Yo no he venido a traer la paz, sino la división
9. No penséis que vine a meter paz sobre la tierra; no
vine a meter paz sino espada; - porque vine a separar al hombre contra su
padre, y a la hija contra su madre, y la nuera contra su suegra. - Y los
enemigos del hombre, los de su casa. (San Mateo, cap. X, v. 34, 35 y 36).
10. Fuego vine a poner en la tierra; ¿y qué quiero sino
que arda? - Con bautismo es menester que yo sea bautizado; ¡y cómo me angustio
basta que se cumpla! - ¿Pensáis que soy venido a poner paz en la tierra? Os
digo que no, sino división; - porque de aquí en adelante habrán cinco en una
casa divididos, los tres estarán contra los dos, y los dos contra los tres. -
Estarán divididos: el padre contra el hijo, y el hijo contra su padre, la madre
contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera
contra su suegra. (San Lucas, cap. XII, v. de 49 a 53).
11. ¿Es el mismo Jesús y la personificación de la
benignidad y de la bondad, y que no cesó de predicar el amor al prójimo, el que
pudo decir: Yo no he venido a meter paz, sino espada; he venido a separar al
hijo de su padre, al esposo de su esposa; he venido a poner fuego sobre la
tierra y lo que quiero es que arda? ¿Acaso estas palabras no están en
contradicción manifiesta con su enseñanza? ¿No es blasfemia atribuirle el
lenguaje de un conquistador sanguinario y devastador? No, no hay blasfemia ni
contradicción en estas palabras, porque El es quien las pronunció y ellas
atestiguan su alta sabiduría; sólo que
su forma, un poco equívoca, no expresa exactamente su pensamiento, y esta es la
causa por la que se ha entendido mal su sentido verdadero. Tomadas literalmente
tendrían por objeto transformar su misión, enteramente pacífica, en misión de
turbulencias y discordias, consecuencias absurdas que el buen sentido rechaza,
porque Jesús no podía desmentirse. (Capítulo XIV, número 6).
12. Toda idea nueva necesariamente encuentra oposición, y no hay una sola que se
haya establecido sin luchas, puesto que en semejante caso la resistencia está
siempre en relación a la importancia de los resultados "previstos",
porque cuanto más grande es, mayores intereses lastima. Si es notoriamente
falsa, y si se juzga, sin consecuencia, nadie hace caso y se la deja pasar
sabiendo que no tiene vida. Pero si es verdadera, si descansa sobre una base
sólida, si se entrevé su porvenir, un secreto presentimiento advierte a sus
antagonistas que es una desgracia para ellos y para el orden de las cosas en
cuyo sostenimiento están interesados; por este motivo la persiguen lo mismo que
a sus partidarios.
13. Jesús vino a proclamar la doctrina que minaba por su
base el abuso en que vivían los fariseos, los escribas y los sacerdotes de su
tiempo; por esto también le hicieron morir, creyendo matar la idea matando al
hombre; pero la idea sobrevivió porque era verdadera; se engrandeció porque
estaba en los designios de Dios, y salida de un pueblo obscuro de la Judea fué
a plantar su estandarte en la misma capital del mundo pagano, en presencia de
sus enemigos más encarnizados, de los que tenían más interés en combatirla
porque echaba por el suelo creencias seculares que muchos sostenían más bien
por interés que por convicción. Allí esperaban a sus apóstoles las luchas más
terribles; las víctimas fueron innumerables, pero la idea se engrandeció
siempre y salió triunfante, porque sobrepujaba en verdad a las anteriores.
Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec
Allan Kardec
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