obra dogmática de la iglesia


Tema¦ obra dogmática de la iglesia



Anotaciones

Reunión # 36

  • los dogmas son un conjunto fundamental de creencias que definen determinada religión, y la distinguen de otras religiones. Por tanto, los dogmas no son ideas sujetas al cambio ni consenso.
  • Dogma; Punto principal de una religión, doctrina o un sistema de pensamiento que se tiene por cierto y seguro y no puede ponerse en duda.

·         Desde el siglo III, afirmaban que los dogmas impuestos por la Iglesia, como un desafío a la razón, no eran más que un oscurecimiento del pensamiento de Cristo.

·         Dios no puede condenar a las almas a suplicios eternos, después de una vida única, y sí debe proporciona los medios de elevarse mediante existencias laboriosas y pruebas aceptadas con resignación y soportadas con coraje.

·         el misterio de la Trinidad, un solo Dios en tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu-Santo.

o   La noción de la Trinidad, cogida en una leyenda hindú que era la expresión de un símbolo, vino a oscurecer y desnaturalizar esa gran idea de Dios.

o   La inteligencia humana podía elevarse a esa concepción del Ser eterno, que abarca el Universo y da la vida a todas las criaturas: no puede a sí misma explicarse como tres personas se unen para constituir un solo Dios.

o   Le permitía hacer de Jesucristo un Dios.

§  oponiendo así un desmentido al mismo Cristo, que decía y repetía: "mi Padre es mayor que yo".





Los apóstoles, a su vez, no veían en Jesús sino un misionero, un enviado del Cielo, un Espíritu, sin duda superior por sus luces y virtudes, más humano. Su actitud para con él, su lenguaje, lo prueban claramente.









Iris de la Rosa Vélez

23 enero de 2017

Jeremías y los falsos profetas


Jeremías y los falsos profetas



11. Esto dice el Señor de los ejércitos: no queráis oír las palabras de los profetas que os profetizan y os engañan: "hablan visión de su corazón", no de la boca del Señor: - Dicen a aquellos que me blasfeman: El Señor dijo: paz tendréis; y a todo el que anda en la perversidad de su corazón, dijeron: No os vendrá mal. - ¿Mas quién asistió al consejo del Señor, que vió y oyó lo que dijo? "Yo no enviaba estos profetas, y ellos corrían; no les hablaba y ellos profetizaban". - He oído lo que dijeron los profetas que en mi nombre profetizan mentira y dicen: He soñado, he soñado. - ¿Hasta cuándo será esto en el corazón de los profetas, que vaticinan mentira, y que profetizan engaños de su corazón? - Pues si te preguntare este pueblo, o un profeta, o un sacerdote diciendo: ¿Cuál es la carga del Señor? Les dirás: Vosotros sois la carga y yo os arrojaré, dice el Señor. (Jeremías, capítulo XXIII, v. 16, 17, 18, 21, 25, 26 y 33). Voy a hablaros sobre este pasaje del profeta Jeremías, amigos míos. Dios, hablando por su boca, dijo: "Hablan visión de su corazón". Estas palabras indican claramente que ya en aquella época los charlatanes y los exaltados abusaban del don de profecía y lo explotaban. Abusaban, por consiguiente, de la fe sencilla y casi ciega del pueblo, "profetizando por el dinero" las cosas buenas y agradables. Esta especie de engaño era bastante general entre la nación Judía y es fácil comprender que el pobre pueblo, en su ignorancia, estaba en la imposibilidad de distinguir los buenos de los malos, y era siempre más o menos engañado por los que se daban el nombre de profetas, que sólo eran impostores o fanáticos. ¿Hay nada más significativo que estas palabras: "Yo no enviaba estos profetas y ellos profetizaban"? Más adelante dijo: "He oído lo que dijeron los profetas, que en mi nombre profetizan mentira y dicen: He soñado, he soñado"; indica de este modo uno de los medios empleados para explotar la confianza que se tenía en ellos. La multitud, siempre crédula, no pensaba averiguar la veracidad de sus sueños o de sus visiones; encontraba esto muy natural e invitaba siempre a estos profetas a que hablasen. Después de las palabras del profeta, escuchad los sabios consejos del apóstol San Juan, cuando dijo: "No creáis a todo espíritu, mas probad si los espíritus son de Dios"; porque entre los invisibles los hay también que se complacen en embaucar cuando tienen ocasión de hacerlo, si bien los más burlados son los médiums cuando no toman bastantes precauciones. Este es, sin duda, uno de los grandes escollos contra los cuales se estrellan algunos, sobre todo cuando son novicios en el Espiritismo. Para ellos es una prueba de la que no pueden triunfar sino con grande prudencia. Aprended, pues, a distinguir los malos de los buenos espíritus, para que vosotros mismos no vengáis a ser falsos profetas. (Luoz, espíritu protector. Carlsruhe, 1861).



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

CONSULTA CORRECTA


CONSULTA CORRECTA

  André Luiz



El libro de los Espíritus Pregunta 143

Prevéngase contra las explicaciones extrañas acerca de la Doctrina Espírita.

!

Estudie más. La ignorancia ciega.

Lea con provecho. La atención ayuda.

Escoja la fuente. La impureza envenena.

Use el discernimiento. La razón orienta.

Oiga el buen sentido La fantasía confunde.

Seleccione las lecturas. El origen es muy importante.

Aplique el raciocinio. La prisa embrolla.

Rechace lo extravagante. La verdad es sencilla.

!

Al buscar esclarecimientos con respecto a Espiritismo, haga la consulta correcta, respetando la Codificación Kardeciana, para que usted se libre de la información equivocada y su conocimiento doctrinario sea legítimo.

(Página psicografiada por Antonio Baduy Filho, en el Culto del Evangelio del Sanatorio Espírita José Dias Machado, en la mañana del día 30/05/2004, en Ituiutaba,  Minas Gerais, Brasil)







PARÁBOLA DEL SIERVO DESPIADADO


PARÁBOLA DEL SIERVO DESPIADADO





“Entonces Pedro, se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. El Reino de Dios es semejante a un rey que quiso arreglar sus cuentas con sus empleados. Al comenzar a tomarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. No teniendo con qué pagar, el señor mandó que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que le fuera pagada la deuda. El empleado se echó a sus pies y le suplicó: Dame un plazo y te lo pagaré todo. El señor se compadeció de él, lo soltó y le perdonó la deuda. El empleado, al salir, se encontró con uno de sus compañeros que le debía un poco de dinero, lo agarró por el cuello y le dijo: ¡Paga lo que me debes! El compañero se echó a sus pies y le suplicó: ¡Dame un plazo y te pagaré! Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara la deuda. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se disgustaron mucho y fueron a contar a su señor todo lo que había pasado. Entonces su señor lo llamó y le dijo: Malvado, te he perdonado toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, como yo me compadecí de ti? Y el señor, irritado, lo entregó a los verdugos, hasta que pagase toda la deuda.  Así hará mi Padre Celestial con vosotros si cada uno de vosotros no perdona de corazón a su hermano.”



