Existencia de Dios.


Existencia de Dios.

1 .—Siendo Dios la causa primera de todas las cosas, el punto de partida de todo, el fundamento cardinal sobre que descansa el edificio de la creacion , es tambien el asunto que debemos estudiar en primer lugar para entendernos.

Es un axioma elemental que se juzgue de la causa por sus efectos, aun cuando la causa no sea visible.

La ciencia va mas allá todavía ; calcula la potencia de la causa por la potencia del efecto y aun puede determinar la naturaleza de ella. Así es como la Astronomía, por ejemplo, conociendo las leyes que rigen al universo, ha supuesto la existencia de planetas en ciertas regiones del espacio: se han buscado, se han encontrado los planetas indicados de ese modo, y puede decirse que se han descubierto en realidad antes de haber sido vistos.

2. —En otro orden de hechos mas vulgar, quien se encuentra envuelto por una densa niebla, juzga que el Sol ha salido, por la claridad difusa que la penetra.

Si un ave que se mece en los aires es mortalmente herida, y por consecuencia cae como un cuerpo inerte, se supone que un hábil tirador á quien no se ha visto ni se vé, la ha asestado con su arma mortífera.

No siempre es necesario haber visto una cosa para saber que existe, y en todo, por la observacion de los efectos se llega al conocimiento de las causas.

3. —Otro principio tan elemental como el anterior, y que pasa por axioma en fuerza de ser evidente es, que todo efecto ordenado debe proceder de causa inteligente.

Si se pregunta quién es el inventor de tal ingenioso mecanismo, el arquitecto de tal monumento, el escultor de tal estátua o el pintor de tal cuadro, ¿qué se diria del que contestase que se habia hecho solo?

Cuando se ve una obra maestra de arte ó de industria, se dice que debe ser producto de un hombre de genio, porque solo una alta concepcion puede haber presidido á su confeccion. Se supone sin embargo, que un hombre lo ha hecho, porque se sabe que la cosa no es superior á la capacidad humana; pero á nadie ocurrirá el pensamiento de que pueda ser producto de la cabeza de un idiota ó de un ignorante, y aun menos, que sea el trabajo de un animal ó el producto de la casualidad.







Extraído del libro “EL GÉNESIS

LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec

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