PARA UN CRIMINAL
69.
PREFACIO. Si la
eficacia de las oraciones fuese proporcional a su tamaño, las más extensas
deberían ser reservadas a los culpables, porque tienen mayor necesidad que los
que vivieron santamente. Rehusarlas a los criminales es faltar a la caridad y
desconocer la misericordia de Dios; creerlas inútiles, porque un hombre haya
cometido tal o cual falta, es prejuzgar la justicia del Altísimo. (Cap. XI,
número 14).
70.
ORACIÓN. Señor, Dios de misericordia, no
rechacéis a este criminal que acaba de dejar la Tierra; la justicia de los
hombres pudo condenarle, pero no por esto se salva de vuestra justicia, si su
corazón no se ha conmovido por un sincero arrepentimiento.
Quitadle la venda que le oculta
la gravedad de sus faltas. ¡Que con su arrepentimiento encuentre gracia ante
vos y que se alivien los sufrimientos de su alma! ¡Que nuestras oraciones y la
intervención de los buenos Espíritus puedan darle la esperanza y el consuelo!
Inspiradle el deseo de reparar sus malas acciones en una nueva existencia y
dadle fuerza para que no sucumba en las nuevas luchas que emprenderá.
¡Señor, tened piedad de él!
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