EVANGELIO Y ESPIRITISMO
G — Cap. 1 — Párrafo 41
Todos aquellos que niegan el aspecto religioso del
Espiritismo están rechazando también su verdadero carácter de Cristianismo
restaurado, puesto que, sin entrar en consideraciones abundantes, no escapa a
la razón que la esencia evangélica está presente en la estructura de sus
principios y en la solidez de sus fundamentos.
Examinemos superficialmente algunos de los puntos más
importantes con los que se constituyó el Testamento Kardeciano:
El Libro de los Espíritus, que se divulgó con mil
dieciocho cuestiones sabiamente expuestas, es, no obstante, la belleza
filosófica que lo integra, un auténtico código de responsabilidad moral que se
inicia con dos proposiciones acerca de Dios y del Infinito, y culmina con otras
dos que se refieren al reino de Cristo en los corazones y al primado del bien
entre los hombres.
***
El Libro de los Médiums es una obra de metodología para
la relación entre encarnados y desencarnados, la cual presenta en su comienzo
una valiosa argumentación alusiva a la existencia del Mundo Espiritual y
concluye reuniendo numerosas comunicaciones de individualidades desencarnadas,
al mismo tiempo que nos invita a un examen serio e imparcial de todos los
mensajes recibidos del Más Allá por la vía mediúmnica. Es de destacar que la
primera página de la selección citada comienza con esta significativa
advertencia de San Agustín: "Tened confianza en la bondad de Dios y sed lo
bastante esclarecidos para comprender los preparativos de la nueva vida que Él
os destina".
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El Evangelio según el Espiritismo inicia sus propias
elucidaciones con juicios y relaciones en torno a Moisés y a la Ley del Antiguo
Testamento, compendiando seguidamente la exégesis de las enseñanzas de Jesús y
concluyendo con la inclusión de conmovedores poemas exaltando a la oración.
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El Cielo y el Infierno es un volumen de específicas
meditaciones religiosas, según ya lo define el mismo título. Comienza
analizando el porvenir humano desde el punto de vista espiritual y concluye con
un dictado de José, el ciego, Espíritu de una regular evolución, quien destaca
la necesidad del sufrimiento como medio expiatorio de la conciencia culpable
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y nos muestra, además, la excelencia de la reencarnación
como auténtica expresión de la Justicia Divina.
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El Génesis es el último libro de la Codificación. En él
se manifiestan arriesgadas tesis de ciencia y filosofía, enumeradas a través de
dieciocho capítulos y más de cien Párrafos, de los cuales más de la tercera
parte. Se refieren exclusivamente a la doctrina y las lecciones del Divino
Maestro, debiéndose resaltar, además, que la obra comienza reconociendo al
Espiritismo en su misión de Consolador profetizado, es decir, atribuyéndole la
función de explicar y desarrollar las instrucciones de Cristo, para luego
finalizar con admirables reflexiones sobre la nueva generación y la
regeneración de la humanidad.
***
Creemos de buena fe, que todos los hermanos que se
encuentran deliberadamente desvinculados de las tareas religiosas del
Espiritismo, proceden así con la intención de inmunizarse contra la
superstición y el fanatismo, lo cual es un punto de la plataforma libertadora
que la misma Doctrina Espírita nos obliga a cumplir; pero, sinceramente
manifestamos que no podemos entender a la Nueva Revelación sin el Cristianismo,
que es la espina dorsal en la que aquélla se apoya. Esto es tan natural, puesto
que si después de diecinueve siglos de teología arbitraria no habíamos podido
llegar a comprender, sin Allan Kardec, al Evangelio y a Jesús, la lógica nos ordena
que proclamemos que el Espiritismo y Allan Kardec se fundamentan en Cristo en
una forma total y absoluta.
EMMANUEL
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