Caracteres de la revelación espirita 13
29. —Pero quién es osado á poner la mano en las
Escrituras sagradas con ánimo de interpretarlas? ¿Quién tiene ese derecho?
¿Quién posee las luces necesarias para ello, sino los teólogos?
Quién ha de ser el osado?... En primer lugar la
ciencia que no tiene necesidad del permiso de nadie para dar á conocer las
leyes de la naturaleza, y salta á piés juntos por encima de los errores y de
las preocupaciones. —Quién tiene ese derecho?—En este siglo de
emancipacion intelectual y de libertad de
conciencia, el derecho de exámen pertenece á todo el mundo, y las Escrituras no
son ya el arca santa á que nadie se atrevia á tocar sin exponerse á ser
consumido por el fuego del cielo. En cuanto á las luces necesarias, sin negar
la competencia á los teólogos, por ilustrados que
fuesen los de la edad media, y mucho menos á los
Padres de la Iglesia, no lo eran ni lo son bastante aun para condenar como
heregía el movimiento de la tierra y la creencia en los antípodas. Y sin volver
ia vista tan atrás, los de nuestros dias ¿no han anatematizado la demostracion
de los períodos de la formacion de
la tierra? Los hombres no han podido explicar las
Escrituras sino con el auxilio de lo que sabian , de las nociones falsas é
incompletas que tenian acerca de las leyes de la naturaleza reveladas
posteriormente por la ciencia. Por esto los teólogos mas ilustres han podido
equivocarse de muy buena fé acerca del sentido de ciertas palabras y de ciertos
hechos del Evangelio. Queriendo
encontrar á toda costa la confirmacion de un
pensamiento preconcebido , giraban siempre en el mismo círculo sin dejar su
punto de vista, de modo que no veian desde él sino lo que querían ver; y siendo
tan sabios teólogos como eran, no podían comprender las causas dependientes de
leyes que no conocían.
¿Pero quién será el juez competente entre las
diversas, y á veces contradictorias interpretaciones, dadas fuera de la
Teología? El porvenir, la lógica y el buen sentido, los hombres cada vez mas
ilustrados á medida que nuevos hechos y nuevas leyes vengan á revelarse, sabrán
dar lo que corresponde á los extravíos de la
imaginacion y á la realidad. La ciencia hace
conocer ciertas leyes; el Espiritismo hace conocer otras: unas y otras son
indispensables para la inteligencia de los textos sagrados de todas las
religiones, desde Confucio y Buda hasta el cristianismo. En cuanto á la
Teología, no le es permitido en buena ley alegar por vía de excepcion y causa
de incompetencia, las contradicciones de la ciencia, no estando ella misma
conforme siempre consigo.
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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