(Mateo, XVIII, 21-35).





En el capítulo VI del Sermón de la Montaña, según Mateo, versículos del 1 al 15, Jesús enseñó a sus discípulos y a la multitud que se agrupaba para oír sus enseñanzas, la manera de cómo se debía orar; y aprovechó la enseñanza para resumir un excelente e interesante coloquio con Dios, la súplica que al Poderoso Señor debemos dirigir diariamente. El Maestro renegaba de los largos e interminables rezos que los escribas y fariseos de su tiempo proferían, de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Diciendo a los que lo oían que no hicieran eso, sino que, cerraran la puerta de su cuarto, y dirigieran, en secreto, la súplica al Señor. La fórmula que les dio para orar encierra, al mismo tiempo, pedidos y compromisos que tendrían que asumir los suplicantes, y de los cuales se destaca el que constituye objeto de enseñanzas que se hallan contenidas en la Parábola del Siervo Despiadado: “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.” Del cumplimiento o no de esta obligación, depende la concesión de nuestro requerimiento. Además, en ese deber se resume toda confesión, comunión, extremaunción, etc.  Aquél que confiesa, comulga, recibe la unción, pero no perdona a sus deudores, no será perdonado; mientras que, el que perdona será inmediatamente perdonado, independientemente de las demás prácticas recomendadas por la Iglesia de Roma, o cualquier otra Iglesia, como medio de salvación. También sucede que el perdón, conforme Cristo enseñó a Pedro, debe ser perpetuo, y no concedido una, ni dos, ni siete veces. De ahí viene la Parábola explicativa de la concesión que debemos hacer a nuestro prójimo, para poder recibir de Dios el cambio en la misma moneda. Vemos que el primer siervo que llegó fue justamente el que más debía: 10.000 talentos. Una suma fabulosa en aquél tiempo, para un trabajador, no sólo en aquél tiempo, sino también hoy, pues valiendo cada talento Cr$ 1.890, 00 en moneda brasileña, 10.000 alcanzaba la respetable suma de Cr$ 18.900.000,00 (dieciocho millones novecientos mil cruceiros). Si algún siervo, que sólo tuviese mujer, hijos y algunos haberes debiese esa importante cantidad al Vaticano, después de entregado al brazo fuerte sería irremisiblemente condenado a las penas eternas del infierno. Jesús escogió esa gran cantidad para impresionar mejor a sus oyentes sobre la bondad de Dios y la naturaleza de la doctrina que, en nombre del Señor, estaba transmitiendo a todos. Ningún otro deudor fue recordado en la Parábola, porque sólo el primero era bastante para que se completase toda la lección.

Pues bien, ese deudor, viéndose amenazado de ser vendido con él su mujer e hijos, sin liberarse del pago, pidió moratoria, valiéndose de la benevolencia del rey; este, lleno de compasión, le perdonó la deuda, es decir, suspendió las órdenes que  había dado para que todo cuanto poseía, mujer, hijos y el mismo siervo, fuese vendido para pagar, ya que él se proponía abonar la deuda a plazos. Mas, continua la parábola, aquél deudor, que había recibido el perdón, cuando salió encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, es decir, Cr$... 31,50 de nuestra moneda, una verdadera bagatela que para él, hombre deudor de aproximadamente 19 millones de cruceiros, nada representaba; y exigió del deudor, violentamente, su dinero. Al ver aquella escena, sus compañeros, que habían presenciado todo lo que pasaba, se indignaron y fueron a contarle al rey lo sucedido. De ahí la nueva resolución del señor: entregó al siervo malvado a los verdugos, a fin de que realizase trabajos forzados, hasta que le pagase todo lo que le debía. Esta última condición es también interesante: paga la deuda, el deudor recibe el finiquito; lo que quiere decir: sublata causa, tolitur effectus.  La deuda debe forzosamente constar de un cierto número de guarismos; restados estos por otros tantos semejantes, el resultado ha de ser cero. Quien debe 2 y paga 2, salda la deuda; quien debe dieciocho millones novecientos mil cruceiros y paga dieciocho millones novecientos mil cruceiros, no puede continuar pagando deuda. Eso está más claro que el agua cristalina. Jesús termina la Parábola afirmando: “Así hará mi Padre Celestial con vosotros si cada uno de vosotros no perdona de corazón a su hermano”.  Sin duda, le es tan difícil a un pecador pagar dieciocho millones novecientos mil pecados, como a un trabajador pagar dieciocho millones novecientos mil cruceiros. Pero, tanto uno como el otro tiene la Eternidad ante sí; lo que no se puede hacer en una

existencia, se hará en dos, en veinte, en cincuenta, se hará en la Otra Vida, en la que el Espíritu no está inactivo. Todo eso está de acuerdo con la bondad de Dios, aliada a su justicia; lo que no puede ser es pagar el individuo eternamente y continuar pagando, después de haber pagado. La ley del perdón es inflexible, reina en el Cielo tal como la prescribió en la Tierra el Maestro Nazareno, cuyo Espíritu, ajeno a los principios sacerdotales, a los dogmas y misterios de las Iglesias, debe ser oído, respetado, amado y servido.

Los falsos profetas de la erraticidad 2


Los falsos profetas de la erraticidad 2



Rechazad decididamente a todos esos espíritus que se presentan como consejeros exclusivos predicando la división y el aislamiento. Casi siempre son espíritus vanidosos y medianos, que procuran imponerse a los hombres débiles y crédulos prodigándoles alabanzas exageradas, a fin de fascinarles y ponerles bajo su dominio. Generalmente, éstos más bien son espíritus hambrientos de poder que, siendo déspotas públicos o privados cuando vivían, quieren tener aún víctimas para tiranizar después de su muerte. En general, "desconfiad de las comunicaciones que tienen un carácter de misticismo y extrañeza, o que prescriben ceremonias o actos extravagantes; en este caso hay siempre un motivo legítimo de sospecha. Por otra parte, debéis creer también que cuando debe revelarse una verdad a la humanidad, se comunica, por decirlo así, instantáneamente a todos los grupos formales que poseen buenos médiums, y no a uno solo con exclusión de los demás. Nadie es médium perfecto si está obsesado; y hay obsesión manifiesta cuando un médium sólo es apto para recibir las comunicaciones de un espíritu especial, por alto que quiera ponerse él mismo. En consecuencia, todo médium, todo grupo que se creyera privilegiado por las cornunicaciones que sólo ellos pueden recibir, y que, por otra parte, están sujetos a prácticas que rayan en superstición, están indudablemente bajo el peso de una obsesión de las más caracterizadas, sobre todo cuando el espíritu dominador usa nombre que todos, espíritus y encarnados, debemos honrar y respetar, y no dejar que se tomen en boca a cada instante. Es incontestable que sometiendo al crisol de la razón y de la lógica todos los datos y todas las comunicaciones de los espíritus, será fácil rechazar el absurdo y el error. Un médium puede estar fascinado, un grupo engañado; pero la comprobación severa de los otros grupos, mas la ciencia adquirida y la elevada autoridad moral de los jefes de los grupos, mas las comunicaciones de los principales médiums, que reciben un sello de lógica y de autenticidad de nuestros mejores médiunis, harán rápidamente justicia a esos dictados mentirosos y astutos, dimanados de una turba de espíritus engañadores y malos. (Etasto, discípulo de San Pablo. París, 1862). Nota.  Uno de los caracteres distintivos de estos espíritus que quieren imponerse y hacer aceptar sus ideas extravagantes y sistemáticas, es el pretender, aun siendo ellos solos en su opinión, tener razón contra todo el mundo. Su táctica es evitar la discusión, y cuando se ven combatidos victoriosamente por las armas irresistibles de la lógica, rehusan desdeñosamente responder y prescriben a sus médiums el que se alejen de los centros en que no son acogidas sus ideas. Este aislamiento es lo más fatal para los médiums; parece que sufren sin contrapeso el yugo de estos espíritus obsesores que les conducen, como ciegos, y los llevan a menudo por caminos perniciosos.



