Caracteres de la revelación espirita 4
9.— ¿Hay
revelaciones directas de Dios á los hombres? Cuestion es esta que no nos
atrevemos á resolver de una manera absoluta en sentido afirmativo ni negativo.
La cosa no es esencialmente imposible; pero no hay de ella una prueba evidente.
Mas no puede dudarse que hay Espíritus allegados á Dios por su perfeccion que
se penetran
de su pensamiento y pueden comunicarlo. Por lo que hace á los reveladores
encarnados, pueden tomar sus instrucciones en sí mismos, o recibirlas de
Espíritus mas elevados, y aun ser mensajeros inmediatos de Dios, segun el órden
gerárquico á que pertenecen los últimos, hablando en nombre de Dios, han podido
á veces ser mirados como Dios mismo, á causa de la ingenua piedad de sus
admiradores. Esta clase de comunicaciones no tienen nada de extraño para los
que conozcan los fenómenos espiritas y la manera con que se establecen las
relaciones entre los encarnados y los desencarnados. Las instrucciones pueden
trasmitirse por diferentes medios, ásaber: la inspiracion pura y simple, por el
oido ó la audicion de la palabra, por la vista de los Espíritus instructores en
las visiones y apariciones, ya en sueños, ya en vigilia, como se vé en muchos
ejemplos tanto en la Biblia y en los evangelios, como en los libros sagrados de
todos los pueblos. Es pues, rigorosamente exacto decir que la mayor parte de
los reveladores son médium inspirados, auditivos ó videntes: lo cual no quiere
decir que
todos los
médiums sean reveladores, y mucho menos intermediarios directos de la Divinidad
ó de sus mensajeros.
10. —Los
Espíritus puros son los únicos que reciben directamente la Palabra de Dios con
encargo de trasmitirla. Pero se sabe ahora que no todos los Espíritus son
perfectos ni mucho menos, y que los hay que revisten falsas apariencias; lo
cual ha hecho decir á San Juan: «No creais á todo Espíritu; mas ver antes si
son de Dios.» (Epís. 1.a cap. IV n.° 4.) Puede haber revelaciones serias y
verdaderas, como las hay apócrifas y engañosas. El carácter < sencial de la
revelacion Divina es el de la eterna verdad. Ninguna revelacion tachada de
error ó sujeta á mudanza puede proceder de Dios. Así es como el Decálago tiene
todos los caracteres de su origen; mientras que las otras leyes mosaicas,
esencialmente transitorias y frecuentemente en contradiccion con la ley del
Sinaí, son obra personal y política del legislador hebreo. Las costumbres del
pueblo al dulcificarse, han hecho caer en desuso esas leyes, mientras que el Decálogo
ha quedado en pié como el faro de la humanidad. Cristo ha hecho de él la base
de su doctrina, mientras que ha abolido las otras leyes, lo que no hubiera
hecho, si hubiesen sido obra de Dios. Cristo y Moisés han sido los grandes
reveladores que han cambiado la faz del mundo, y esa es la prueba de su mision
divina: una ubra puramente humana nunca hubiera tenido tal poder.
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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