De la Naturaleza divina. (18-19)
18. —En resumen, Dios no puede
ser Dios, sinó á condicion de no ser aventajado en nada por ningún otro sér;
porque el sér que fuera superior á Dios en cualquiera cosa que fuese, aunque no
montase el grueso de un cabello, ese seria el verdadero Dios. Por eso es
preciso que sea infinito en todo.
Así es como, comprobada la
existencia de Dios por sus obras, se llega por simple induccion lógica á de
terminar los atributos que le caracterizan.
19. —Dios es pues, la soberana y
suprema inteligencia: único, eterno, inmutable, inmaterial, omnipotente,
soberanamente justo y bueno, é infinito en todas sus perfecciones, y no puede
ser otra cosa. Tal es el fundamento sobre que descansa el edificio universal:
es el faro cuyos rayos 'se estienden por el universo entero, y el único que
puede guiar al
hombre en la investigacion de la
verdad. Siguiéndole, nunca se extraviará, y si tantas veces se ha extraviado,
es por no haber seguido el camino que le estaba indicado.
Este es tambien el criterio
infalible de todas las doctrinas filosóficas y religiosas. El hombre tiene para
juzgarlas una medida rigurosamente exacta en los atributos de Dios; y puede decirse
con certidumbre que toda teoría, todo principio, todo dogma, toda creencia,
toda práctica que esté en contradiccion con uno sólo de esos atributos, que
tendiera no ya á anularlos, más á disminuirlos, es un error, está fuera de la
verdad.
En filosofía, en psicología, en
moral, en religion, sólo es verdad la que no se aparta un ápice de las
cualidades esenciales de la divinidad. La religion perfecta seria aquella cuyos
artículos de fé estuvieran de todo punto en consonancia con esas cualidades;
cuyos dogmas pudieran sufrir las pruebas de esa confrontacion sin menoscabo
alguno.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
No hay comentarios:
Publicar un comentario