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

La Mediumnidad natural


La Mediumnidad natural

La mediumnidad no se presenta de igual forma en todos los casos, varía según los condicionantes y circunstancias que presenta el espíritu encarnado. Hay personas que manifiestan cualidades mediúmnicas desde su infancia, las cuales se van desarrollando paulatinamente sin sobresaltos. Hay otros casos en que irrumpe violentamente, causando trastornos y molestias posteriormente. Hay quienes solo sufren pequeños mareos o molestias sin importancia mayor. El tiempo de desarrollo de una mediumnidad también varía en cada caso. Hay quienes sin apercibirse de ello llega un momento en que conocen que tienen una mediumnidad dispuesta para ejercerla y por contra, quienes la tienen en vía de desarrollo largo tiempo y no llega la hora en que concluye este desarrollo para poder ejercerla. Todos estos casos tienen una explicación clara y concreta que podemos definir. Existen tres grandes grupos bien diferenciados dentro de la mediumnidad, que son los siguientes:

• Mediumnidad natural.

• Mediumnidad de prueba o voluntaria. (Capítulo 10)

• Mediumnidad impuesta. (Capítulo 11) Cada una de ellas puede presentar síntomas y características distintos.

La mediumnidad natural viene por sí sola. No presenta ningún síntoma brusco o violento. La persona no sufre molestias ni ningún otro tipo de trastorno, debido a que es una facultad que este espíritu ya trae consigo como fruto de la evolución que ha conseguido. En muchos casos, estas personas ya de niños comienzan a tener los primeros indicios de dicha mediumnidad, que ya trae desarrollada como parte integrante de sus características psíquicas y espirituales. No obstante, el protector que viene acompañándole mantendrá cerrada hasta el momento justo dicha mediumnidad, a la cual le dará paso en el momento en que deba comenzar su labor, será entonces cuando comience a trabajar con ella sin necesidad de más preparación anterior.

Cabe mencionar también las características que definen a las personas que vienen con este tipo de facultades, pues reúnen una serie de cualidades morales notorias. Son personas que manifiestan una espiritualidad muy por encima de lo normal en nuestra humanidad. En su comportamiento se destacan principalmente por su humildad, sencillez, altruismo y por la gran capacidad de trabajo que desempeñan. No alardean de sus facultades, sino todo lo contrario, prefieren pasar desapercibidos, son capaces de incentivar en muchísimas personas las inquietudes espirituales, orientarlas e impulsarlas hacia grandes realizaciones, creando grandes movimientos espiritualistas de vanguardia.

Son en su mayoría personas que tienen un conocimiento directo e intuitivo de muchas materias, que vienen además amparadas por hermanos protectores de gran elevación, sin embargo, no desechan el estudio, sino que gustan de instruirse para una mayor claridad y preparación en pro de realizar su labor lo mejor posible. Devoción hacia su misión son quizás las palabras que mejor definen las características de este tipo de facultades. Esta misión la reciben con agrado pues siempre se hallan en perfectas condiciones morales y materiales y, por tanto, libres de impedimentos y entorpecimientos para llevar a cabo su labor. Como es lógico pensar Jesús, Buda y tantos otros personajes de la historia, unos más conocidos y otros menos, poseían este tipo de facultades naturales, por ello realizaron la obra y los prodigios que todos conocemos y que las grandes multitudes no acertaban a comprender en toda su amplitud. De aquí se deriva que este tipo de personas vengan a realizar misiones especiales, más en beneficio de la humanidad que en el suyo propio.

Encarnan voluntariamente para ayudar a los demás, son vidas de sacrificio que, como antorchas de luz nos iluminan el camino a seguir con sus ejemplos, sus enseñanzas y con la forma en que ponen en práctica sus facultades espirituales, que son siempre un canal limpio y claro para realizar el contacto con el plano espiritual. Otra de las características de este tipo de facultades lo constituye el hecho de que en torno a ellas encarna un gran número de personas que traen también una misión espiritual a cumplir, y pidieron encarnar cerca del amparo de una facultad natural para servirse de ella como apoyo y ayuda. De este modo estas personas logran encaminarse adecuadamente y salvar los obstáculos que lejos de la ayuda de una facultad natural les sería más difícil de sortear. Como podemos observar las facultades naturales son distintas de los otros dos grandes grupos, como ya hemos visto con anterioridad. La ayuda que prestan es invalorable tanto por sus facultades que ponen al servicio de los demás, como por la guía que representan para todos aquellos que vamos en busca de la luz y muchas veces no sabemos donde asirnos.

