PARA ALGUIEN QUE ESTÉ EN AFLICCIÓN
42. PREFACIO. Si es del interés del afligido
que su prueba siga su curso, no se
abreviará por
nuestro pedido; pero sería impiedad el
desanimarse
porque la súplica no fue atendida; además,
en la falta
de la cesación de la prueba, se puede
esperar obtener
algún otro consuelo que atempere la
amargura. Lo que
es verdaderamente útil para el que sufre,
es el valor y la
resignación, sin lo cual lo que sufre es
sin provecho
para él, porque estará obligado a empezar
de nuevo la
prueba. Es, pues, con esta finalidad que
es preciso,
sobre todo, dirigir los esfuerzos, sea
llamando a los
buenos Espíritus en su ayuda, sea
aumentando uno
mismo la moral del afligido por medio de
consejos y
estímulos, sea, en fin, asistiéndole
materialmente si se
puede. La oración en este caso, puede
además, tener
un efecto directo, dirigiendo sobre la
persona una
corriente fluídica para fortalecer su
moral. (Cap. V,
números 5 y 27; cap. XXVII, números 6 y
10).
43. ORACIÓN. ¡Oh Dios!, cuya bondad es
infinita, dignaos aliviar la amargura de
la posición de
N..., si tal es vuestra voluntad.
Buenos Espíritus, en nombre de Dios
Todopoderoso, os suplico que le asistáis
en sus
aflicciones. Si en interés suyo, no pueden
ser evitadas,
hacedles comprender que son necesarias
para su
adelantamiento. Dadle la confianza en Dios
y en el
porvenir, y se le harán menos duras. Dadle
también la
fuerza para que no sucumba a la
desesperación; porque
perdería el fruto y haría que su posición
futura fuera
aún más penosa. Conducid mi pensamiento
hacia él y
que le
ayude a sostener su ánimo.
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