El odio
10. Amáos unos a otros y seréis felices.
Procurad, sobre todo, amar a los que os inspiran indiferencia, odio o
desprecio. Cristo, vuestro modelo, os dió ese ejemplo de abnegación; misionero
de amor, amó hasta dar su sangre y su vida. El sacrificio que os obliga a amar
a los que os ultrajan y os persiguen, es penoso; pero esto es precisamente lo
que os hace superiores; si los aborreciéseis como ellos os aborrecen, no
valdríais más que ellos; es la hostia sin mancha ofrecida a Dios en el altar de
vilestros corazones, hostia de agradable aroma cuyos perfumes suben hasta El.
Aunque la ley de amor quiera que indistintamente se ame a todos los hermanos,
no endurece el corazón contra los malos procederes; por el contrario, la prueba
es más penosa, lo sé, puesto que durante mí última existencia terrestre,
experimenté ese tormento; pero Dios existe y castiga en esta vida y en la otra
a los que faltan a la ley de amor. No olvídéis, queridos hijos, que el amor os
aproxima a Dios y que el odio os aleja de El. (Fenelón, Bordeaux, 1861).
Extraído del libro “El evangelio según el
espiritismo”
Allan Kardec
Allan Kardec
No hay comentarios:
Publicar un comentario