Existencia de Dios. (4-5)
4. —En todas
partes se reconoce la presencia del hombre por sus obras. Si se arriba á un
pais desconocido, aunque desierto, si se descubre el menor vestigio de obras
humanas, se deduce que está ó ha estado habitado por hombres. La existencia de
hombres anti diluvianos no se probaria solo por la presencia en los terrenos de
aquella época de fósiles humanos; sino tambien y con no menor certidumbre por
la de objetos trabajados por los hombres. Un fragmento de vaso, una piedra
tallada, un arma, un ladrillo bastarían para atestiguar su existencia. Por lo
grosero ó acabado del trabajo se reconocería el grado de inteligencia y
adelantamiento de los que lo habían hecho. Si, pues, se encontrase en un pais,
sólo habitado por salvajes, una estátua digna del cincel de Phídias, no se
vacilaría en decir que, siendo incapaces los salvages en producir tal maravilla
de arte, debia ser obra de una inteligencia superior á la de los salvages.
5. —Pues
bien, mirando cada cual en torno y sobre sí las obras de la naturaleza, al
observarla prevision, la sabiduría, la armonía que presiden á todo , se
reconoce que no hay ninguna que no sea superior almas alto alcance de la
inteligencia humana, puesto que el mayor genio conocido de la tierra seria
incapaz de producir una sola hoja de la yerba mas humilde.
Y puesto que la inteligencia
humana no puede producirlas, es forzoso que sean el producto de una
inteligencia superior á la del hombre. Esta armonía y esta sabiduría que se
estienden desde el grano de arena y el arador hasta los astros innumerables y
de tamaño inconmensurable que circulan en el espacio, hay que deducir que esta
inteligencia abraza lo infinito, á menos de decir que hay efectos sin causa.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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