CRISTO Y LÁZARO IV


CRISTO Y LÁZARO  IV

LA TERCERA FRASE“Desatadle, y dejadle ir”

Estamos del lado de afuera, ante el sol del Evangelio del Señor.

¡Mas, oh indescifrable realidad!, Tenemos las manos y pies atados por

fajas y el rostro envuelto en un lienzo, a la manera de Lázaro.

Realmente estamos de pie, mas no podemos andar.

La Luz se hace en torno a nosotros, pero nada distinguimos.

Alrededor de nosotros, personas y cosas, pero nuestros ojos nada

perciben.

La piedra fue retirada por generosos amigos, pero permanece, tirana e

cruel, la atrofia muscular.

Ya salimos del sepulcro, obedeciendo la determinación del Celeste

Benefactor.

Entretanto, una vez más, el Maestro ruega el concurso de nuestros

queridos cireneos, viejos amigos que removieron la piedra, cuando nosotros

solamente “dormíamos”, estando “muertos” para las realidades de la Vida Más

Alta.

Abnegados amigos, benefactores incansables de otras existencias, que

estuvieron a nuestro lado en la “muerte”, en el “sueño” y en el “despertar”,

acuden nuevamente, presurosos, para desligarnos de las fajas y del lienzo que

nos embarazan y nos inhiben, impidiéndonos dar el paso decisivo.

Hacia el frente y para lo alto.

En pro de la Sabiduría, por el camino del Amor.

Teniendo como meta el Conocimiento unido a la Bondad.

Jesús utiliza a aquellos amigos, abnegados compañeros de otras jornadas

reencarnatorias, que habiendo aprovechado mejor el Tiempo y las

oportunidades, se distanciaron de nosotros a través del esfuerzo propio, por la

perseverancia en el bien.

Compañeros que, ciertamente, como nosotros, tuvieron hace milenios su

piedra, pero de la cual se liberaron definitivamente, desde el sublime instante –

desde el glorioso minuto en que la voz del Cristo resonó en sus conciencias –

“Ven afuera.”

 

Aunque despierto, Lázaro no podría caminar.

Estaba atado, inhibido, cegado.

También nosotros, a pesar de despiertos, necesitamos aún de quien retire

las fajas mentales que nos impiden la Visión Mayor.

Fajas de egoísmo, generando otros males.

Ambición, orgullo, envidia, odio…

Viejas ataduras que nos mantienen atados al sepulcro de nuestras ilusiones

que porfían por no morir, por no extinguirse…


No basta con que sea retirada la piedra, por nuestros amigos encarnados o

desencarnados.

No alcanza con la repercusión, en la acústica de nuestra conciencia, de la

orden del Señor, compeliéndonos a levantarnos y salir para afuera.

No es suficiente conque nos desliguen, nos quiten las fajas, nos dejen ir,

soñolientos y aturdidos – cual fantasmas sin rumbo ni voluntad.

Es imprescindible que marchemos, conscientes y esclarecidos, en la

dirección de la Inmortalidad Sublime, en donde el Servicio con Jesús pide, de

cada uno, devoción y renuncia, decisión y buena voluntad.

Es imperioso, ya que reconocemos con Emmanuel que “toda reacción

sustancial procede del interior para el exterior”, empeñemos todo el esfuerzo

posible en el sentido de nuestra ascensión definitiva, en la dirección de la

Victoria con el Maestro.

Martins Peralva

Extraído del libro “Estudiando el evangelio a la luz del espiritismo”

1 comentario:

  1. El San Lázaro que se venera en Cuba concurren tres historias:

    San Lázaro, el personaje bíblico amigo de Jesús y hermano de Marta y María Magdalena
    Lázaro, el mendigo que aparece en una parábola del Evangelio de San Lucas
    Babalú Ayé, el orisha africano que se sincretiza con los dos anteriores.

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