EN UN PELIGRO INMINENTE
34. PREFACIO. En los peligros a que estamos
expuestos, Dios nos recuerda nuestra
debilidad y la
fragilidad de nuestra existencia. Nos
muestra que
nuestra vida está en sus manos y que pende
de un hilo
que puede romperse cuando menos lo
esperamos. En
cuanto a esto, no hay privilegio para
nadie, porque
tanto el grande como el pequeño están
sometidos a las
mismas alternativas.
Si se examinan la naturaleza y las
consecuencias
del peligro, se verá que muchas veces, si
se hubiesen
cumplido esas consecuencias, hubieran sido
castigo
de una falta cometida o de un deber
descuidado.
35. ORACIÓN. ¡Dios Todopoderoso, vos mi
ángel guardián, socorredme! Si debo
sucumbir, que se
haga la voluntad de Dios. Si me salvo, que
en el resto
de mi vida repare el mal que pude hacer y
del cual me
arrepiento.
Si se examinan la naturaleza y las consecuencias del peligro, se verá que muchas veces, si se hubiesen cumplido esas consecuencias, hubieran sido castigo de una falta cometida o de un deber descuidado.
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