DOCTRINA ESPÍRITA
Toda creencia es respetable. Sin embargo, si has llegado a la Doctrina
Espírita, trata de no negarle fidelidad.
Toda religión es sublime. Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita es
capaz de explicarte los fenómenos mediúmnicos en los que toda religión se
afirma.
Toda religión es santa en las
intenciones. Sin embargo, sólo la
Doctrina Espírita puede guiarte en la solución de los problemas del dolor y del
destino.
Toda religión auxilia. Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita está
en condiciones de liberarte del ilusorio temor al infierno, el cual existe
solamente en las conciencias atormentadas por sus culpas.
Toda religión consuela ante la muerte. Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita puede
demostrarte la continuidad de la vida más allá del sepulcro.
Toda religión predica el bien a sus adeptos
como medio de conquista del paraíso. Sin
embargo, sólo la Doctrina Espírita establece la práctica incondicional de la
caridad como simple deber.
Toda religión exorciza ante la influencia de
Espíritus desdichados. Sin embargo, sólo
la Doctrina Espírita te enseña a abrazarlos como enfermos, reconociendo en
ellos a los mismos seres humanos desencarnados actuando en otros planos de
evolución.
Toda religión educa siempre. Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita es la
que permite el libre examen, liberando el raciocinio de toda presión dogmática,
para que la fe pueda mirar frente a frente a la razón.
Toda religión habla de penas y recompensas.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita nos
patentiza que todos recogeremos en proporción a la siembra que hayamos
realizado en la vida, sin ningún privilegio con la Justicia Divina.
Toda religión que se erige sobre principios
nobles, ya sea de otros continentes y aunque las consideremos extrañas, guarda
la esencia cristiana. Sin embargo, sólo
la Doctrina Espírita nos ofrece la clave precisa para la verdadera
interpretación del Evangelio.
Por ser la Doctrina Espírita un foco de
libertad para el entendimiento, hay quien considera que ella está obligada a
mezclarse con todas las aventuras marginales y todos los exotismos, pues si no
huiría a los mandatos de la fraternidad que postula. Dignifica, pues, a la Doctrina Espírita que
te consuela y libera, vigilando su pureza y su sencillez y para que no
colabores, sin darte cuenta, con los vicios de la ignorancia y los crímenes del
pensamiento. Espírita debe ser tu
carácter, aunque recién estés recuperado de la caída que has tenido. Espírita debe ser tu conducta, aunque estés
frente a duras pruebas. Espírita debe
ser el claro adjetivo de tu institución, aunque por tal motivo le falten a ella
las pasajeras subvenciones y honores terrenos.
Espírita debe ser el nombre que te distinga, aunque tengas afligentes
luchas contigo mismo. Doctrina Espírita
quiere decir Doctrina de Cristo. Y la
Doctrina de Cristo es la doctrina del perfeccionamiento moral en todos los
mundos. Guárdala, pues, en tu
existencia, como siendo tu responsabilidad mayor, porque día vendrá en que
serás convocado, naturalmente, a rendirle cuentas.
EMMANUEL
No hay comentarios:
Publicar un comentario