramente definido en la introducción del Libro de Los Espíritus, donde se establece que los adeptos del Espiritismo se llamaran "Espiritas", o si se prefiere se podrán llamar "Espiritistas". -El Espiritismo no cree en Pactos, sólo realizan Pactos los Espíritus inferiores. (Libro de Los Espíritus, artículos #549 y #550).    


Entonces, la visión del Espiritismo Moralizador y Consolador al mundo, utilizará el Espiritismo como la palanca de que Dios se sirve para hacer avanzar a la humanidad.    


No se necesitan organizaciones que diluya las enseñanzas verdaderas del Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo, el Verdadero Espiritismo.
No da lugar a protagonismos, y permite el que los esfuerzos de propagación, sean conformes al contenido de los Libros Codificados  la "Eterna Verdad", que es la "Inspiración Divina"  la "Palabra de Dios" para el progreso espiritual de la Humanidad.
Posted by Frank Montañez at 19:38






Educando al Pensamiento 7


Educando al Pensamiento 7

(Basado en la idea de Frank Montanez Soy Espirita)

Objetivos:
              • Prevención del suicidio
              • Educación

Procedimiento:

  1. Pides permiso a Dios.
  2. Leer en voz alta la lectura asignada [El Libros de los Espíritus].
  3. Meditar y/o analizar lo leído.
  4. Dar Gracias.
Lectura
VI.- Hastío de la vida.- Suicidio

957. El suicidio, ¿qué consecuencias acarrea, en general, sobre el estado del Espíritu?
- Las consecuencias del suicidio son muy diversas. No existen penas fijas, y en todos los casos son siempre relativas a las causas que lo han ocasionado. Pero una consecuencia a la que el suicida no puede escapar es la contrariedad. Por otra parte, la suerte que corren no es la misma para todos. Depende de las circunstancias. Algunos expían de inmediato su falta, y otros en una nueva existencia, que será peor que aquella cuyo curso natural han interrumpido.

En efecto, muestra la observación que las consecuencias del suicidio no resultan siempre iguales. Pero hay las que son comunes a todos los casos de muerte violenta y resultado de la brusca interrupción de la vida. Está, en primer lugar, la más prolongada y más tenaz persistencia del lazo que une al Espíritu con el cuerpo, puesto que ese vínculo casi siempre se halla en toda su fuerza en el instante en que es roto, mientras que en los casos de muerte natural se ha ido debilitando gradualmente y con frecuencia se halla ya desatado antes que se extinga por entero la vida. Las resultas de tal estado de cosas son la prolongación de la turbación espírita, y luego, el engaño que durante un tiempo más o menos largo induce al Espíritu a creer que se cuenta todavía en el número de lo vivientes.
La relación que persiste entre el Espíritu y el cuerpo produce en algunos suicidas una especie de repercusión del estado del cuerpo sobre el Espíritu, el cual siente así, a pesar suyo, los efectos de la descomposición de la materia, que le hacen experimentar una sensación llena de angustias y de horror, y ese estado podrá prolongarse por tanto tiempo cuanto debiera haber durado la vida que ellos han interrumpido. Tal efecto no es general. Pero en ningún caso el suicida se halla libre de las consecuencias de su falta de valor, y tarde o temprano expiará su culpa, de una manera u otra. Así pues, ciertos Espíritus, que habían sido muy infelices en la Tierra, declararon haberse suicidado en su existencia anterior, y también haberse sometido voluntariamente a nuevas pruebas para intentar sobrellevarlas con más resignación. En algunos, se trata de una especie de apego a la materia, de la que en balde tratan de desembarazarse para volar hacia mundos mejores, pero cuyo acceso les está impedido. En la mayoría de ellos sobreviene la pena de haber hecho algo inútil, puesto que no experimentan con eso más que desilusión.

