La verdadera libertad


La verdadera libertad


Que la Paz de Jesús sea con todos los presentes: la ley de afinidad y de atracción Cristiana me ha concedido hoy, hermanos míos, compartid con vosotros estas palabras. El Espiritismo en su triple concepto, ciencia, filosofía y religión, enaltece sobre la Tierra ¡la verdad!, y la verdad hace del Espiritismo una Doctrina de libertad, “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libre, dijo Jesús de Nazareth.”

Pero esta libertad para que sea ennoblecedora y bella, verdadera y razonada, debe y tiene que llevar el sello legítimo de la primitiva esclavitud Cristiana; una expresión parece contradecir a la otra pero no es así, porque solo existe un camino, solo existe una verdad, y la Vida Eterna es una realidad que basa sus leyes en el cumplimiento o no de la Caridad Cristiana.

El materialismo, ese opresor aberrante de la conciencia humana, ha sido sepultado bajo el pavimento sublimado de la Divinidad de Cristo. Caminos de Amor y llenos de solidaridad se abren en todos los continentes, países, ciudades, barrios y hogares verdaderamente Cristianos por la Fe razonada que propone “el consolador prometido”, “el Espiritismo Cristiano Humanitario, codificado por Allan Kardec.” Penetrando en el sentido íntimo del entrañable codificador Lyonés, vemos su elevada intuición llevando la tercera revelación por las claridades augustas de la voluntad de Dios, desde el primer instante que recibe el legado y forma la cátedra en la nueva era “el Espíritu de Verdad.”

La voluntad suprema dicta sobre la Tierra que todo Espíritu encarnado o liberto en el espacio que rodee la corteza terrestre, guía y modelo la figura excelsa de Jesús y Su Cristiana Doctrina; y es allí y solo allí donde alcanzamos la libertad que hoy nos une en Fraternidad y Amor. Más no tengáis dudas que en la comunión íntima con el incomprendido de los milenios, el Iluminado del Mundo Mayor y Magnetizador Sublime de nuestras Vidas, es que tiene fundamento la idea de volvernos a cada instante de la existencia “en esclavos defensores y felices de la libertad.”

Vosotros me habéis evocado y heme aquí entre mis hermanos Espíritas de la Tierra y la erraticidad, muy feliz por la propagación disciplinada de nuestra Doctrina de Amor. Mientrasvosotros seáis abnegados luchadores en la causa común; mientras el Centro Espírita enseñe la cátedra de Espíritu de Verdad; mientras la fidelidad a Dios, Jesús y Kardec no se pierdan en los oscuros abismos del personalismo y la vanidad tenebrosa, mi ser consciente y humildísimo estará presente en vuestras reuniones. Me despido en esta hora recordándoles los mandamientos de Nuestro Mentor de lo Alto ¡Espíritas amaos, he aquí el primer mandamiento; instruíos he aquí el segundo!

Y retirándoles la visión que os he dado en la instrucción de esta noche, enaltezcan la libertad que os da el conocimiento de la verdad mediante el estudio de la Doctrina Espírita y esclavicen vuestras existencias en defender esta misma libertad consagrándose a vivir en comunión íntima con su verdadero precursor ¡el Cristo de Dios! ¡Esta es la verdadera libertad!

Hasta pronto: vuestro hermano de la luz, Miguel Vives y Vives.

Espíritu Miguel Vives y Vives.

1 comentario:

  1. Libertad es saberse en sus circunstancias, lo que equivale a actuar tras conocer el mundo, y el mundo del hombre es la sociedad. Una capacidad de hacer la propia voluntad regulada por la inteligencia, sucediendo en un medio social determinado. En otras palabras: capacidad de ser hombre o de llegar a serlo; el deseo y la fortaleza (atributos platónicos de la Justicia) y la templanza, sujetándose para que la libertad no devenga en tiranía. Si se prefiere, disponer de los medios personales y sociales para ejercer el albedrío.

    Libertad es actuar en justicia: por eso suelo decir siempre que donde hay justicia no hace falta pedir libertad: viene de regalo. Pero más prefiero una vieja definición que satisface a muchos: libertad es el derecho de cada hombre a saber todo lo que le concierne. Ya vemos, pues, si somos libres, si nos dejan serlo y si la Libertad no es asunto de memoria, entendimiento y voluntad. El olvido en cambio, tan propiciado por la acumulación de informaciones o por el «pasar página» es más contrario a ella que la esclavitud.

    Por supuesto, por este camino, encontraríamos nuevas y mejores definiciones de la libertad, que no es, porque no puede serlo, individual, porque sucede en un ambiente, en una circunstancia que todos compartimos. Sólo la Patria Libre podrá tener hombres libres.

    Y, por supuesto, sin Justicia ni Libertad, no hay honor. Si hay gente que no tiene honor, es que no tiene libertad.

    Por Arturo Robsy (Risco de la Nava).

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