EL ESPIRITISMO EN NUESTRA HISTORIA


EL ESPIRITISMO EN NUESTRA HISTORIA

El universo intelectual en Puerto Rico estaba altamente ligado a la estructura política. La propagación de ideas y el desarrollo de una comunidad intelectual, siempre estuvo altamente restringido por nuestra subordinación colonial al gobierno español. Aún más, ideas que pudieran suscitar un reto al establecimiento y sus representantes: el estado y la iglesia católica. En un tiempo la doctrina espiritista se convirtió en un asunto peligroso contra el “status quo”.

Los primeros centros espiritistas en Puerto Rico se desarrollaron en la ciudad de Mayaguez al principio de los años 1870. En aquellos días la práctica de esta nueva filosofía era apenas permitida por los oficiales del gobierno. Muy cercano al tiempo de la insurrección en Lares (1868) cualquier reunión poco usual y de naturaleza no revelada, no era bienvenida por los representantes del estado. Los locales utilizados para las reuniones (usualmente el hogar de uno de los miembros) era vigilado por la guardia civil.

En el 1888, la aplicación de la Ley de Asociación bajó el tono de la oposición del gobierno local a las prácticas de la doctrina espiritista. Esta breve atmósfera de tolerancia facilitó el surgimiento visible de otros centros espiritistas: El Centro Unión en Mayaguez (1888); La Caridad en San Juan (1888); Centro Espiritista en Lares (1893); La Unión en Barceloneta (1893); Sociedad Espiritista en Aguadilla (1897), entre otros. Reconocidos y respetables individuos en sus comunidades dirigían los centros. Considerando el carácter de la doctrina espírita, se entiende la atracción que ejerció sobre los intelectuales durante las últimas décadas del siglo 19. La combinación de filosofía y ciencia, fe y experimentación, al principio, y luego sus puntos de vista filosóficos, fueron atractivos para las clases educadas. Para los primeros seguidores, Espiritismo era un símbolo de modernidad. Para la clase media que se levantaba, de abogados, medicos, maestros, dentistas, hombres de negocios, propietarios, el Espiritismo ofrecía una organización social, educativa, con énfasis en la ciencia.

Los postulados filosóficos también eran transferibles al dominio social. La visión espiritista fué usada para criticar lo que estos intelectuales vieron como símbolos retrógrados sociales y políticos: la falta de separación de la iglesia y el estado, la explotación de las clases obreras, la práctica de la pena de muerte, etc. En las últimas décadas del dominio español sobre la isla, los seguidores de la doctrina espiritista usaron sus principios morales para promover el triunfo de la ciencia sobre la superstición, de la razón sobre la fe ciega, y la armonía sobre los conflictos sociales. Pero estos principios, expresados dentro de un contexto político, se convirtieron en armas de oposición al sistema establecido.

No sorprende entonces que en el 1897, el gobernador Sabas Marín González, diera instrucciones a todos los alcaldes de las ciudades a utilizar todos los medios necesarios para cerrar todos los centros espiritistas. Al año siguiente, Sabas Marín se encontró desempleado cuando Puerto Rico fué transferido a los Estados Unidos como parte de los acuerdos de la Guerra Hispano Americana.

Con la ocupación de los Estados Unidos en el 1898 vino la separación del estado y la iglesia. La iglesia católica perdió gran parte de su fuerza económica y política. La nueva situación abrió una ventana de oportunidad a los seguidores del Espiritismo. Durante las primeras dos décadas del siglo 20, aparecieron centros espiritistas en los pueblos más importantes. Tenían sus propias revistas, periódicos y bibliotecas. A fines del siglo anterior, habían once centros espiritistas en la isla. Para el 1920 habían ciento cincuenta (150).

Como resultado de la propagación de la doctrina, se organizó una Federación Espiritista en el 1903. Su primera convención fué celebrada en Mayagüez con la participación de los delegados de veintiseis centros. De ahí en adelante las convenciones se celebraron anualmente. Una rápida mirada sobre algunas resoluciones tomadas durante las reuniones anuales, demuestran que el movimiento mantuvo la orientación social que le hizo tan ideológicamente avanzado y peligroso para el estado en el siglo anterior. En su reunión del 1905 la Federación estableció un programa para sus miembros: cada centro debe establecer una escuela nocturna para enseñar a leer y escribir a cualquier persona que lo solicitara; cada centro debía tener una biblioteca con los principales escritos espiritistas y otros temas filosóficos; cada centro trataría de establecer un hospital local para proveer asistencia libre de costo a niños pobres, ancianos e impedidos. En su sexta reunión en el 1908, algunas de las resoluciones adoptadas tenían un profundo carácter social: oposición a la práctica de la pena de muerte; el promover la creación de bibliotecas públicas y cooperativas de hogares; el establecimiento de día de trabajo de ocho horas, entre otros.

Definitivamente, las posturas sociales adoptadas por el movimiento y los principios morales que lo sostienen, fueron muy atractivos para un sector grande y frecuentemente olvidado: personas de origen social humilde y las mujeres. Es evidente en los registros de la Federación la participación significativa de ambos grupos. Las mujeres encontraron en el Espiritismo un espacio social e intelectual que le había sido negado por el estado oficial. Esta postura de igualdad entre las distintas clases sociales y géneros, practicada dentro de la doctrina espiritista, surge del punto de vista filosófico de que todos somos iguales en espíritu. Para el 1907 el 25% de los delegados a la convención anual de la Federación eran mujeres.

En ese sentido, los centros espiritistas se convirtieron en verdaderos calderos de fundición social. Estaban adelantados a su tiempo (y adelantados a las instituciones oficiales) en promover programas sociales que impactaran las comunidades circundantes; armonía entre clases; educación; posturas ideológicas avanzadas; y la creación de un espacio donde los grupos sociales olvidados (los pobres y las mujeres) podían participar activamente en la vida social de sus comunidades. La Gran Logia Espiritual Número 1 engloba este complejo y rico proceso social.

Tomado de; http://www.casadelasalmas.org/index_02-13-2014_026.htm

 

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  1. En el 1888, la aplicación de la Ley de Asociación bajó el tono de la oposición del gobierno local a las prácticas de la doctrina espiritista. Esta breve atmósfera de tolerancia facilitó el surgimiento visible de otros centros espiritistas: El Centro Unión en Mayaguez (1888); La Caridad en San Juan (1888); Centro Espiritista en Lares (1893); La Unión en Barceloneta (1893); Sociedad Espiritista en Aguadilla (1897), entre otros. Reconocidos y respetables individuos en sus comunidades dirigían los centros. Considerando el carácter de la doctrina espírita, se entiende la atracción que ejerció sobre los intelectuales durante las últimas décadas del siglo 19. La combinación de filosofía y ciencia, fe y experimentación, al principio, y luego sus puntos de vista filosóficos, fueron atractivos para las clases educadas. Para los primeros seguidores, Espiritismo era un símbolo de modernidad. Para la clase media que se levantaba, de abogados, medicos, maestros, dentistas, hombres de negocios, propietarios, el Espiritismo ofrecía una organización social, educativa, con énfasis en la ciencia.

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