Extraído del libro "La Mediumnidad concepto básicos"

Los falsos profetas de la erraticidad


Los falsos profetas de la erraticidad



10. Los falsos profetas no están solos entre los encarnados; están también, en mucho mayor número, entre los espíritus orgullosos que, bajo apariencias de amor y de caridad, siembran la desunión y retrasan la obra emancipadora de la humanidad emitiendo a diestro y a siniestro sus sistemas absurdos que hacen aceptar por los médiums; y para mejor fascinar a aquellos que quieren engañar y para dar más peso a sus teorías, se apropian sin escrúpulo nombres que sólo con respeto pronuncian los hombres. Ellos son los que siembran los principios de antagonismos en los grupos, que les inducen a aislarse los unos de los otros y a mirarse con mal ojo. Esto basta para descubrirlos, porque obrando de este modo ellos mismos dan el más formal mentís a lo que pretenden ser. Los hombres, pues, que caen en un lazo tan grosero, son ciegos. Pero hay otros medios de conocerles. Los Espíritus del orden al cual dicen pertenecer deben ser no sólo muy buenos, si que también eminentemente lógicos y racionales. ¡Pues bien! Pasad sus sistemas por el tamiz de la razón y del buen sentido, y veréis lo que quedará de ellos. Convenid, pues, conmigo, que todas las veces que un espíritu indica como remedio a los males de la humanidad o como medios de llegar a su transformación cosas utópicas e impracticables, medidas pueriles y ridículas, cuando formula un sistema que se contradice con las más vulgares nociones de la ciencia, no puede ser sino un espíritu ignorante y mentiroso. Por otra parte, creed bien que si la verdad no es siempre apreciada por los individuos, lo es por el buen sentido de las masas, y esto es también un criterio. Si dos principios se contradicen, tendréis el peso de su valor intrínseco buscando al que tenga más eco y simpatía: "sería ilógico", en efecto, "admitir que una doctrina que viese disminuir el número de sus partidarios, fuese más verdadera que la que los viese aumentar" Dios, queriendo que la verdad llegue para todos, no la concreta a un círculo estrecho y limitado; la hace brotar de diferentes puntos con el fin de que por todas partes la luz esté al lado de las tinieblas.





Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

Hablemos de Jesucristo


Tema¦ Hablemos de Jesucristo



Anotaciones

Reunión # 35



·         Los primeros cristianos se comunicaban con los Espíritus de los muertos y de ellos recibían enseñanzas.

·         Sus discípulos de Jesús lo vieron, asombrados, conversar un día en Tabor con Elías y Moisés

·         En los momentos críticos, cuando una cuestión lo embaraza, como en el caso de la mujer adúltera, él evoca a las almas superiores y con el dedo traza en la arena la respuesta a dar

·         Jesús había escogido discípulos, no entre hombres instruidos, y sí entre sensitivos y videntes, dotados de facultades mediúnicas.







·         Jesús aparece y desaparece instantáneamente.

o   Entra en una casa con las puertas cerradas.

o   En Emaús conversa con dos de sus discípulos que no lo reconocen, y desaparece repentinamente.

o   Está en  pose de ese cuerpo fluidico, etéreo, que hay en todos nosotros; cuerpo sutil que es el envoltorio inseparable de toda alma y que un alto Espíritu como el suyo sabe dirigir, modificar, condensar, tornar menos denso a voluntad Y a tal punto lo condensa, que se torna visible y tangible a los asistentes.





·         Jesús, según la Iglesia, habría resucitado con su cuerpo carnal. Eso es contrario al primitivo texto del Evangelio, Apariciones repentinas, con mudanzas de forma, que se producen en lugares cerrados, no pueden ser sino manifestaciones espiritas, fluídicas y naturales.

·         Jesús resucitó, como resucitaremos todos, cuando nuestro espíritu abandone la prisión de la carne.

·         Según Pablo, el cuerpo de Cristo es incorruptible; no tiene carne ni sangre.

·         Es probable que el don de lenguas, conferido a los apóstoles, ofreciese analogías con el fenómeno que, bajo el nombre de xenoglosía, actualmente conocemos.

·         Es preciso ponernos en guardia contra las tendencias de los judíos y de los cristianos en el sentido de atribuir a Dios y a sus ángeles fenómenos producidos por los Espíritus de los muertos, y a cuyo respecto competía a nuestra época hacer la luz, restableciéndolos en su verdadera categoría.



·         "El hombre es colocado en la tierra con un cuerpo animal, y resucitará con un cuerpo espiritual; del mismo modo que hay un cuerpo animal, hay un cuerpo espiritual, “ (1 Corintios, XV, 44),

 





·         La Iglesia, por el órgano de los concilios, entendió deber condenar las prácticas espiritas, cuando, de democrática y popular que era en su origen, se tornó despótica y autoritaria. Quiso ser la única a poseer el privilegio de las comunicaciones ocultas y el derecho de interpretarlas. Todos los legos, probado que mantenían relaciones con los muertos, fueran perseguidos como hechiceros y quemados.



Iris de la Rosa Vélez

16 enero de 2017

Caracteres del verdadero profeta


Caracteres del verdadero profeta



9. "Desconfiad de los falsos profetas". Esta recomendación es útil en todos tiempos, pero, sobre todo, en los momentos de transición en que, como en éste, se elabora una transformación de la humanidad, porque entonces una multitud de ambiciosos y de intrigantes se convierten en reformadores y en mesías. Contra estos impostores debe irse con mucho cuidado, y es deber de todo hombre honrado el descubrirlos. Sin duda que vosotros preguntaréis cómo podéis reconocerlos; yo os daré las señales. No se confía el mando de un ejército sino a un general hábil y capaz de dirigirlo; ¿creéis, pues, que Dios es menos prudente que los hombres? Estad ciertos de que El no confía las misiones importantes sino a los que son capaces de llenarlas, porque las grandes misiones son cargas muy pesadas que aniquilan al hombre demasiado débil para llevarlas. Como en todas las cosas el maestro debe saber más que el discípulo; para hacer avanzar a la humanidad moral e intelectualmente son necesarios hombres superiores en inteligencia y en moralidad; por eso son siempre espíritus muy adelantados, que han hecho ya sus pruebas en otras existencias, los que se encarnan con este objeto, porque si no son superiores el centro en el que deben obrar, su acción será nula. Sentado esto, deducid que el verdadero misionero de Dios debe justificar su mision por su superioridad, por sus virtudes, por su grandeza, por el resultado y la influencia moralizadora de sus obras. Sacad también la consecuencia de que si por su carácter, por sus virtudes, por su inteligencia, está fuera del papel que quiere representar, o del personaje cuyo nombre tome, es sólo un histrión de baja esfera, que ni siquiera sabe copiar su modelo. Otra consideración es necesaria, y es que la mayor parte de los verdaderos misioneros de Dios, lo ignoran; cumplen aquello para lo que han sido llamados por la fuerza de su genio, secundado por el poder oculto que les inspira, y les dirige sin saberlo, pero sin designio premeditado. En una palabra: "los verdaderos profetas se revelan por sus actos; por ellos se les conoce; mientras que los falsos profetas se llaman a si mismos enviados de Dios"; el primero es humilde y modesto; el segundo es orgulloso y lleno de sí mismo, habla con altanería, y como todos los mentirosos, siempre teme no ser creído. Se han visto de estos impostores querer pasar por apóstoles de Cristo, otros por el mismo Cristo, y, lo más vergonzoso para la humanidad, es que hayan encontrado gentes bastante crédulas para dar fe a semejantes torpezas. Sin embargo, una consideración bien sencilla debería abrir los ojos del más ciego, y es que si Cristo se volviese a encarnar en la tierra, vendría con todo su poder y todas sus virtudes, a menos de admitir, lo que sería un absurdo, que hubiese degenerado; pues lo mismo que si quitáseis a Dios uno sólo de sus atributos no tendríais Dios; si quitaseis una sola de las virtudes de Cristo, no tendríais ya Cristo. Los que quieren pasar por Cristo, ¿poseen, acaso, todas sus virtudes? Esta es la cuestión; mirad, escudriñad sus pensamientos y sus actos, y reconoceréis que sobre todo les faltan las cualidades instintivas de Cristo: la humildad y la caridad, mientras que tienen lo que El no tenía: la ambición y el orgullo. Notad, además, que hay en este momento y en diferentes países, muchos pretendidos Cristos, como hay muchos pretendidos Elías, San Juan o San Pedro, y que necesariamente no pueden ser todos verdaderos. Tened por cierto que éstas son gentes que explotan la credulidad y encuentran cómodo el vivir a expensas de aquellos que les escuchan. No os fiéis, pues, de los falsos profetas, sobre todo en un tiempo de renovación, porque muchos impostores se llamarán enviados de Dios; se procuran una vana satisfacción en la tierra, pero una terrible justicia les espera; podéis tenerlo por seguro. (Erasto. París, 1862).



