Caracteres de la revelación espirita 30
57.—Una de
las cuestiones mas importantes entre las que se han propuesto al frente de este
capítulo es la siguiente: ¿cuál es la autoridad de la revelacion espirita,
puesto que emana de seres cuyos conocimientos son limitados y que no son
infalibles?
La objeccion
seria grave, si la revelacion no consistiera sino en la enseñanza de los
Espíritus ; si debiéramos tenerla de ellos exclusivamente, y aceptarla á ojos
cerrados. Mas no tiene valor alguno desde que el hombre aporta el concurso de
su inteligencia y de su juicio, y que los Espíritus se limitan á ponerle en el
camino de las deducciones que puede sacar de la observacion de los hechos. Las
manifestaciones, en sus innumerables variedades, son hechos: el hombre los
estudia y busca su ley: los Espíritus le auxilian en
este trabajo
y son Espíritus de todas clases, mas bien colaboradores que reveladores en el
sentido usual de la palabra: somete lo que dicen al crisol de la lógica y del
buen sentido , da cuyo modo beneficia los conocimientos especiales que los
Espíritus deben á su
posicion sin
abdicar el uso de su propia razon.
No siendo
los Espíritus otra cosa que las almas de los hombres, al comunicar con ellos no
nos salimos de la humanidad, circunstancia de sumo interés que nunca debe
perderse de vista. Los hombres de genio que han sido las lumbreras de la
humanidad, han salido del mundo de los Espíritus y á él han vuelto al dejar la
tierra. Puesto que los Espíritus pueden ponerse en comunicacion con los
hombres, esos mismos genios pueden darles instrucciones bajo la forma
espiritual, como lo hicieron bajo la forma corporal; pueden instruirnos despues
de su muerte como lo hicieron mientras vivian, no habiendo otra diferencia que
la de ser invisibles en lugar de ser visibles. A eso se reduce todo. Su ciencia
y su experiencia no deben ser menores, y si su palabra como hombres tenia
autoridad, no debe tenerla menos ahora por hallarse en el mundo de los
Espíritus.
58. —Pero no
son los Espíritus superiores los únicos que se comunican ; sinó que lo hacen
tambien los de todas las órdenes , y así debe ser para iniciarnos en el
verdadero carácter del mundo espiritual, mostrándonoslo bajo todas sus fases.
De este modo las
relaciones
del mundo visible é invisible son mas íntimas, y la conexidad entre ellos, mas
evidente; vemos así mas claramente á donde vamos y de donde venimos. Tal es el
objeto esencial de estas manifestaciones. Todos los Espíritus, pues , sea el
que quiera el
órden á que
pertenecen, nos enseñan algo; pero como son mas ó menos ilustrados, queda
reservado para nosotros el discernir lo que tienen de bueno ó de malo, y sacar
el provecho de que sea susceptible su enseñanza. Todos, por lo demás, pueden
enseñarnos ó revelarnos algo que ignoramos y que sin ellos no podríamos saber.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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