La religión, la moral y todas las filosofías condenan el suicidio como contrario a la ley natural. Todas ellas nos dicen, en principio, que no nos asiste el derecho de abreviar voluntariamente nuestra propia vida. Pero, ¿por qué no tenemos ese derecho? ¿Por qué no somos libres de poner término a nuestros sufrimientos? Estaba reservado al Espiritismo demostrar, con el ejemplo de los que sucumbieron a él, que el suicidio no es sólo una falta en cuanto constituye infracción a una ley moral, consideración ésta que para algunos individuos es de poco peso, sino un acto estúpido, pues nada se gana con él, sino todo lo contrario. Y no es la teoría la que nos lo enseñe, son los hechos que el Espiritismo pone ante nuestros propios ojos. 127

127 El argumento espírita contra el suicidio no es sólo moral, como se observará, sino también biológico, afirmándose en el principio de ligazón entre el Espíritu y el cuerpo. La muerte, como fenómeno natural, tiene sus leyes, las cuales el Espiritismo descubrió por medio de una rigurosa investigación. El sufrimiento del suicida se produce por la arbitraria violación de esas leyes: Es como arrancar por la fuerza una fruta verde del árbol. Las estadísticas demuestran que la incidencia del suicidio es mayor en los países y las épocas en que la ambición y el materialismo se acentúan, provocando más abusos y la excitación de las pasiones. La falta de una organización social justa y de una educación para todos es la causa de los crímenes y los suicidios. “… abolid los abusos de vuestra sociedad y vuestros prejuicios, y no tendréis ya suicidios”. [N. de J. H. Pires.]




Misticismo # 15



Misticismo # 15


La igual nace el mutuo respecto.

El castigo cruel o restricciones sin sentidos se aprende a autodestruirse y a odiar.

Tu vida es tuya y por eso eres el protagonista.

El castigo corporal atenta contra la dignidad del ser humano.

Todas las exigencias que impere el amor.

El secreto de una buenas comunicación consiste en centrarse en las personas del otro.

Mostrar interés genuinos por otros significa aceptar su realidad.

Permitirle a los medas su espacios, sus cosas y sus gustos es respectarse.

No desesperase
Constata a DIOS en el silencio
La mente en paz y tranquilidad
Conocerse a si mismo

En la culpa esta el castigo
Acepta la culpa y pasa al perdon.
Piensa en el bien.

Conocer
Somos espíritus reciclados
La voluntad es hacer el bienestar
No desee mal a nadie
Cambia tus malas costumbres
No tirar las perlas a los cerdos






Las Leyes Morales

Las Leyes Morales son la base para nuestra transformación y para la adquisición de los valores de la vida: La sabiduría y el amor. Son diez y de su aplicación depende la evolución y el progreso. Son las siguientes:

Ley de Adoración
Ley de Trabajo
Ley de Conservación
Ley de Reproducción
Ley de Destrucción
Ley de Sociedad
Ley de Progreso
Ley de Igualdad
Ley de Libertad
Ley de Amor, Justicia y Caridad

    El  Maestro Allan Kardec analizó estas leyes en el libro  "El Libro de los Espíritus". 



Educando al Pensamiento 6



Educando al Pensamiento 6

(Basado en la idea de Frank Montanez Soy Espirita)

Objetivos:
              • Prevención del suicidio
              • Educación

Procedimiento:

  1. Pides permiso a Dios.
  2. Leer en voz alta la lectura asignada [El Libros de los Espíritus].
  3. Meditar y/o analizar lo leído.
  4. Dar Gracias.
Lectura
VI.- Hastío de la vida.- Suicidio

955. Las mujeres que en ciertos países se inmolan voluntariamente arrojándose al fuego en que arden los despojos de sus difuntos maridos, ¿pueden ser conceptuadas suicidas, y sufrirán las consecuencias de tal acto?
- Obedecen a un prejuicio, y muchas veces lo hacen más por la fuerza que por determinación de su voluntad. Creen estar cumpliendo un deber, y no es esta la característica del suicidio. Su excusa reside en la nulidad moral126 de la mayoría de ellas, así como en su ignorancia. Con la civilización irán desapareciendo esas costumbres bárbaras y estúpidas.