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

¡No, al Personalismo Espirita!


¡No, al Personalismo Espirita!

Hermano José

Siempre que sea posible, di ¡ no!, al personalismo espírita, a fin de que no te transformes en instrumento de distorsión de los propios principios que abrazas, en la reviviscencia del Evangelio.

Valoriza, mas valoriza con sinceridad, el esfuerzo de todo hermano, que se empeñe en la Causa que nos es común.

No desprecies la buena voluntad del más humilde trabajador que, con frecuencia, tal como te acontece, puede estar equivocándose movido por el deseo de ser útil al ideal de propagar la verdad entre los hombres.

Por mayor que sea tu vivencia en el campo de la Doctrina, no te juzgues infalible en las opiniones que emites en torno de este o de aquel postulado de naturaleza doctrinaria.

Huye de considerarte exento de flaquear ante las tentaciones del mal, que no perdonan a nadie, con base en las imperfecciones morales que todos traemos de anteriores existencias.

No busques pretextos para esquivarte en las tareas más simples, que supones deban ser desempeñadas por hermanos, que no se encuentren investidos de tus responsabilidades dentro del Movimiento.

Ten cuidado de sólo hablar de lo mucho que ya consideras saber, ocupando la tribuna con elocuencia o escribiendo páginas brillantes, olvidándote del ejemplo que debes dar en testimonio de la Fe en la que pretendes hacerte apóstol.

Recurre, con frecuencia, a la oración, valiéndote de los instantes de recogimiento con que ella te favorece, para una mayor toma de conciencia en cuanto a la necesidad de renovarte íntimamente, sin que nadie tome la iniciativa de hacer un sumario de tus errores.

Ejerce la facultad mediúmnica de la que eres portador, como quien se desdobla en el sentido de valorizar la oportunidad que la Vida le concede de reajustarse ante la Ley, y no como quien se encuentra, en la Tierra, investido de elevada misión que el Mundo Superior le confirió.

Sirve sin reclamar y no esperes otra recompensa diferente del privilegio de continuar sirviendo, en la condición del último entre los últimos siervos del Señor, que, Él, nos invita a ceñirnos con una toalla y lavar los pies de los compañeros que, a nuestro lado, perseveran en la larga jornada.

(Página recibida por el médium Carlos A. Baccelli, en reunión del Lar Espírita “Pedro y Pablo”, en la mañana del día 08/08/2004, En Uberaba, Minas Gerais, Brasil)



PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA


PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA






“¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve e irá a buscar la extraviada? Y si la encuentra, os aseguro que se alegrará por ella más que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. De la misma manera, vuestro Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de esos pequeñuelos.”



(Mateo, XVIII, 12-14 – Lucas, XV, 3-7). 





Esta fabulosa parábola parece ser la solemne protesta de la mala interpretación que los sacerdotes han dado a la palabra de Cristo. No hace mucho, nos escribió un padre romano diciéndonos ser una estupidez negar las penas eternas del Infierno, cuando en los Evangelios encontramos, por lo menos, quince veces la confirmación de esa eternidad; y concluye que ella no es una enseñanza de la Iglesia, sino enseñanza del propio Evangelio. Jesús preveía ciertamente que sus enseñanzas y pensamiento íntimo serían desnaturalizados por los hombres constituidos en asociaciones religiosas, y quiso, en cierta forma, dejar bien patente a los ojos de todos que Él no podía ser Representante de un Dios que, proclamando el amor y la necesidad indispensable del perdón para la remisión de los pecados, impusiese, a los hijos por Él creados, castigos indefinibles y eternos.  La parábola muestra muy claramente que las almas extraviadas no quedarán perdidas en el laberinto de las pasiones, ni en los abismos donde abundan los abrojos. Como la oveja extraviada, ellas serán buscadas, aunque sea preciso dejar de cuidar a aquellas que alcanzaron ya una altura considerable, aunque las noventa y nueve ovejas queden estacionadas en un lugar del monte, los encargados del rebaño saldrán al campo en busca de la que se perdió.

El Padre no quiere la muerte del impío; no quiere la condenación del malo, del ingrato, del injusto, sino su regeneración, su salvación, su vida y su felicidad.  Aunque sea necesario, para la regeneración del Espíritu, nacer él en la Tierra sin una mano o sin un pie, entrar en la vida manco o lisiado; aunque le sea preciso renacer en el mundo ciego, por causa de los “tropiezos”, por causa de los “escándalos”, su salvación es tan cierta como la de la oveja que se había perdido y es recordada en la parábola, porque todos esos pobres que arrastran el peso del dolor, sus guías y protectores los asisten para conducirlos al puerto seguro de la eterna bonanza. Lector amigo: cuando os hablen los sacerdotes del Infierno eterno, preguntadles qué relación tiene la Parábola de la Oveja Perdida con ese dogma monstruoso, que desnaturaliza e inutiliza todos los atributos divinos. 

