¿Qué nos indican los fenómenos Paranormales?
La
principal deducción que se obtiene de la realidad de todos estos fenómenos, es
la existencia de otra dimensión diferente de la nuestra , como Seres humanos,
así como de la existencia y continuidad del mismo en esa otra dimensión, en
donde sigue existiendo el Ser humano tras su muerte. Por todos estos fenómenos
podemos deducir que después de nuestra muerte, seguimos existiendo o algo de
nosotros sigue existiendo de forma diferente a como existimos ahora, y esto es
precisamente lo que desde siempre han intuido los pueblos, con sus brujos,
chamánes, y profetas que trataban de demostrarlo mediante sus mediaciones y
sortilegios.
Esta
fenomenología nos lleva a comprender que somos algo mas que materia; conocemos
que ella queda en la sepultura y se disgrega al paso del tiempo, pero no así la
energía mental que tenemos, la fuerza de voluntad, la inteligencia, la mente,
los sentimientos, la voluntad que obraban en ella, el espíritu en definitiva.
También
vienen a ser una llamada de atención para que el hombre piense y razone sobre
el por qué y el para qué de los mismos, y comprenda que tras esta vida terrenal
que siempre es efímera por larga que parezca, detrás hay una forma de vida
diferente en otra dimensión o forma existencial, que llamamos dimensión
espiritual o planos espirituales .
Por
último solo me queda añadir que los fenómenos paranormales no son un “invento
moderno”, pues estos siempre existieron como algo normal y cotidiano entre los
primeros núcleos humanos, y más tarde fueron tenidos como milagros por las
religiones, simplemente a causa del desconocimiento de las leyes físicas o
naturales de otra índole que intervenían en ellos. Este es por ejemplo el caso
de las apariciones de fallecidos, de dioses o demonios, los fenómenos de
Polstergeist, etc.. Por si mismos, estos fenómenos evidencian que los Seres
humanos somos mucho más que un cuerpo de carne y huesos que se mueve y deambula
sin mucho sentido en su camino por este mundo, ignorando el sentido existencial
de nuestras vidas, a pesar de que nos vanagloriamos de nuestra superior
inteligencia.
José
Luis Martín