PARA UN NIÑO RECIÉN NACIDO
53. PREFACIO. Los Espíritus no llegan a la
perfección sino después de haber pasado
por las
pruebas de la vida corporal; los que están
errantes
esperan que Dios les permita volver a
tomar otra
existencia que debe proporcionarles un
medio de
adelantamiento, ya sea por la expiación de
sus faltas
pasadas por medio de las vicisitudes, a
las que se han
sometido, ya sea también cumpliendo una
misión útil a
la Humanidad. Su adelantamiento y su
felicidad futura
serán proporcionados a la manera como
habrán
empleado el tiempo que deben pasar en la
Tierra. El
encargo de guiar sus primeros pasos y
dirigirles hacia
el bien está confiado a sus padres, que
responderán,
ante Dios, por la manera como hayan
cumplido su
mandato. Fue para facilitarles esta
ejecución, que Dios
hizo del amor paternal y del amor filial
una ley de la
Naturaleza, ley que jamás es violada
impunemente.
54. ORACIÓN. (Para los padres). Espíritu que
estás encarnando en el cuerpo de nuestro
hijo,
bienvenido seas entre nosotros; Dios
Todopoderoso
que lo habéis enviado, bendito seáis.
Este es un depósito que nos ha sido
confiado,
del que debemos dar cuenta un día. Si
pertenece a la
nueva generación de Espíritus que debe
poblar la Tierra,
¡gracias, oh Dios, por este favor! Si es
un alma
imperfecta, nuestro deber es ayudarla a
progresar en el
camino del bien, por nuestros consejos y
buenos
ejemplos; si cayere en el mal por nuestra
causa,
responderemos de ello ante vos, porque no
habremos
cumplido nuestra misión respecto a él.
Señor, sostenednos en nuestro trabajo y
dadnos
fuerza y voluntad para cumplirlo. Si este
niño debe ser
objeto de nuestras pruebas, ¡que se cumpla
vuestra
voluntad!
Buenos Espíritus que habéis venido a
presidir
su nacimiento y debéis acompañarle durante
su vida,
no lo abandonéis. Alejad de él a los
Espíritus imperfectos
que pudieran inducirle al mal; dadle
fuerza para resistir
a sus sugestiones y el valor para sufrir
con paciencia y
resignación
las pruebas que le esperan en la Tierra.
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