Los falsos profetas


Los falsos profetas



8. Si alguno os dice: "Cristo está aquí", no vayáis, sino por el contrario, preveníos porque los falsos profetas serán numerosos. Mas, ¿no veis las hojas de la higuera que empiezan a blanquear? ¿No veis sus numerosos renuevos esperando la época de florecer, y acaso no os ha dicho Cristo: Por el fruto se conoce el árbol? Sí, pues, los frutos son amargos, juzgad que el árbol es malo; pero si son dulces y saludables, decid: Nada puro puede salir de un mal tronco. Así, hermanos míos, es cómo debéis juzgar; las obras son las que debéis examinar. Si los que dicen estar revestidos del poder divino están acompañados de todas las señales de semejante misión, es decir, si poseen allí más alto grado las virtudes cristianas y eternas: la caridad, el amor, la indulgencia, la bondad que concília todos los corazones; si, en apoyo de las palabras, unen los actos, entonces podréis decir: verdaderamente son éstos los enviados de Dios. Mas desconfiad de las palabras melifluas, desconfiad de los escribas y fariseos que ruegan en las plazas públicas vestidos con largos ropajes. ¡Desconfiad de aquellos que pretenden tener el sólo y único monopolio de la verdad! No, no; Cristo no está allí, porque los que El envíe a propagar su santa doctrina y a regenerar a su pueblo, serán, a ejemplo del Maestro, dulces y humildes de corazón sobre todas las cosas; aquellos que deben por sus ejemplos y sus consejos, salvar a la humanídad que corre a su pérdida y vaga en las sendas tortuosas, aquellos serán, sobre todo, modestos y humildes. Todo lo que revela un átomo de orgullo, separadlo de vosotros como una lepra contagiosa que corrompe todo lo que toca. Acordaos de que "cada criatura lleva en su frente, sobre todo en sus actos, el sello de grandeza o de su decadencia. Id, pues, mi muy amados hijos, marchad sin desviaros, sin segunda intención, por la bendita senda que habéis emprendido. Marchad, marchad siempre sin miedo, alejad con valor todo lo que pudiera poner trabas a vuestra marcha hacia el fin eterno. Viajeros, no estaréis mucho tiempo en las tinieblas y en los dolores de la prueba, si os entregáis de corazón a esta dulce doctrina que viene a revelaros las leyes eternas y a satisfacer todas lás aspiraciones de vuestra alma hacia lo desconocido. De hoy en adelante podéis dar un cuerpo a esas sílfides ligeras que veis pasar en vuestros sueños y que, efmeras sólo podían encantar a vuestro espíritu, pero nada decían a vuestro corazon. Ahora? amados míos, la muerte ha desaparecido para hacer lugar al ángel radiante que conocéis: ¡al ángel de la esperanza y de la reunión! Ahora vosotros, que habéis cumplido bien la tarea impuesta por el Señor, nada tenéis que temer de su justicia, porque es padre y perdona siempre a sus hijos extraviados que piden misericordia. Continuad, pues, y avanzad sin cesar; que vuestra divisa sea la del progreso, la del progreso continuo y en todas las cosas, hasta que lleguéis, en fin, a ese término feliz en donde os esperan todos aquellos que os han precedido. (Luis. Bordeaux, 1861).





Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

LUZ MORTECINA Y SAL INSÍPIDA


LUZ MORTECINA Y SAL INSÍPIDA


“Vosotros sois la sal de la Tierra. Si la sal se desvirtúa, ¿con qué se salará? Para nada vale ya, sino para tirarla a la calle y que la gente la pise. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada en la cima de un monte no puede ocultarse. No se enciende una lámpara para ocultarla en una vasija, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los que están en la casa. Brille de tal modo vuestra luz delante de los hombres que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los Cielos.” (Mateo, V, 13-16)
El hombre espiritual es el que busca satisfacer la razón y el sentimiento de sus semejantes, transmitiéndoles con lógica y coherencia, las enseñanzas de Jesús, practicando esa Doctrina Sublime, incomparable en su grandeza, por las verdades y consuelos que nos proporciona. El indiferente, el fanático, el supersticioso, el negativo, el malediciente, el hipócrita, el que no se esfuerza por su engrandecimiento y no trabaja por el bien en general, es sal insípida, es luz mortecina, que no sirve para nada más. El que no auxilia a los pobres, el que no enseña a los ignorantes, el que no se conduele del mal ajeno y no procura aliviarlo, es sal insípida, sólo sirve para ser pisada por los hombres, es luz mortecina que entenebrece en vez de iluminar. Los discípulos de Jesús son la luz del mundo y la sal de la Tierra; su tarea es esclarecer a sus semejantes y al mismo tiempo procurar conservarlos fieles a los dictámenes cristianos, proporcionándoles consuelos. La sal insípida no condimenta; la luz mortecina no ilumina. “De tal modo brille vuestra luz, que los hombres, viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos.





CAIRBAR SCHUTEL

No creais a todos los espíritus.


No creais a todos los espíritus.



6. Carísimos, "no queráis creer a todo espíritu", mas probad a los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas, se han levantado en el mundo. (San Juan, epístola I, cap. IV, versículo 1).



7. Los fenómenos espiritistas, lejos de acreditar los falsos Cristos y los falsos profetas, como afectan algunos decirlo, por el contrario, vienen a darles el golpe de gracia. No pidáis al Espiritismo ni milagros ni prodigios, porque declara formalmente que no los produce; así como la física, la química, la astronomía, la geología, etc., vinieron a revelar las leyes del mundo material, él viene a revelar las otras leyes desconocidas, las que rigen las relaciones del mundo corporal y del mundo espiritual, y como sus hermanas mayores de la ciencia, no son menos leyes de la naturaleza, y da la explicación de cierto orden de fenómenos incomprensibles hasta este día destruyendo lo que quedaba aún en el dominio de lo maravilloso. Aquellos, pues, que intentasen explotar esos fenómenos en provecho suyo haciéndose pasar por mesías de Dios, no podrían abusar mucho tiempo de la credulidad y muy pronto serían descubiertos. Por lo demás, así como se ha dicho ya, estos fenómenos solos nada prueban; la misión se prueba por los efectos morales, que no es dado producir a un cualquiera. Este es uno de los resultados del desarrollo de la ciencia espiritista; averiguando la causa de ciertos fenómenos, levanta el velo de muchos misterios. Los que prefieren la obscuridad a la luz, son los únicos que tienen interés en combatirla; pero la verdad es como el sol: disipa las más densas nieblas. El Espiritismo viene a revelar otra categoría mucho más perniciosa de falsos Cristos y de falsos profetas, que se encuentra, no entre los hombres, sino entre los desencarnados: es la de los espíritus embusteros, hipócritas, orgullosos y pretendidos sabios que de la tierra han pasado a la erraticidad y toman nombres venerados para procurar a favor de la máscara con que se cubren, acreditar ideas a menudo muy extravagantes y absurdas. Antes de que las relaciones medianícas fuesen conocidas, ejercían su acción de un modo menos ostensible: por la inspiración, la mediumnidad inconsciente, auditiva o parlante. El número de los que en diversas épocas, pero sobre todo en estos últimos tiempos, se han presentado por alguno de los antiguos profetas, por Cristo, por María, madre de Cristo, y aun por Dios, es considerable. San Juan previene contra ellos cuando dice: "Estimados míos, no creáis a todo espíritu, mas probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas se han levantado en el mundo". El Espiritismo da los medios de probarles, indicando los caracteres en que se reconocen los buenos espíritus, caracteres "siempre mortales y jamás materiales" (1). Al discernimiento de los buenos o malos espíritus es, sobre todo, a lo que deben aplicarse estas palabras de Jesús: "Se conoce la clase de árbol por su fruto; un buen árbol no puede producir malos frutos, y un mal árbol no puede producirlos buenos". Por la calidad de sus obras se juzga a los espíritus, como un árbol por la calidad de sus frutos.



