Las flores
Nota – Esta comunicación y la siguiente han
sido obtenidas por el Sr. F..., el mismo de quien hemos hablado en nuestro
número de octubre, acerca de los Obsesados y subyugados;
se puede juzgar por esto la diferencia que existe entre la naturaleza de sus
comunicaciones actuales y las anteriores. Su voluntad ha triunfado
completamente de la obsesión de la cual él era objeto, y su Espíritu malo no ha
reaparecido. Estas dos disertaciones le han sido dictadas por Bernard Palissy.
Las flores han sido
creadas en los mundos como símbolos de la belleza, de la pureza y de la
esperanza.
¿Cómo el hombre que
ve las corolas entreabrirse todas las primaveras y las flores marchitarse para
dar frutos deliciosos, cómo no piensa que su existencia también se
transformará, pero para dar frutos eternos? Por lo tanto, ¿qué os importa las
tempestades y los torrentes? Estas flores nunca perecerán, como no perece la
más frágil obra del Creador. Coraje, pues, hombres que caéis en el camino:
levantaos como el lirio después de la tormenta, más puros y más radiantes. Como
las flores, los vientos os sacuden a diestro y siniestro, os voltean, sois
arrastrados en el barro, pero cuando el sol reaparece, también levantáis
vuestras cabezas más nobles y más altas.
Por lo tanto, amad a
las flores; éstas son el emblema de vuestra vida, y no os sonrojéis por ser
comparados a ellas. Tenedlas en vuestros jardines, en vuestras casas, incluso
en vuestros templos, ya que quedan bien en todas partes; en todos los lugares
las flores llevan a la poesía; elevan el alma del que sabe comprenderlas. ¿No
ha sido en las flores que Dios ha mostrado todas sus magnificencias?
¿De
dónde conoceríais los colores suaves con los que el Creador ha alegrado la
naturaleza si no existiesen las flores? Antes que el hombre hubiera excavado
las entrañas de la Tierra para encontrar el rubí y el topacio, tenía a las
flores delante de sí, y esta infinita variedad de matices ya lo consolaba de la
monotonía de la superficie terrestre. Por lo tanto, amad a las flores: seréis
más puros, más afectuosos, tal vez más niños, pero seréis los hijos queridos de
Dios, y vuestras almas simples y sin mancha serán accesibles a todo su amor, a
toda la alegría con la cual Él abrazará vuestros corazones.
Las flores quieren
ser cuidadas por manos esclarecidas; la inteligencia es necesaria para su
prosperidad; durante mucho tiempo os habéis equivocado en la Tierra al dejar
ese cuidado en manos inhábiles que las mutilaban, creyendo embellecerlas. Nada
es más triste que los árboles redondos o puntiagudos de algunos de vuestros
jardines: pirámides de verdor que hacen el efecto de un montón de heno. Dejad a
la naturaleza que se desarrolle bajo mil formas diversas: ahí está la gracia.
¡Feliz de aquel que sabe admirar la belleza de un tallo que se balancea
sembrando su polen fecundante! ¡Feliz de aquel que ve en sus tonalidades
brillantes un infinito de gracia, de delicadeza, de colorido, de matices que se
esquivan y se buscan, que se pierden y se reencuentran! ¡Feliz de aquel que
sabe comprender la belleza de la gradación de tonos, desde la raíz marrón que
se confunde con la tierra –como los colores que se funden–, hasta el rojo
escarlata del tulipán y de la amapola! (¿Por qué esos nombres rudos y raros?)
Estudiad todo esto y observad a las hojas que salen unas de las otras como
generaciones infinitas, hasta su completo florecimiento bajo la cúpula del
cielo.
¿No parece que las
flores dejan la Tierra para lanzarse hacia otros mundos? ¿No parece, a menudo,
que bajan la cabeza de dolor al no poder elevarse más alto todavía? En su belleza,
¿no las creemos más cerca de Dios? Entonces imitadlas, y volveos siempre cada
vez mayores, cada vez más bellos.
Vuestra manera de
aprender Botánica también es defectuosa; no está todo en saber el nombre de
cada planta. Cuando tengas tiempo te sugiero que trabajes también en una obra
de este género. Por lo tanto, aplazaré para más adelante las lecciones que
quería darte en estos días; serán más útiles cuando tengamos en manos su
aplicación. En su momento hablaremos del género de cultivo, de los lugares que
les convienen, de las condiciones del edificio para la ventilación y salubridad
de las viviendas.
Si fueres a publicar
esto, suprime los últimos párrafos: los tomarían como anuncios.
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Tomado de; REVISTA ESPÍRITA PERIÓDICO DE
ESTUDIOS PSICOLÓGICOS
Año I – Diciembre de 1858 – Nº 12
amad a las flores; éstas son el emblema de vuestra vida, y no os sonrojéis por ser comparados a ellas
ResponderEliminarLas flores son la sonrisa de la naturaleza, mostrando la grandeza de Dios, por la ciencia divina.
ResponderEliminarProcurad analizar una flor, en su más alta expresión, que lo bello os encantará los sentimientos y por estos, en la sensibilidad que es peculiar a vuestro estado, pasareis a percibir el amor del Creador, manifestándose, por las plantas.
Las flores son convergencias que la energía cósmica amplia en el seno de la Tierra, en el aire y por los rayos solares, computando fuerzas y seleccionando valores para que el hombre entienda y perciba la bondad de Dios.
http://www.luzespiritual.org/?p=13315