16. —Esta teoría no destruye el papel de los Espíritus
protectores, cuyo concurso es un hecho admitido y comprobado por la
experiencia. Pero es de notar que la accion de estos es esencialmente
individual, que se modifica segun las cualidades peculiares' del protector y
del protegido, y que en ningun caso tiene la generalidad y la uniformidad del
instinto. Dios en su sabiduría conduce por sí mismo á los ciegos; mas confia á
inteligencias libres el cuidado de conducir á los que ven, para dejar á cada
cual la responsabilidad de sus actos. La mision de los Espíritus protectores es
un deber que aceptan espontáneamente y que es para ellos mismos un medio de
adelanto, segun la manera con que lo desempeñan.
17.—Estos diferentes modos de considerar el instinto son
necesariamente hipotéticos: ninguno tiene un carácter suficiente de
autenticidad para que pueda presentarse como una solucion definitiva. La
cuestión se resolverá con el tiempo, cuando se hayan reunido
los elementos de observacion que faltan; entretanto es
preciso limitarse á someter las opiniones diversas al criterio de la razon y de
la lógica, y esperará que la razon misma se ilustre. La solucion que mas se
aproxima á la verdad es necesariamente la que corresponde mejor á los atributos
de Dios, es decir, á la soberana bondad y á la soberana justicia. (Véase el
cap. II, núm. 19.)
18. —Siendo el instinto el guía, y las pasiones, los
resortes de las almas en el primer período de su desarrollo, se confunden á
veces en sus efectos, y sobre todo en el lenguaje humano que no se presta
siempre lo bastante á la expresion de todos los matices de las
ideas. Hay sin embargo entre estos dos principios
diferencias que conviene mucho considerar con detenimiento.
El instinto es un guía seguro, siempre bueno: en un tiempo
dado podrá llegar á ser inútil, mas nunca perjudicial: se debilita con los
progresos de la inteligencia.
Las pasiones en la primera edad del hombre tienen de comun
con el instinto, el que los seres son impulsados por una fuerza igualmente
inconsciente: nacen mas particularmente de las necesidades físicas y dependen
mas que el instinto, del organismo. Lo que
principalmente distingue á las pasiones del instinto, es
que son individuales y no determinan, como este último, efectos generales y
uniformes: al contrario, se las vé variar de intensidad y de índole segun los
individuos. Son útiles en cuanto estímulo, hasta la
aparicion del sentido moral, que de un sér pasivo hace un
sér racional. Llegados á este punto, se hacen las pasiones no solamente
inútiles sino que también nocivas al adelantamiento del Espíritu, cuya
desmaterializacion retardan, y se debilitan con el desarrollo de la razon.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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