126 Nulidad moral, es decir, falta verdadera de libre juicio y acción. [N. del copista]

956. Aquellas que, no pudiendo soportar la pérdida de personas amadas, se matan con la esperanza de ir a reunirse con ellas, ¿alcanzan su objetivo?
- Para ellas, el resultado es del todo opuesto al que esperaban obtener, y en vez de reunirse con el objeto de su afecto se alejan de él por más largo tiempo, porque Dios no puede recompensar un acto de cobardía y el insulto que se la hace al dudar de su providencia. Pagarán ese instante de demencia con penas más severas que las que creen acortar y no tendrán, para compensarse, la satisfacción que esperaban.




¿ En qué Dios creo ?



     Extrañamente, a pesar del notable número de personas que dicen creer en Dios, es igualmente notable el número de los desencantados, depresivos, desesperados

    ¿Cómo se explica que creyendo en Dios, Padre amoroso y bueno, que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo hace, la persona  caiga en el pozo de la desesperanza?
Quizás la respuesta esté en la manera de cómo creemos en Dios o somos guiados a creer.
     Una vez Albert Einstein en Nueva York, dialogando con el Rabino Goldstein, fue inquirido si creía en Dios. Él contestó:
     Tengo el origen judío arraigado en mi interior. Creo en el Dios de Spinoza, que revela la armonía en todo lo que existe. Sin embargo, no creo que Dios se preocupe por la suerte de las acciones realizadas por los hombres.

     A causa de esa declaración se generaron muchas polémicas entre Albert, físicos y religiosos. Muchos se valieron de su declaración para desarrollar protestas acerca de sus teorías.

     Religiosos se manifestaron, diciendo que la Teoría de la Relatividad debería ser revisada. Decían que tras toda la controversia de aquel físico, estaba el terrible fantasma del ateísmo.
      Que él diseminaba dudas en relación a la presencia de Dios sobre la creación de todo el Universo y los seres.
       La respuesta del físico fue tranquila, sin embargo continuó incomprensible para muchos.
      Él decía que su religión consistía en la admiración por la humildad de los Espíritus superiores, pues ellos no se detienen en los pequeños detalles, ante nuestros Espíritus inciertos.

       Decía: Por ese motivo racional, delante de la superioridad del Universo, es que acepto y hago mía  esta idea de Dios. No soy ateo.

       Quien quiera deducir eso de mis teorías científicas, no las entendió.  
       Personalmente creo en Dios y nunca en mi vida cedí a la ideología atea. No hay oposición entre la ciencia y la religión.
       Lo que existe son científicos retrasados, con ideas que no evolucionaron en el transcurrir del tiempo.
      Veo en la experiencia cósmica una noble religión, una fuente científica para profundas investigaciones.
       Intento comprender cada estrella contenida en ese Universo inmenso, que no es material.
       Quien así no procede, sintiendo esa sensación extraña de querer levitar en el infinito, realmente no sabe vivir, porque está muerto delante de tanta belleza divina.
        Existen muchas formas en el ser humano de  creer en Dios. Para muchos, existe el Dios jurídico, legislador, agente policial de la moralidad, que a través del miedo, establece esa distancia de la creencia verdadera.
       Dios está en todas mis teorías e invenciones. Él está presente en todo y creo que en todos, hasta en las formas más primitivas.
       Esa es mi religión y el Dios en que creo.

      Así decía y así vivió.
      Albert Einstein fue el ejemplo del cristiano auténtico preocupándose constantemente por su semejante.

      Dos años antes de su desencarnación fue conmemorado su cumpleaños con una gran fiesta pública.

      Todo lo que le fue dado como regalo, Albert lo transformó en dinero y envió los fondos para la Facultad de Medicina Albert Einstein.

Redacción del Momento Espírita, con base en datos biográficos de Albert Einstein.





Apuntes: Vísteme de poesía

Apuntes: Vísteme de poesía Antología Jayeiana Autores:  Carmelo Delgado, Dra. Hortensia Vidal, Janelys De Santiago, Juan C. Rodríguez   Dr....