Caracteres de la revelación espirita 8
16. —Así
como la ciencia propiamente dicha tiene por objeto el estudio de las leyes del
principio material, el objeto principal del Espiritismo es el conocimiento de
las leyes del principio espiritual. Pero como este principio es una de las fuerzas
de la naturaleza que reacciona incesantemente sobre el principio material, y
recíprocamente, se deduce que el conocimiento del uno no puede ser completo sin
el conocimento del otro: que el Espiritismo y la ciencia se completan
mutuamente: que la ciencia sin el Espiritismo no puede explicar ciertos
fenómenos por las solas leyes de la matería, y que por haber hecho abstraccion
del principio espiritual, se vé detenida en multitud de casos ante dificultades
insuperables. A su vez, el Espiritismo sin la ciencia carecería de apoyo y de
contraprueba
y podría estraviarse y degenerar en groseras ilusiones. El Espiritismo, venido
antes de los descubrimientos científicos, hubiera sido ó una monstruosidad ó
una obra abortiva, como todo lo que viene antes de tiempo ó fuera de sazon.
17. —Todas
las ciencias se eslabonan ó dan la mano, y se suceden en un orden racional:
nacen unas de otras, á medida que encuentran un punto de apoyo en las ideas y
en los conocimientos anteriores. La Astronomía, una de las primeras que han
sido cultivadas, ha vivido en los limbos de la infancia hasta el momento en que
la Física ha venido á revelar la ley de las fuerzas de los agentes naturales:
no pudiendo la Química nada sin el auxilio de la Física, debia seguirla de
cerca, para luego marchar de consuno apoyándose la una en la otra. La Anatomía,
la Fisiología, la Zoología, la Botánica, la Mineralogía no se han constituido
como ciencias
propiamente
dichas, sino con el auxilio de las nociones aportadas por la Física y la
Química. La Geología, nacida ayer, como quien dice, hubiera carecido de sus
elementos naturales de viabilidad sin la Astronomía, la Física, la Química y
demás ciencias naturales mencionadas; por lo cual debia venir indefectiblemente
despues de todas.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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