Crisis Moral 1


Crisis Moral 1


Los días actuales son de turbación y transición, la fe religiosa se entibia y las grandes líneas de la filosofía del porvenir son vislumbradas por muy pocos.

Es cierto que se han conseguido grandes progresos, la civilización moderna, prevista de grandes medios, ha transformado la faz de la Tierra, las distancias se han suprimido, y esto ha aproximado a los habitantes, todo se ha mejorado, los derechos han remplazado al privilegio y la libertad triunfa sobre el espíritu de rutina y el principio de la autoridad. Una gran batalla se mantiene entre el pasado, que no quiere morir y el porvenir, que se esfuerza por surgir en la vida. Todo esto hace que el mundo se agite y avance; grandes impulsos lo guían, en el recorrido camino, esto lleva al hombre a vislumbrar más maravillosas conquistas.

Los progresos materiales e intelectuales son de gran valía, en cambio el avance moral es nulo. Tanto es así, que parece que el mundo retrocede, la absorción del pensamiento humano, en la política, por las empresas industriales y financieras, etc., lo absorben, perjudicando sus intereses morales.

Es verdad que la civilización tiene aspectos magníficos, pero también presenta sombras. Ha mejorado en cierto modo las condiciones de la existencia, pero ha multiplicado las necesidades en su deseo por satisfacerlas; aguzando los apetitos y los deseos, ha fomentado el sensualismo y a aumentado la depravación. El amor, al placer, al lujo y a las riquezas se ha hecho cada vez más ardiente. Se quiere adquirir o se quiere poseer a toda costa.

La especulación vergonzosa es mantenida a plena luz. Proviniendo de ello el decaimiento de los caracteres y las conciencias, por ese culto fervoroso a la fortuna, ídolo cuyos altares han reemplazado a las divinidades derruidas.

La ciencia y la industria han centuplicado las riquezas de la humanidad; pero esas riquezas no se han aprovechado directamente más que a una reducida parte de sus miembros. La pobreza de los insignificantes sigue activa, y la fraternidad más que en los hechos se basa en discursos, en palabras que se las lleva el viento. El hambre existe aun, en las grandes ciudades, el trabajo de los obreros es aun un infierno.

Los vicios como la embriaguez, la prostitución, las drogas, el libertinaje, esparcen por todas partes sus venenos, empobrecen a las generaciones y agotan la fuente de la vida, en tanto que las hojas públicas siembran a porfía la injuria y la mentira y una literatura malsana excita los cerebros y debilita las almas.

Los suicidios en la actualidad se multiplican al estar el hombre falto de energías y de sentido moral se refugian en lo que creen es el fin, todo porque el hombre se ignora aun a si mismo. Sabe poco de las leyes del Universo y no sabe nada de las fuerzas que están en el. El conócete a ti mismo es ignorado, no se preocupa en saber de donde vino, hacia donde va, y para que está en este mundo.

Dos son las potencias que hacen caminar indeciso al hombre, por un lado las religiones, con su cortejo de errores y supersticiones, su espíritu de dominación y de intolerancia, pero también de consuelos, los cuales tiene origen en los débiles resplandores que han conservado de las verdades primordiales. Por otro lado la ciencia, que materialista en sus principios y en sus fines, con sus frías negaciones y su inclinación desmedida al individualismo, pero también con el prestigio de sus descubrimientos y de sus beneficios.

Estos dos campos, la religión sin pruebas y la ciencia sin ideal alguno, se desafían, se acercan y combaten sin poder vencerse, pues cada una de ellas responde a una necesidad imperiosa del hombre: la una habla a su corazón y la otra dirigiéndose a su espíritu y a su razón. Ambas están rodeadas de numerosas ruinas de numerosas esperanzas y de aspiraciones destruidas, y es así como los sentimientos generosos se debilitan y la división y el odio reemplazan a la benevolencia y a la concordia.

En esta confusión de ideas, la conciencia ha perdido su camino, velando lo justo y el bien. Es intolerable la situación moral de todos los desgraciados que se doblegan entre dos doctrinas que no ofrecen remedio a sus males, la nada y la otra un paraíso inaccesible o una eternidad de suplicios.

La familia, la enseñanza y la sociedad sienten esta confusión. La educación viril ha desaparecido, ni la ciencia ni la religión saben en la actualidad formar a las almas fuertes y bien armadas para las luchas de la vida.

Para solucionar esta crisis, es preciso que en todos se haga la luz, grandes y pequeños, ricos y pobres, hombres y mujeres y niños; es preciso que una nueva enseñanza popular venga a iluminar las almas acerca de su origen, de sus deberes y de su destino.

Solo las soluciones formuladas por enseñanza pueden servir de base a una educación viril y tornar a la humanidad verdaderamente fuerte y libre. Su importancia es capital, tanto para el individuo, como para la sociedad, cuyas instituciones y relaciones regularizaran.

Trabajo realizado el tres de septiembre de 2008, por Merchita miembro fundador del Centro Espirita Amor Fraterno de Alcázar de San Juan. (Ciudad Real)

1 comentario:

  1. La crisis moral y la falta de ética ya es problema de todos, nos atañe a la familia, comunidad y escuela es común ver y oír a mujeres, hombres, jóvenes y niños en las calles, tiendas, medios de transportes y nuestros alumnos en el aula, con vocabularios obscenos, conversaciones, canciones y gestos que van en contra de los principios morales y las buenas costumbres.

    En la actualidad es común escuchar de los alumnos y hasta de Representantes comentarios como estos:

    Ahora para los profesores todo es Valores.

    Ya el tema de los valores aburre.

    Y siguen con los valores.

    Desde Preescolar escuchando de los Valores.

    Para la mayoría, este es un tema de poca importancia, sin ningún conocimiento sobre lo que es ética, valores y dignidad humana, mucho menos la relación que existe entre los valores, familia, comunidad, escuela y las dificultades o problemas que alteran la sociedad a nivel mundial.

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