PARA PEDIR LA FUERZA DE RESISTIR A UNA TENTACIÓN


PARA PEDIR LA FUERZA DE RESISTIR  A UNA TENTACIÓN

20. PREFACIO. Todo mal pensamiento puede

tener dos orígenes: la propia imperfección de nuestra

alma, o una funesta influencia que actúe sobre ella; en

este último caso, es siempre indicio de una debilidad

que nos hace propios para recibir esta influencia y por

consiguiente, de un alma imperfecta; de tal modo, que

el que comete una falta, no podría dar por excusa la

influencia de un Espíritu extraño, puesto que este

Espíritu no le habría inducido al mal si lo considerase

inaccesible a la seducción.

 
Cuando un mal pensamiento surge en nosotros,

podemos, pues, suponer que un Espíritu malévolo nos

está induciendo al mal y al cual estamos enteramente

libres para acceder o resistir, como si se tratara de las

instigaciones de una persona viviente. Al mismo

tiempo, debemos imaginarnos a nuestro ángel guardián

o Espíritu protector, que por su parte, combate en

nosotros la mala influencia, y espera con ansiedad la

decisión que vamos a tomar. Nuestra vacilación en

hacer el mal es la voz del Espíritu bueno que se hace oír

por la conciencia.

Se reconoce que un pensamiento es malo

cuando se aparta de la caridad, que es la base de toda

verdadera moral; cuando tiene por principio el orgullo,

la vanidad o el egoísmo; cuando su realización puede

causar un perjuicio cualquiera a otro; cuando, en fin,

nos induce a hacer a los otros cosas que no quisiéramos

que nos hicieran a nosotros. (Cap. XXVIII, número 15;

cap. XV, número 10).

 
21. ORACIÓN. Dios Todopoderoso, no me

dejéis sucumbir a la tentación que tengo de cometer

una falta. Espíritus benévolos que me protegéis, desviad

de mí este mal pensamiento y dadme la fuerza de resistir

a la sugestión del mal. Si sucumbo, habré merecido la

expiación de mi falta, tanto en esta vida como en la

otra, porque soy libre para elegir.

2 comentarios:

  1. EL PADRE NUESTRO
    Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
    Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
    Amén.
    Oración al Padre Nuestro, la principal de las oraciones cristianas que Jesús enseño a sus discípulos para indicarles el modo correcto de orar. En ella se invoca a Dios como Padre y se le hacen siete peticiones.

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  2. EL PADRE NUESTRO
    Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
    Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
    Amén.
    Oración al Padre Nuestro, la principal de las oraciones cristianas que Jesús enseño a sus discípulos para indicarles el modo correcto de orar. En ella se invoca a Dios como Padre y se le hacen siete peticiones.

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