EN EL MOMENTO DE DORMIRSE


EN EL MOMENTO DE DORMIRSE

 
38. PREFACIO. El sueño es el descanso del

cuerpo, pero el Espíritu no tiene necesidad de este

descanso. Mientras los sentidos se adormecen, el alma

se desprende en parte de la materia y goza de sus

facultades de Espíritu. El sueño se le ha dado al hombre

para reparar las fuerzas orgánicas y las fuerzas morales.

Mientras el cuerpo recobra los elementos que ha

perdido por la actividad de la vigilia, el Espíritu va a

fortalecerse entre los otros Espíritus; con lo que se ve,

con lo que oye y con los consejos que le dan, adquiere

ideas, que vuelve a encontrar al despertar en estado de

intuición; es el regreso temporal del desterrado a su

verdadera patria; es el prisionero momentáneamente

liberado.

Pero suele suceder, como con el prisionero

perverso, que el Espíritu no siempre saca provecho de

este momento de libertad para su adelantamiento; si

tiene malos instintos, en vez de buscar la compañía de

los buenos Espíritus busca la de sus semejantes y va a

los lugares en donde puede dar libre curso a sus

inclinaciones.

El que esté penetrado de esta verdad, que eleve

su pensamiento en el momento en que quiera dormirse;

que recurra a los consejos de los buenos Espíritus y de

aquellos cuya memoria le es grata, a fin de que vengan

a reunirse con él en el corto intervalo que se le concede,

y al despertarse se sentirá más fuerte contra el mal y

tendrá más valor contra la adversidad.

 

39. ORACIÓN. Mi alma va a encontrarse por

un instante con los otros Espíritus. Que vengan los

buenos y me ayuden con sus consejos. Mi ángel de la

guarda, haced que al despertar conserve de ellos una

impresión saludable y duradera.
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. Mi ángel de la guarda, haced que al despertar conserve de ellos una impresión saludable y duradera.

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