Los lazos de familia fortificados por la reencarnación y rotos por la unidad de existencias 2


Los lazos de familia fortificados por la reencarnación

y rotos por la unidad de existencias 2

 

20. El temor que se tiene por el aumento indefinido del parentesco a

consecuencia de la reencarnación, es un temor egoísta, y prueba de que no se siente un

amor bastante grande para tenerlo a un gran número de personas. Un padre que tiene

muchos hijos, ¿acaso no les ama tanto como si tuviera uno? Pero tranquilícense los

egoístas: ese miedo no es fundado. De que haya un hombre que haya tenido diez encarnaciones, no se seguirá por esto que ha de

encontrar en el mundo de los espíritus diez padres, diez madres, diez mujeres y un

número proporcionado de hijos y de nuevos parientes; encontrará siempre los mismos

objetos de su afecto, que se le habrán unido en la tierra con títulos diferentes, y aun

puede ser con el mismo.

 

21. Veamos ahora las consecuencias de las doctrinas de la no reencarnación.

Esta doctrina anula necesariamente la preexistencia del alma, siendo las almas creadas al

mismo tiempo que el cuerpo, no existe entre ellas ningún lazo anterior; son

completamente extrañas unas a otras; el padre se extrañó a sus hijos; la filiación de las

familias se encuentra de este modo reducida a la sola filiación corporal, sin ningún lazo

espiritual. No hay, pues, ningún motivo para vanagloriarse de haber tenido por

antepasados tales o cuales personajes ilustres. Con la reencarnación, antepasados y descendientes

pueden ser conocidos, haber vivido juntos, haberse amado y encontrarse

reunidos más tarde para estrechar sus lazos simpáticos.

 

22. Esto es en cuanto al pasado. En cuanto al porvenir, según uno de los dogmas

fundamentales que se desprende de la no reencarnación, la suerte de las almas está

irrevocablemente fijada después de una sola existencia; fijar definitivamente la suerte,

implica la cesación de todo progreso, porque si hay algún progreso, no hay suerte

definitiva, según vivieron bien o mal, van inmediatamente a la morada de los

bienaventurados o al infierno eterno; de este modo están "separados para siempre y sin

esperanza de unirse jamás", de tal modo, que padres, madres e hijos, maridos y mujeres;

hermanos, hermanas y amigos, nunca están ciertos de volverse a ver; esta es la rotura

más absoluta de los lazos de familia. Con la reencarnación y el progreso, que es su

consecuencia, todos los que se han amado se encuentran en la tierra y en el espacio, y

marchan juntos para llegar a Dios. Si hay algunos que tuercen el camino, retardan su adelanto y su

felicidad, pero no se ha perdido toda la esperanza; ayudados, animados y sostenidos por

los que les aman, saldrán un día del cenagal en donde se metieron. Con la reencarnación,

en fin, hay solidaridad perpetua entre los encarnados y desencarnados y de aquí viene

que se estrechan más los lazos de afecto.

 

23. En resumen, cuatro alternativas se presentan al hombre para su porvenir de

ultratumba; 1ª la nada, según la doctrina materialista; 2ª la absorción en el todo

universal, según la doctrina panteista; 3ª la individualidad con fijación definitiva de la

suerte; según la doctrina de la iglesia; y 4ª la individualidad con progresión indefinida,

según la doctrina espiritista. Según las dos primeras los lazos de familia se rompen

después de la muerte, y no queda ninguna esperanza de volver-se a encontrar; con la

tercera, pueden volverse a ver con tal que estén en un mismo centro, y este centro puede

ser el infierno o el paraíso; con la cuarta, o sea con la pluralidad de existencias, que es

inseparable del progreso gradual, hay certeza en la continuidad de relaciones entre los

que se han amado, y esto es lo que constituye la verdadera familia.

Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

1 comentario:

  1. Los lazos de familia no son destruidos por la reencarnación como creen ciertas personas; al contrario, se fortifican y estrechan: el principio opuesto es el que los destruye.

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