ODRES NUEVOS

ODRES NUEVOS – VINO NUEVO ODRES VIEJOS – PAÑOS NUEVOS Y VESTIDOS VIEJOS


“Nadie remienda con paño nuevo un vestido viejo, pues el remiendo nuevo tiraría de lo viejo y el rasgón se haría mayor. Ni echa vino nuevo en odres viejos, pues el vino reventaría los odres y se perdería el vino y los odres, sino q ue el vino nuevo se echa en odres nuevos.”

(Marcos, II, 21-22).


No vale remendar con paño nuevo un vestido viejo; el vestido se va y queda el remiendo. Querer corregir los errores de las “religiones” con fragmentos de la Nueva Revelación, es querer remendar un vestido viejo con paño nuevo. Las religiones sacerdotales son odres viejos curtidos de dogmas, de sacramentos; no soportan absolutamente la fuerza de la Nueva Verdad venida del Cielo. Esas comparaciones fueron hechas por Jesús a propósito de la pregunta que le hicieron acerca del ayuno que los discípulos de Juan Bautista observaban y los de Jesús no. “¿Cómo pueden mis discípulos ayunar si yo estoy con ellos?” (Lucas, V, 33-39). “Mi Palabra no cabe en vuestras Iglesias; justamente por eso ella no os fue ofrecida directamente, pero fue anunciada por encima de los tejados, en los montes, en los campos, en las plazas y en los mares.” “Quitar un fragmento de la Verdad, que yo legué a todo el mundo, para suprimir el ayuno de los discípulos de Juan y de los fariseos, sería lo mismo que poner un remiendo de paño nuevo en la rotura de un vestido viejo.” Las Iglesias, en ningún tiempo, sirvieron de receptáculo, de vaso sagrado para el Vino Nuevo de la Revelación.

El Decálogo no fue transmitido a los hebreos por los sacerdotes ni por las Iglesias de Egipto, sino en el Monte Sinaí, por la mediumnidad de Moisés. El Cristianismo no fue dado al mundo del Templo de Jerusalén, ni por los fariseos, ni por los escribas, ni por los saduceos, ni por los esenios, ni por los samaritanos, ni del Monte Garizim, sino por Jesús, Hombre independiente de todas las Iglesias y de todas las sectas religiosas. El Espiritismo, así como la Primera Revelación, la Cristiana, también fue y continuará siendo manifestado al Mundo, fuera de todas las Iglesias y de todas las ortodoxias. “No se echa vino nuevo en odres viejos: pues reventarían los odres y el vino se perdería.” Añade también la circunstancia del paladar: el que se acostumbró al vino viejo no quiere vino nuevo. Así también aquellos que se acostumbraron a las viejas religiones, no pueden querer la nueva, incluso porque la “religión”, dicen, es como el vino: cuanto más viejo mejor. Para odres viejos, vino viejo; para viejos incrustados de  los parásitos de las viejas religiones, religión vieja. Las túnicas con las que los cristianos se visten en el Mundo Espiritual no tienen remiendos, así como los odres que tienen que recibir el vino nuevo, no son viejos; de ahí el aviso a Nicodemos, mostrándole la necesidad de renacer de la carne y del Espíritu.  El espíritu viejo perjudica y deteriora la carne nueva, es decir, la nueva generación; de la misma forma el espíritu nuevo no puede ser asimilado por la carne vieja (la vieja generación). Es necesario que se dé el renacimiento del espíritu, por la modificación de las ideas, y el del cuerpo, sin lo que no se verá el Reino de Dios. A esta operación Pablo, llamó: “la sustitución del hombre nuevo por la expulsión del hombre viejo”; y añadió: “los que son de Cristo se volverán nuevas criaturas”. Por eso, es inútil esperar de religiosos, anquilosados por las tradiciones y dogmas antepasados, la modificación y regeneración de las costumbres; así como es utopía creer que, de los parásitos que componen la ciencia oficial, venga el progreso de la Ciencia, y por ellos nazca una filosofía racional que exalte la investigación, el libre examen orientado por los sanos principios de la Lógica. De la misma manera se puede aplicar la parábola a los representantes de los gobiernos corrompidos que tienen encendido el fuego de la guerra, devastando naciones, oprimiendo pueblos, degradando el carácter nacional, empobreciendo el tesoro público, erigiendo a politiqueo de aldea, unida a intereses subalternos. Esos religiosos, científicos y políticos no pueden recibir el vino nuevo, son vestidos viejos, en los cuales no cabe el remiendo con paño nuevo, de ideas nuevas de paz, de orden y de progreso. Son odres viejos que revientan al contacto del espíritu nuevo, sólo asimilable por la nueva generación. “Nadie remienda con paño viejo un vestido nuevo; ni echa vino nuevo en odres viejos.”


Extraído del libro
https://espiritismo.es/Descargas/libros/Parabolas_de_Jesus.pdf

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