ACTO DE SUMISIÓN Y RESIGNACIÓN 3


ACTO DE SUMISIÓN Y RESIGNACIÓN  3

 

33.  Elevé mi mirada hacia ti, oh Eterno, y

me sentí fortalecido. Tú eres mi fuerza, no me

abandones, ¡oh Dios! ¡Estoy abatido bajo el peso de

mis iniquidades! Ayúdame; ¡Tú conoces la debilidad

de mi carne y no apartas tus miradas de mí!

Estoy devorado por una sed ardiente; haz que

brote un manantial de agua viva, y quedará aquélla

apagada. Que no se abra mi boca sino para cantar tus

alabanzas y no para murmurar en las aflicciones de mi

vida. Soy débil, Señor, pero tu amor me sostendrá.

¡Oh Eterno! ¡Sólo tú eres grande, sólo tú eres el

fin y el objetivo de mi vida! Si me hieres, que por ello tu

nombre sea bendito, porque tú eres el Señor y yo el

servidor infiel; doblaré mi frente sin quejarme, porque

tú eres grande, sólo tú eres la meta.
 
 
 

1 comentario:

  1. Que no se abra mi boca sino para cantar tus alabanzas y no para murmurar en las aflicciones de mi vida.

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