PARÁBOLA DEL SIERVO TRABAJADOR


PARÁBOLA DEL SIERVO TRABAJADOR





“Los Apóstoles le dijeron al Señor: Acrecienta nuestra fe. Y el Señor dijo: Si tuvierais una fe tan grande como un grano de mostaza y dijerais a este sicómoro: Arráncate y trasládate al mar, él os obedecería. ¿Quién de vosotros, que tenga un criado arando o pastoreando, le dice cuando llega del campo: Pronto, ven y siéntate a la mesa? Más bien le dirá: Prepárame de cenar, y ponte a servirme hasta que yo coma y beba. Después comerás y beberás tú. ¿Tendría que estar agradecido al criado porque hizo lo que se le había ordenado? Así también vosotros, cuando hayáis hecho lo que se os haya ordenado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.”



(Lucas, XVII, 7-10).





Era costumbre, antiguamente, valerse de los siervos que trabajaban en la labranza o guardaban ganado: al llegar, a la tarde, preparaban la cena para su amo, servían la mesa, y, después, cenaban. Aquellos que así no lo hiciesen estarían dejando de cumplir su deber, y el que así procedía, no hacía más que cumplir su obligación, porque para tal menester fue contratado y recibía su salario. No se jactaba de proceder así, visto el previo ajuste que hubiera entre él y el patrón. Jesús que se aprovechaba siempre de lo que ocurría cotidianamente, para dar buenas lecciones a aquellos que debían ser, más tarde, sus apóstoles, al pedir estos al Señor que les aumentase la fe, después de exaltar las virtudes de la fe y el poder que la misma mantiene, les propuso la llamada Parábola del Siervo Trabajador. El Maestro quiso hacer ver a sus discípulos que la fe es el salario de los buenos obreros, y para que ese salario sea aumentado, es necesario que los obreros cumplan primeramente sus deberes, pero sin jactancia, con humildad, como quien se considera pagado con las gracias recibidas para desempeñar su tarea. (*) La labranza es el símbolo de la Religión, que debe ser cultivada por todos; el ganado constituye o representa “esos todos”, es decir, los que se quieren instruir en la Religión, los pastores de ganado; el dueño de la labranza o del ganado es Jesús que vino a traernos ese alimento de Vida Eterna. La fe, como ya dijimos, no es una cosa abstracta, como no es abstracta la simiente de mostaza. Así como esta es una cosa sustancial, también la fe contiene tan poderosos elementos que los que la poseen llegan a realizar maravillas, como “arrancar sicómoros y arrojarlos al mar.” La simiente de mostaza, cuando está seca, es estéril, no da espigas, no sirve para condimento, no se presta como medicamento, en fin, no tiene valor ninguno. La fe que se encuentra en estas condiciones tampoco tiene ningún valor. Y ¿qué diremos de la fe cuando ni siquiera aparenta la simiente seca de la mostaza? Se añade otra circunstancia que observamos en la parábola: los apóstoles no creían en esa fe que se recibe de golpe, como la determinan las Iglesias; creían que ella es susceptible de aumento, tanto que pidieron a Jesús: “Señor, auméntanos la fe.” Y el Señor no los desengañó de esa creencia, antes les alimentó la esperanza, estimulándolos al trabajo y a la perseverancia, al cumplimiento del deber, que es el medio por el cual alcanzarían tal desiderátum.  El Espiritismo, que es el Consolador prometido por Jesús para recordar a los hombres todo lo que Él dijo, explica, en espíritu y verdad, su palabrea y trae, a todos, el complemento de las Enseñanzas Cristianas, que no podían ser dadas en aquella época, debido al atraso intelectual de entonces. El Espiritismo viene a cumplir su misión, ofreciendo a los hombres la explicación su cinta de la Religión en sus modalidades científica y filosófica.





(*) Es propio del siervo verdaderamente útil el realizar su tarea con buena voluntad y alegría; él no solo realiza lo que le mandaron realizar, sino que da siempre un poco más; el siervo inútil, no: hace exclusivamente lo que le pidieron que hiciese, y, cuando le es posible, hasta un poco menos, alegrándose de pensamiento de que “engañó” a su amo. La satisfacción del trabajo bien hecho y dadivoso caracteriza al Espíritu Superior.

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