(1)  Véase, para la distinción de los espíritus, el "Libro de los Médiums", cap. XXIV y siguientes.



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec


¿Cuál es la verdadera doctrina de Cristo (Jesús)?


Tema¦ ¿Cuál es la verdadera doctrina de Cristo (Jesús)?



Anotaciones

Reunión # 34





·         Sus principios esenciales se encuentran claramente enunciados en los Evangelios.

·         "Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian y orad por los que os persiguen y calumnian; para ser hijos de vuestro Padre que está en los cielos, el cual hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque, si no amáis sino a los que os aman, ¿qué recompensa debéis tener por eso?" (Mateo, V, 44 y sigts.).

·         Jesús se limita a orar y a meditar, en los sitios solitarios, en los templos naturales que tienen por columnas las montañas, por cúpula la bóveda de los cielos, y de donde el pensamiento más libremente se eleva al Creador.

·         exige la caridad, la bondad, la simplicidad

·         Bajo el velo de las parábolas y de las ficciones, ocultaba concepciones profundas. en lo que se refiere a esa inmortalidad prometida a todos, le definía las formas afirmando la sucesión de las existencias terrestres, en las cuales el alma, reencarnada en nuevos cuerpos, sufriría las consecuencias de sus vidas anteriores y prepararía las condiciones de su destino futuro.

·         Enseñaba la pluralidad de los mundos habitados

·         Enseñaba la comunicación posible del hombre con los espíritus de los muertos que pueblan el espacio ilimitado.

·         En la Cábala hebraica, el agua era la materia primordial, el elemento fructificador.

·         Cuanto la expresión Espíritu Santo, que se encuentra en el texto y que lo torna incomprensible, es preciso notar que la palabra santo en él no se encuentra en su origen y que fue ahí introducida mucho tiempo después, como se dio en varios otros casos












(Aquí Cristo y Jesús es lo mismo en esencia, pero los cristianos le han conferido a Cristo el Mesías prometido y el redentor de Pecados, que el Espiritismo nunca alude). No hala de redención, ni de ser el Mesías prometido, perdonador de pecados, ni de que murió por los pecados del hombre.




Iris de la Rosa Vélez

9 enero de 2017

Prodigios de los falsos profetas


Prodigios de los falsos profetas



5. "Se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, que harán grandes prodigios y cosas sorprendentes para seducir a los mismos elegidos". Estas palabras dan el verdadero sentido de la palabra prodigio. En la acepción telógica, los prodigios y los milagros son fenómenos excepcionales, fuera de la ley de la naturaleza. Siendo obras de Dios sólo las leyes de la naturaleza, puede derogarlas sin duda si le place, pero el simple buen sentido dice que no puede haber dado a los seres inferiores y perversos un poder igual al suyo, y aun menos el derecho de deshacer lo que ha hecho. Jesús no puede haber consagrado tal principio. Si, pues, según el sentido que se da a estas palabras, el espíritu del mal tiene el poder de hacer prodigios tales que los mismos elegidos sean engañados, resultaría que, pudiendo hacer lo que Dios hace, los prodigios y los milagros no son privilegio exclusivo de los enviados de Dios, y nada prueban puesto que nada distingue los milagros de los santos, de los milagros del demonio. Es, pues, preciso buscar un sentido más racional a estas palabras. A los ojos del vulgo ignorante, todo fenómeno cuya causa no se conoce pasa por sobrenatural, maravilloso y milagroso; una vez conocida la causa, se reconoce que el fenómeno, por extraordinario que parezca, no es otra cosa que la aplicación de una ley de la naturaleza. Así es que el círculo de los hechos sobrenaturales se estrecha a medida que se ensancha el de la ciencia. En todos los tiempos los hombres han explotado, en provecho de su ambición, de su interés y de su dominación, ciertos conocimientos que poseían, a fin de adquirir el prestigio de un poder digamos sobrehumano, o de una pretendida misión divina. Estos son falsos Cristos y falsos profetas; la difusión de las luces mata su crédito, y por esto su número disminuye a medida que los hombres se ilustran. El hecho de obrar aquello que a los ojos de ciertas gentes pasa por prodigio, no es, pues, señal de una misión divina, puesto que puede ser resultado de los conocimientos que cada uno puede adquirir, o de las facultades orgánicas especiales que el más indigno puede poseer, lo mismo que el más digno. El verdadero profeta se reconoce por caracteres más formales y exclusivamente morales.



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

ESTUDIAR  A  KARDEC


ESTUDIAR  A  KARDEC



La Doctrina Espírita es ciencia divina del espíritu, y para poder conocerla bien debemos comenzar con estudios serios de las obras de Allan Kardec, pues, son las fuentes fundamentales para el perfecto conocimiento del Espiritismo. Leer muchos libros espíritas de manera precipitada, olvidándose de estudiar a Kardec, será conocer el Espiritismo de forma incompleta. Sin estudio metódico, permanente y progresivo, ningún espírita conseguirá construir la estructura sólida de la Fe Razonada. Las Obras de Kardec enseñan al hombre a razonar con la verdad, a analizar los fenómenos materiales y espirituales que están a su alrededor, a reflexionar sobre su propio destino, a meditar en las consecuencias de su libre albedrío, a usar la razón y la lógica en todo cuanto lee y estudia.

Con la persistencia de años y años de estudio ininterrumpidos, se conquistan las virtudes: Prudencia, Buen Sentido y Discernimiento, indispensables para la práctica del verdadero Espiritismo. Razonemos con Kardec en el silencio y confort de la mesa de nuestra residencia y llevemos con buena voluntad, los luminosos frutos de ese esfuerzo para los Grupos de Estudios de las casas espíritas. Dar nuestra contribución fraterna, con estudios bien elaborados, seguidos de explicaciones lúcidas y bien argumentadas. Quien estudia sólo para su uso personal, no ayudando en la difusión del conocimiento espírita, actúa como egoísta de la fe racional. Seamos buenos aprendices de Kardec, manoseemos diariamente sus extraordinarias Obras, a semejanza de los libros escolares siempre consultados por los alumnos dedicados. Estudiemos a Kardec en grupo de hermanos sinceros en las casas espíritas. Que sea estudio participativo y dinámico, dialogando y comentando y bien debatido de forma respetuosa y democrática, con actuación verbal de todos los presentes, de manera alegre, fraternal y simpática. Todos son invitados a hablar y a oír, a preguntar y a responder con espíritu de disciplina, amistad y aprovechamiento del tiempo. De este modo, obtendremos siempre los mejores resultados en la asimilación de los principios doctrinarios. Gastemos fosfato y tiempo de esfuerzo continuado, desdoblando intenso amor al conocimiento profundo de cada obra de Kardec, ¡hasta su término!… Luego enseguida, ¡comencemos nuevamente el estudio de ésta o de otra excelente obra del Codificador!









