“Teniendo sustento y abrigo, estemos contentos…”


“Teniendo sustento y abrigo, estemos contentos…”

Luego de llamar la atención a Timoteo, respecto a los peligros que genera

la riqueza, y resaltar el que de este mundo “cosa alguna nos podremos llevar”,

desarrolla, el Apóstol de los Gentiles, para su joven discípulo un sistema de

vida capaz de prepararlo convenientemente, para el Reino de los Cielos.

Por esto, exhórtalo, con humildad al decirle: “Así que, teniendo sustento y

abrigo, estemos contentos con esto.”

La inmensa mayoría de los hombres vive inquietamente, luchando por

acumular bienes materiales, atesorándolos ávidamente; porfiando por aumentar

patrimonios terrestres, sin la imprescindible conversión a favor del progreso

general y, pugnando por capitalizar recursos, en la triste y engañosa ilusión de

que la paz espiritual está condicionada a los tesoros perecibles.

El mundo está repleto de criaturas que no duermen bien, avasalladas por

terribles inquietudes.

Conservan las mentes puestas en los registros de las cajas contables, que

balancean sus abultados negocios y fabulosas transacciones.

Ganar y guardar, tal es el programa de esas personas…

Son realmente almas equivocadas que merecen piedad.

Endurecidas en el egoísmo y la avaricia, confinan en la billetera y el

cofre, en la cuenta bancaria y en el lucro, las propias aspiraciones.

Sueñan con la multimillonaria posesión de bienes transitorios, que las

polillas consumen y los ladrones roban, indiferentes a que sus almas eternas

permanezcan mendigas de los tesoros de la Inmortalidad.

Para tales compañeros, las noches son mal dormidas, las madrugadas

excesivamente penosas y, cada nuevo día, un motivo de inquietud íntima.

Los valores monetarios, traducidos por los talones de las chequeras y por

las resonantes monedas, bailan en su imaginaciones sobreexcitadas, en la

profundidad de la noche, ejecutando en los compases de una extraña

orquestación, la obsesiva danza de los millones.

Buscan una felicidad que realmente no existe.

Una despreocupación que nunca llega.

La legítima felicidad, (la felicidad indestructible), no es hija de la riqueza,

sino de la paz de conciencia.

La quietud interior y la tranquilidad no son hijas de la fortuna, aunque la

fortuna cristianamente elaborada y aplicada fraternalmente, sea siempre un

instrumento de alegría y prosperidad.

La alegría y la prosperidad no solo son para los que poseen fortuna, sino

también para los hogares en donde hay carencia de pan y de ropa.

La riqueza, escondida en los cofres de algunos, significa falta de trabajo

para muchos.

Sin duda, dentro del clima utilitarista en que vive y respira el hombre

común, no se puede exigir que el consejo de Pablo, encuentre resonancia, en

los días actuales.

En cuanto el hombre espiritual se siente feliz, teniendo “sustento y

vestidura”, adquiridos con el trabajo digno, el hombre material muestra la

expresión fisonómica en una mezcla de sarcasmo y desprecio, ante la

exhortación del Apóstol.

El hombre que no está realizando, por lo menos, el esfuerzo por

desprenderse del mundo, no puede comprender esta sobriedad, este recato, esta

moderación en el poseer.

Todo su ser, milenariamente viciado en el egoísmo enfermizo, vibra y

ansía, trabaja y lucha por un objetivo, exclusivo y avasallante que se podría

denominar como “meta de la desesperanza”: acumular en la Tierra los tesoros

que de la Tierra no podrán ser llevados.

Sin embargo, a la manera de agua generosa que se precipita,

persistentemente sobre el granito, indiferente a su dureza e insensibilidad, la

palabra renovadora de Jesús y de sus Apóstoles, debe continuar proyectando

sobre la piedra del corazón humano, inclinándolo con el tiempo, al

entendimiento superior.

El hombre espiritual, precursor de la Humanidad del futuro, para sentirse

feliz, desea simplemente tener el “sustento y la vestidura”, la salud y el trabajo.

El hombre material, según las reglas modernas, se juzga feliz cuando ve el

arca saturada, la cuenta bancaria subiendo y el patrimonio económico

financiero creciendo.

En cualquier circunstancia, sin embargo, en el tiempo y en el espacio,

permanece la recomendación de Pablo a Timoteo: Teniendo sustento y con que

vestirnos, estemos contentos”, obligándonos a luchar en la Tierra, sin sacar los

ojos del Cielo.

 

MARTINS PERALVA

2 comentarios:

  1. 1 Timoteo 6:8-11Reina-Valera 1960 (RVR1960)

    8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

    9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;

    10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

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  2. El contentamiento con lo que se tiene:

    Estar contentos con lo que se tiene, implica aceptar y vivir tranquilos con lo que se ha logrado en la vida hasta este momento. Hebreos 13:5

    El hecho de que no se ha logrado las metas que se han fijado no implica que estemos tristes, preocupados, angustiados por nuestra vida actual. Contentos implica estar satisfechos, tranquilos, en paz con lo que tenemos en nuestras vidas actualmente. Implica agradecimiento a Dios por lo que se tiene sea poco o mucho.
    Por el hecho de que tengamos alimento y abrigo ya deberíamos estar satisfechos. Si a esto le agregamos un techo donde dormir, un empleo o negocio o una pensión que nos permite sostenernos más contentos deberíamos estar.

    Cuando aprendemos a observar y valorar lo que tenemos en nuestras vidas empezamos a entender lo dichosos que somos, lo bendecidos que somos. Proverbios 15:15

    El cristiano que está conforme con su vida actual, vive contento, agradecido por la vida que Dios le ha dado y le está dando. Proverbios 14:14

    La persona que no está contenta con su vida, es porque no ha entendido lo que Dios ofrece. A veces pensamos que las riquezas es la felicidad, pero no es así. El corazón de la persona no contenta con su vida no está en Dios, sino en su vida, en sus metas, en el mundo. Mateo 6:19-21

    http://solocristianosenvenezuela.blogspot.com/2014/10/asi-que-teniendo-sustento-y-abrigo.html

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