COMO CREAR A UN DELINCUENTE
Cuando se habla de delincuencia, muchos padres
sufren sólo de pensar en lo que este término representa. Algunos de nosotros pensamos y repensamos en
cómo puede una criatura juiciosa, amable durante la infancia volverse un
delincuente en la adolescencia y juventud. Nosotros no nos damos cuenta, pero
somos, en cuanto a educadores, los mayores responsables por la delincuencia que
existe en el mundo.
1. Comience, en la infancia, dándole todo
lo que su hijo quiera. Así, cuando crezca, creerá que el mundo tiene la
obligación de darle todo lo que desea. 2. Cuando él diga palabrotas, ríale la
gracia. Eso lo hará considerarse interesante. 3. Nunca le de orientaciones
religiosa. Espere hasta que él llegue a los 21 años, y “decida por sí mismo”.
4. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropas. Hágalo todo por
él, para que aprenda a echar sobre los otros toda la responsabilidad. 5.
Discuta con frecuencia, en presencia de él. Así, no quedará muy afectado cuando
el hogar se deshaga más tarde. 6. Dele todo el dinero que quiera. Nunca lo deje
ganar su propio dinero. ¿Por qué tendrá él que pasar por las mismas
dificultades por las que pasó usted? 7. Satisfaga todos sus deseos de comida,
bebida, confort (negar puede acarrear frustraciones perjudiciales). 8. Tome con
él partido contra vecinos y policías (todos tienen mala voluntad con su hijo).
9. Cuando se metiera en alguna dificultad seria, de esta disculpa: “nunca
conseguí dominarlo”.
Obre así, y prepárese para una vida de
disgustos. Es su destino merecido. ¿Usted sabía que es en la adolescencia que
el Espíritu retoma el bagaje de experiencias acumuladas a lo largo de su
caminata evolutiva? No es otro motivo por el cual muchos padres desconocen a
los hijos, que pasan a ser otra persona, dicen, cuando llegan a la
adolescencia. ¿Y usted sabía que hasta los siete años de edad la criatura es
más susceptible a las enseñanzas? Por esto debemos esmerarnos para darle una
educación efectiva y espiritual de forma que pueda suplantar las informaciones
equivocadas que, por ventura, traiga nuestro hijo de existencias
anteriores. Consideremos siempre que
nuestros hijos son Espíritus reencarnados. Amar, Educar es el remedio. Fuente: Momento Espírita
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