Orígen DEL BIEN Y DEL MAL. 3


Orígen DEL BIEN Y DEL MAL. 3



5. —El hombre ha recibido en dote una inteligencia con cuyo auxilio puede conjurar, ó por lo ménos atenuar en muchísima parte los efectos de todas las plagas naturales, las cuales son cada vez menos desastrosas á medida que va adelantando en saber y en cultura, y aun con una organizacion social sábiamente previsora, podría neutralizarlas completamente, ya que absolutamente no sea posible prevenirlas. De este modo, aun respecto á esos mismos sucesos excepcionales que tienen su utilidad en el órden general de la naturaleza y para el porvenir, pero que en lo presente le afectan de una manera sensible, Dios ha dado al hombre con la inteligencia y demás facultades de su Espíritu, los medios de paralizar ó atenuar sus efectos.

Saneando los terrenos pantanosos, deshace los focos de miasmas pestíferos, fecundiza los terrenos estériles y se ingenia para preservarlos de las inundaciones; se construye habitaciones mas sanas y mas sólidas para guarecerse de los vientos, necesarios para la

purificacion de la atmósfera; y de este modo, poco á poco, la necesidad le ha hecho crear las ciencias, con cuyo auxilio mejora las condiciones de habitabilidad del globo, aumenta la suma de sus elementos de bienestar y se eleva su Espíritu, cultivando su entendimiento.

Estando destinado el hombre para progresar, los males á que está espuesto son un estímulo para el ejercicio de su inteligencia, de sus facultades físicas y morales, invitándole á la investigacion de los medios de sustraerse á ellos. Si nada tuviera que temer, ninguna necesidad le induciría á la investigacion de ¡lo mejor; se adormecería su Espíritu en la ociosidad: nada inventaría, nada descubriría. El dolor es el aguijón que impulsa y obliga al hombre a marchar en la vía del progreso.



6. —Pero la mayor parte de los males se los crea el hombre con sus vicios, los que proceden de su orgullo, de su egoismo, de su ambicion, de su codicia, de sus excesos de todas clases. Ese es el origen de las guerras y de las calamidades que traen consigo, de

las injusticias, de la opresion del débil por el fuerte, y de la mayor parte de las enfermedades que le afligen .

Dios ha establecido leyes llenas de sabiduría que tienen por objeto el bien: el hombre tiene en sí mismo cuanto necesita para seguirlas; su camino está trazado por su conciencia; la ley divina está gravada en su corazon, y además de esto, Dios las recuerda sin cesar por medio de sus mesías y sus profetas, por medio de todos los Espíritus encarnados que han recibido

la mision de ilustrarle, moralizarle y mejorarle, y por fin, en estos últimos tiempos, por la muchedumbre de Espíritus desencarnados que se manifiestan por todas

partes. Si el hombre se ajustara en todo á las leyes divinas, es indudable que evitaria los males más desagradables, y viviria feliz en la tierra. Si no lo hace es porque no quiere, y sufre las consecuencias.



Extraído del libro “EL GÉNESIS

LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec

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