PARÁBOLA DE LA RED


PARÁBOLA DE LA RED






“Finalmente, el Reino de los Cielos es semejante a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces; cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan, recogen los buenos en cestos y tiran los malos. Así será el fin del mundo. Vendrán los ángeles, separarán a los malos de los justos y los echarán al horno ardiente; allí será el llanto y el crujir de dientes.”



(Mateo, XIII, 47-50).





El fin del mundo es el característico de los tiempos en que estamos, de estos tiempos en que la propia fe se encuentra con mucha dificultad en los corazones; tiempos en los que la lealtad, la sinceridad, el verdadero afecto, el amor, la verdad, andan oscurecidas en las almas; tiempos de discordias, de odios, de confusión tal, que hasta los propios “elegidos” peligran (*). Es el fin del mundo viejo, es el advenimiento del mundo nuevo; es una fase que se extingue para dar lugar a otra que nace. No es el fin del mundo, como algunos lo han entendido, sino el fin de las costumbres y sus usos, sus prácticas, su convencionalismo, su ciencia, su filosofía y su religión. Es una fase de nuestro mundo, que quedará grabada en las páginas de la Historia con letras imborrables, cerrando un ciclo de existencia de la Humanidad y abriendo otra página en blanco pero trayendo en el fondo el nuevo programa de Vida. La red llena de peces de toda especie representa la Ley Suprema, que, suministrada a todos sin excepción, sean griegos o gentiles, viene trayendo al Tribunal de Cristo gente de toda especie, buenos, medianos y malos, para ser juzgados de acuerdo con sus obras. 



(*) Se entiende por “elegido” aquél que, por su vivencia cristiana, ya se liberó en gran parte del Reino del Mundo; no obstante peligra, aún puede caer, donde la advertencia del Apóstol Pablo: “Por tanto, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer.” (I Corintios, 10:12). 


Los ángeles son los Espíritus Superiores, a quienes está afecto el poder de juzgar; el fuego de dolor es el símbolo de los mundos inferiores, donde los malos tienen que depurarse entre lágrimas y dolores, para alcanzar una esfera mejor. Con todo, no se crea que esta parábola sea para los “otros”, y no para los espíritas, o los creyentes en el Espiritismo.  Nos parece que les afecta antes que a todos los demás, pues se encuentran dentro de la red tejida por la predicación de los Espíritus en todo el mundo, es decir, que no vale solamente conocer, es necesario también practicar; no vale estar dentro de la red; es indispensable ser bueno. Los que conocen el amor y no tienen amor; los que exigen lealtad y sinceridad, pero no las practican; los que piden indulgencia y no son indulgentes; los que hablan de humildad, pero se elevan a los primeros lugares, dejando el banco del discípulo para sentarse en la silla del maestro; todos estos, y aún más los renegados, los convencionalistas, los tibios y los tímidos, no podrán tener la importancia de los buenos, de los humildes, de los que tienen el corazón recto, de los que cultivan el amor por el amor, la fe por su valor progresivo, y trabajan por la Verdad para tener libertad. La Parábola de la Red es la última de la serie de las siete parábolas que el Maestro propuso a sus discípulos; por eso el Apóstol, al publicarla en su Evangelio, conservó la expresión que Cristo le dio al proponerla:  Finalmente: Ella es la llave con la que Jesús quiso encerrar en aquellos corazones la enseñanza alegórica que les había transmitido, enseñanza bastante explicativa del Reino de los Cielos con todas sus prerrogativas.

Misión de los profetas


Misión de los profetas


4. Se atribuye vulgarmente a los profetas el don de revelar el porvenir, de manera que las palabras "Profecías y predicciones", han venido a ser sinónimas. En el sentido evangélico, la palabra profeta tiene una significación más extensa; se llama así a todo enviado de Dios con misión de instruir a los hombres y revelarles las cosas ocultas y los misterios de la vida espiritual. Un hombre puede, pues, ser profeta sin hacer predicciones, y ésta era la idea de los judíos en tiempos de Jesús; por esto cuando fué conducido ante el gran sacerdote Caifás, los Escribas y los Ancianos, estando reunidos le escupieron al rostro, le dieron puñetazos y bofetones, diciendo: "Cristo, profetízanos y dí quién te ha pegado". Sin embargo, sucedió que los profetas tuvieron la ciencia anticipada del porvenir, sea por intuición, sea por revelación providencial, a fin de dar advertencias a los hombres; habiéndose realizado estos acontecimientos, el don de pronosticar el porvenir ha sido mirado como uno de los atributos de la cualidad de profeta.


Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

LIMPIEZA DE CORAZÓN


LIMPIEZA DE CORAZÓN





“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.”



(Mateo, V, 8).





Hay corazones limpios y hay corazones sucios. Para aquellos reservó el Señor la visión de Dios.

Y así como necesitamos la limpieza del cuerpo, para que el cuerpo funcione regularmente, con más razón se hace necesaria la limpieza del corazón, para que el Espíritu camine bien.

Es necesario limpiar el corazón para ver a Dios. No existe nadie de corazón sucio que tenga los ojos abiertos para el Supremo Artífice de Todas las Cosas,

“La boca habla de lo que sobreabunda en el corazón; del interior proceden las malas acciones, los malos pensamientos.”

Corazón sucio, hombre sucio; corazón limpio, alma limpia, apta para ver a Dios.

Se hace necesario limpiar el corazón. ¿Pero de qué forma comenzaremos ese aseo?

Es necesario que nos conozcamos primeramente; es preciso que conozcamos el corazón. Nosce te ipsum, conócete a ti mismo. Saber quiénes somos y los deberes que nos corresponde desempeñar; interrogar cotidianamente nuestra conciencia; ejercitar un culto estrictamente interno, tal es el inicio de esa tarea grandiosa para la cual fuimos llamados a la Tierra.

La limpieza de corazón sustituye el culto externo por el interno. Las genuflexiones, las adoraciones paganas, las oraciones cantadas y susurradas, no tienen ningún efecto ante Dios.

Lo que quiere el Señor es la limpieza, la higiene del corazón.

Hacer culto exterior sin el interior, es lo mismo que callar sepulcros que guardan podredumbres.

Limpiar el corazón es renunciar al orgullo y al egoísmo, con toda su prole maléfica. Es pensar, estudiar, comprender; es creer en el Amado Hijo de Dios por sus dictámenes redentores.

Es ser bueno, indulgente, caritativo, humilde, paciente, progresista; es, en fin, renunciar al mal para abrazar al bien; dejar la apariencia por la realidad; preferir el Reino de los Cielos al Reino del Mundo, pues sólo dentro del Supremo Reinado podremos ver a Dios.





CAIRBAR SCHUTEL

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