Crisis Moral 2


Crisis Moral 2


 

Las nuevas concepciones del mundo y de la vida cuando penetran en el espíritu humano y se filtra poco a poco en todos los ambientes, el orden social, las instituciones y las costumbres lo sienten de inmediato.

Una sociedad sin esperanza, sin fe en el porvenir es como un hombre perdido en el desierto. Lo bueno es combatir la ignorancia y la superstición, es preciso reemplazarlas por creencia racionales. Para caminar con paso firme en la vida, para preservarse de los desfallecimientos y de las caídas, se necesita una fuerte convicción, una fe que eleve por encima del mundo material; se necesita ver la finalidad y tender directamente hacia ella. El arma más efectiva para esta lucha terrenal es tener una conciencia recta e iluminada.

Con la creencia en la nada, y de que con la muerte todo termina, es lógico que el ser solo procure el bienestar en la vida presente, solo mire el interés personal e ignore todo otro sentimiento. Si solo existe para el una existencia efímera, este se aprovecha de la vida presente, se dedica a los placeres y abandona los deberes y los sufrimientos… Esta es la postura materialista, y que está circulando en muchos hermanos a nuestro alrededor, produciendo estragos que se dejan sentir en una sociedad rica y muy desarrollada en el sentido del lujo y de los goces físicos.

Esto no debe desanimarnos, todo no está perdido. El alma humana tiene a veces sentimiento de su miseria, de la insuficiencia de la vida presente y de la necesidad del más allá. Vagamente, confusamente, cree, aspira a la justicia. Y el culto del recuerdo de los seres amados que están en la tumba, denotan un instinto incierto de la inmortalidad.

El hombre no es ateo, cree en la justicia inmanente, como cree en la libertad, ambas existen en las leyes terrenas y divinas. Este sentimiento, el más grande, el más hermoso, que se puede encontrar en el fondo del alma, ese sentimiento nos salvará. Bastará, para ello, que hagamos comprender a todos que esa noción grabada en nosotros es la ley misma del Universo, la que rige a todos los seres y a todos los mundos, y que por ella, el bien a de triunfar finalmente al mal y la vida ha de salir de la muerte.

El pueblo busca su realización al igual que aspira a la justicia, tanto en el terreno político como en el económico y en el principio de asociación. El poder popular ha comenzado a extender sobre el mundo una vasta red de asociaciones obreras, un agrupamiento socialista que abarca a todas las naciones, y que, bajo una única bandera, deja oír en todas partes las mismas llamadas, las mismas reivindicaciones. Es un espectáculo lleno de enseñanzas para el pensador, una obra plena de consecuencias para el porvenir.

Inspirada por las teorías materialistas y ateas, el alma se convertiría en un instrumento de destrucción, pues sus acciones se resolverían a través de la violencia, en revoluciones dolorosas. Contenida en los límites de la prudencia y de la moderación, puede hacer mucho por la felicidad de la humanidad.

La hora que atravesamos es de crisis y de renovación, el mundo está en fermentación; la corrupción aumenta, las sombras se extienden, el peligro es grande; pero no olvidemos que tras las sombras entrevemos la luz; tras el peligro vemos la salvación. Una sociedad no puede perecer. Es verdad que lleva en si elementos de descomposición, pero también lleva gérmenes de transformación y de reedificación. La descomposición anuncia la muerte, pero procede también al renacimiento. Puede ser también preludio de otra vida.

Para elevarse moralmente el hombre y detener esas dos corrientes de la superstición y el escepticismo que conducen a la esterilidad, es necesario que cree en si una concepción nueva del mundo y de la vida y apoyándose en el estudio de la naturaleza y de la conciencia; en la observación de los hechos, en los principios de la razón, fije la finalidad de la existencia y regularice su marcha hacia delante. Necesita una enseñanza de la que se deduzca un móvil de perfeccionamiento, una sanción moral y una certidumbre para el porvenir.

Esta concepción y esta enseñanza ya existen ya se vulgarizan todos los días. En medio de disputas y divagaciones de las escuelas, una voz se ha dejado oír: la de los Muertos. Desde el otro lado de la tumba, se han revelado más vivos que nunca; con sus instrucciones, ha caído el velo que ocultaba la vida futura. La enseñanza que nos han dado reconcilia todos los sistemas encontrados, y de las cenizas del pasado lacen brotar una llama nueva. En la filosofía de los Espíritus encontramos la doctrina oculta que abarca todas las edades. Esta doctrina las hace revivir; reúne los restos esparcidos y los adhiere unos a los otros con un poderoso cemento para reconstituir un monumento capaz de amparar a todos los pueblos y a todas las civilizaciones.

Esta doctrina puede transformar a pueblos y sociedades, llevando la claridad a todas partes donde existe la noche, haciendo que se funda con su calor todo el hielo y egoísmo de las almas, revelando a todos los hombres las leyes que les unen con los vínculos de una estrecha solidaridad. Gracias a ella, aprenderemos a obrar con una misma inteligencia y con un mismo corazón. Más conscientes de nuestra fuerza, avanzaremos con un paso más firme hacia nuestros destinos.

Que la paz y la luz, nos permita meditar en esta propuesta sublime que un día León Denis nos ofreció en su libro “Después de la Muerte” de cual he extraído el contenido de este trabajo para ayuda y esclarecimiento de los tiempos actuales.

Trabajo realizado el tres de septiembre de 2008, por Merchita miembro fundador del Centro Espirita Amor Fraterno de Alcázar de San Juan. (Ciudad Real)

1 comentario:

  1. Cuando nos decidimos a cambiar es cuando notamos la importancia que tienen para nuestra vida ¿podemos vivir sin muebles? Ciertamente podríamos pero que inhumano y que incómodo sería. Pues así sería nuestra vida sin valores o pensemos sino, en un mundo sin generosidad, sin armonía, sin lealtad... Otro problema que se nos puede plantear es el de la visibilidad. Que uno sepa, los valores no se ven, luego estamos hablando de cosas in visibles lo que no quiere decir que sean irreales. Qué decir, dado el caso, de la "elegancia", nosotros podemos apreciar la forma, el color, pero ninguno de nuestros sentidos: vista, oído, olfato... nos permite captar la elegancia, la captamos en la medida que contamos con una capacidad distinta de los sentidos que nos permite captar la elegancia y esta es precisamente la capacidad de valorar. Un aspecto también a tener en cuenta en lo referente a los valores es su polaridad. Los valores son polares al modo positivo-negativo. Todo valor tiene su correspondiente antivalor: justicia-injusticia, igualdad-desigualdad, utilidad-inutilidad, belleza-fealdad, agilidad-torpeza, salud-enfermedad... Por último destacar que hay valores y valores. Hay valores que humanizan, sin ellos nuestra humanidad se degrada, mientras que hay valores que son deseables. Así, es deseable que una persona sea simpática a que no lo sea, pero en cambio no es deseable que una persona sea hipócrita, porque la hipocresía no es una peculiaridad más del carácter, sino una característica que lo deshumaniza. Luego serán morales aquellos valores que nos humanizan, aquellos de los que no podemos prescindir si queremos seguir siendo humanos. En cambio hay otros valores que son simplemente deseables. El que todo el mundo sea hermoso es deseable pero nadie pierde cotas de humanidad porque no sea hermoso.

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