2 Período terciario.
39.—Los levantamientos ocurridos en la masa só
lida, hicieron refluir las aguas hácia las hondonadas
producidas por el levantamiento de unos sitios y el
hundimiento de otros. Pero estas mismas hondonadas
levantadas á su vez, unas veces en unos sitios, otras
en otros, desalojaron las aguas que corrieron hácia
otros puntos, y así alternativamente hasta que pudie
ron obtener un asiento más estable.
El movimiento sucesivo ó alterno de esa inmensa
masa líquida ha socavado y atormentado tambien
considerablemente la superficie del globo. Las aguas
en su marcha han arrastrado parte de los terrenos de
formaciones anteriores puestos á descubierto por los
levantamientos; despojado ciertas montañas que de
ellos estaban cubiertas, quedando á la vista su base
granítica ó calcárea: al mismo tiempo, excavando los
terrenos han formado en unos sitios profundos valles,
y otros los han terraplenado.
Hay, por tanto, montañas formadas directamente
por la accion del fuego central, á cuya clase pertene
cen principalmente las montañas graníticas; otras
que lo han sido por la accion erosiva de las aguas
que arrastrando las tierras sueltas y las sustancias
solubles han excavado valles en torno de una base
resistente, calcárea ó de otra clase.
Los materiales arrastrados por la corriente de las
aguas, han formado las capas del período terciario
que se distinguen fácilmente de las otras, menos por
su composicion que es casi la misma que por su dis
posicion.
Las capas de los períodos primario, de transicion y
secundario, formadas sobre una superficie poco acci
dentada, son casi uniformes en toda la tierra: al con
trario las del período terciario que formadas sobre
una superficie muy accidentada y por los arrastres de
las aguas, tienen un carácter más local y vário. Por
do quiera que se cave á cierta profundidad, se en
cuentran las capas anteriores en el órden de su for
macion ; mientras que no se halla en todas partes
terreno terciario, ni todas las capas de éste.
40. —Bien se comprende que, durante las conmo
ciones y trastornos de la superficie que tuvieron lu
gar al principio de este período, la vida orgánica debió
pasar por una época de paralizacion, lo cual se reco
noce por la inspeccion de los terrenos desprovistos de
fósiles. Pero en cuanto vino un tiempo de más calma,
los vegetales y los. animales reaparecieron de nuevo;
las condiciones de vitabilidad habian cambiado ; la at
mósfera estaba más purificada y en consecuencia se
vieron aparecer especies de organizacion más perfec
ta; las plantas consideradas bajo el aspecto de su ex
tructura, son poco diferentes de las de nuestros dias.
41 . —Durante los dos períodos anteriores, los terre
nos descubiertos ofrecían poca extension, y áun estos
eran pantanosos y se veian con frecuencia sumergi
dos: así es que no habia en ellos sinó animales acuá
ticos ó anfibios. El período terciario durante el cual
se formaron vastos continentes, está caracterizado
por la aparicion de los animales terrestres.
Así como el período de transicion vió nacer una
vegetacion colosal, y el período secundario reptiles
monstruosos, en este, el terciario, se vieron aparecer
mamíferos gigantescos: el elefante, el rinoceronte,
el hipopótamo, el paleoterio, el megaterio, el di~
noterio, el mastodonte, el mamut y otros. Tam
bien en él nacieron las aves así como la mayor parte
de las especies contemporáneas. Algunas de las espe
cies de aquella época sobrevivieron á los cataclismos
posteriores; otras que se han designado bajo la deno
minacion genérica de animales anti-diluvianos,
desaparecieron completamente, ó bien han sido reem
plazadas por otras análogas, de formas menos pesa
das, cuyos primeros tipos fueron como bosquejos: ta
les son el felis spelcea, animal carnívoro de las dimen
siones de un buey y cuyos caracteres anatómicos
ofrecen mucha analogía con las del tigre y del leon;
el cervus megaceron, especie de ciervo, cuyas astas
largas de tres metros, median un espacio de tres á
cuatro metros entre sus dos puntas.
42. —Durante mucho tiempo se ha creido que el
mono y la numerosa familia de los cuadrúmanos, que
es la especie más parecida al hombre por su configu
racion, no existian aún; pero descubrimientos recien
tes parecen justicar la presencia de esos animales, al
menos hácia el fin de este periodo geológico.
Extraído del
libro “EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS
SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
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