Caracteres de la revelación espirita 32
61. —¿Cuál
es, entonces, la utilidad de estas manifestaciones ó si se quiere, de esta
revelacion, si los Espíritus no saben mas que nosotros, ó si no nos dicen todo
lo que saben? En primer lugar, como yá lo hemos indicado, se abstienen de
darnos lo que podemos adquirir por nos otros mismos con el estudio ó el
trabajo; y en segundo lugar, hay cosas que no les es permitido revelar
porque
nuestro grado de adelanto no lo consiente. Pero fuera de esto, las condiciones
de su nueva existencia, extienden el círculo de sus percepciones: vén lo que no
veian en la tierra. Libres de las trabas de la materia y de los cuidados de la
vida corporal, juzgan de las cosas bajo un punto de vista más elevado y por
consecuencia más juiciosamente: su perspicacia abraza un horizonte más extenso;
comprenden sus herrores, rectifican sus ideas y se purgan de las preocupaciones
humanas.
En esto
consiste la superioridad de los Espíritus en la humanidad corporal, y sus
consejos puedan ser, atendido su grado de adelanto, más juiciosos y desinteresados
que los de los encarnados. La posicion en que se hallan, les permite además
iniciarnos en las
cosas de la
vida futura que nosotros ignoramos, y que no podemos aprender por nosotros
mismos en la presente. Hasta ese dia el hombre no habia podido crear sino
hipótesis acerca de su porvenir; y hé aquí porque sus creencias en esta materia
estaban divididas
en sistemas
tan numerosos y tan opuestos, desde el nihilismo ó aniquilamiento, hasta las
fantásticas descripciones del paraiso y del infierno. Hoy son testigos presenciales,
los actores mismos de la vida de ultratumba, los que vienen á decirnos lo que
en eso hay,
lo cual solo
ellos podrán hacerlo. Esas manifestaciones han servido, pues, para darnos á
conocer el mundo invisible que nos rodea y que ni siquiera sospechábamos ; cuyo
conocimiento, por sí sólo, es de una importancia capital, aún suponiendo que
los Espíritus
no pudieran
enseñarnos otra cosa. ¿Quién, sise encontrára en un país desconocido,
despreciaría las señas que pudiera darle el campesino más humilde que al paso
encontrára? ¿Rehusaría preguntarle, siquiera acerca del estado del camino,
porque fuera un pobre labriego? En verdad que no habría que esperar de él
profundas
instrucciones; mas en su esfera y por ser lo que es, podría en ciertos puntos
guiaros mejor que un sábio muy distinguido que no conociera el país. Sacafíanse
de sus indicaciones consecuencias que quizás él mismo no podría sacar, sin que
por eso hubiese dejado de ser un medio muy útil para hacer ciertas
observaciones,
siquiera no hubiese servido sino para darnos á conocer las costumbres de los
habitantes del país. Lo mismo puede decirse de las relaciones de los Espíritus,
de los cuales el mas humilde, puede darnos muy útiles instrucciones.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
No hay comentarios:
Publicar un comentario