Orígen DEL BIEN Y DEL MAL. 6
9. —Si se hace un análisis de
las pasiones y aun de los vicios, se vé que casi todos tienen su origen en el instinto
de conservacion. Este instinto está en toda su fuerza en los animales y en los
seres primitivos quemas se aproximan á la animalidad. Es el único que domina en
ellos, porque no tiene el contrapeso del sentido moral: el sér no está hecho
todavía para la vida intelectual. El instinto, por el contrario, se debilita á medida
que la inteligencia se desarrolla, porque esta domina á la materia: con la
inteligencia consciente nace el libre albedrio, de que el hombre hace el uso que
le place, y con él principia la responsabilidad de
sus actos.
10. —El destino del Espíritu es
la vida espiritual; pero en las primeras fases de su existencia corporal solo
tiene necesidades materiales que satisfacer, y para esto la accion de las pasiones
es una necesidad para la conservacion de los individuos y de la especie,
materialmente hablando. Pero
fuera de este período tiene ya otras necesidades, semimorales, semimateriales,
y luego exclusivamente morales. Entonces es cuando el Espíritu domina á la
materia: sacude su yugo, avanza en su camino, providencial y se acerca á su verdadero
destino. Si por el contrario, se deja dominar por ella, se rezaga, asimilándose
al bruto. En esta situacion, lo que al principio era un bien, porque era una
necesidad de su naturaleza, se convierte en mal, no sólo porque ya no es una
necesidad-,
sino porque es un obstáculo á la
espiritualización del ser. El mal, por tanto, es relativo y la responsabilidad,
proporcional al grado de adelantamiento.
Todas las pasiones tienen su
utilidad providencial, sin lo cual Dios habría hecho algo inútil y nocivo: es el
abuso lo que constituye el mal, y el hombre abusa en virtud de su libre
albedrío. Andando el tiempo, ilustrado por su propio interés, escoge libremente
entre el bien y el mal.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
No hay comentarios:
Publicar un comentario