PARA LOS RECIÉN FALLECIDOS 1
59. PREFACIO. Las oraciones por los Espíritus
que acaban de dejar la Tierra, no tienen
sólo por objeto
darles un testimonio de simpatía, sino que
tienen
también por objeto ayudar a su
desprendimiento, y por
lo tanto, abreviar la turbación que sigue
siempre a la
separación y darles más calma al despertar.
Pero
también en esta, como en cualquier otra
circunstancia,
la eficacia está en la sinceridad del
pensamiento y no
en la abundancia de palabras dichas con
más o menos
pompa y en las cuales muchas veces el
corazón no
toma ninguna parte.
Las oraciones que parten del corazón,
resuenan
alrededor del Espíritu, cuyas ideas están
aún confusas,
como las voces amigas que nos sacan del
sueño. (Cap.
XXVII, número 10).
60. ORACIÓN. Dios Todopoderoso, que
vuestra misericordia se extienda sobre el
alma de N...
que acabáis de llamar a vos. ¡Qué la
pruebas que ha
sufrido en esta vida le sean tomadas en
cuenta y
nuestras oraciones puedan aliviar y
abreviar las penas
que tenga aún que sufrir como Espíritu!
Buenos Espíritus que habéis venido a
recibirle
y sobre todo vos, su ángel de la guarda,
asistidle para
ayudarle a despojarse de la materia; dadle
la luz y la
conciencia de sí mismo con el fin de
sacarle de la
turbación que acompaña al tránsito de la
vida corporal
a la vida espiritual. Inspiradle el
arrepentimiento de las
faltas que haya cometido y el deseo de que
le sea
permitido el repararlas para activar su
adelantamiento
hacia la vida de eterna felicidad.
N..., acabas de entrar en el mundo de los
Espíritus, y sin embargo, estás aquí
presente entre
nosotros; nos ves y nos escuchas, porque
no hay más
diferencia entre tú y nosotros que el
cuerpo perecedero
que acabas de dejar y que muy pronto será
reducido a
polvo.
Dejaste el grosero envoltorio sujeto a las
vicisitudes y a la muerte y sólo conservas
la envoltura
etérea, imperecedera e inaccesible a los
sufrimientos.
Si no vives ya por el cuerpo, vives la
vida de los
Espíritus y esta vida está exenta de las
miserias que
afligen a la Humanidad.
Ya no tienes el velo que oculta a nuestros
ojos
los resplandores de la vida futura; de hoy
en adelante
podéis contemplar nuevas maravillas,
mientras que
nosotros estamos aún sumergidos en las
tinieblas.
Vas a recorrer el espacio y visitar los
mundos
con toda libertad, mientras que nosotros
nos
arrastramos penosamente sobre la Tierra,
en la que nos
retiene nuestro cuerpo material, semejante
para
nosotros a una carga muy pesada.
El horizonte del infinito va a
desarrollarse ante
ti y en presencia de tanta grandeza
comprenderás la
vanidad de nuestros deseos terrestres, de
nuestras
ambiciones mundanas y de nuestros goces
fútiles de
que los hombres hacen sus delicias.
La muerte sólo es, entre los hombres, una
separación material de algunos instantes.
Desde el lugar
del exilio en donde nos retiene aún la
voluntad de Dios,
así como los deberes que tenemos que
cumplir en este
mundo, nosotros te seguiremos con el
pensamiento
hasta el momento en que se nos permita
reunirnos
contigo, así como tú te has reunido con
los que te
precedieron.
Si nosotros no podemos ir a tu lado, tú
puedes
venir al nuestro. Ven, pues, entre los que
te aman y que
has amado; sosténles en las pruebas de la
vida, vela
por los que te son queridos, protégeles
según tu poder
y calma sus pesares con el pensamiento de
que eres
más feliz ahora y con la consoladora
certeza de estar
reunidos un día en un mundo mejor.
En el mundo en que estás deben extinguirse
todos los resentimientos terrestres. ¡Qué
de hoy en
adelante, seas inaccesible a ellos para tu
felicidad
futura! Perdona, pues, a los que han
procedido mal
contigo, como te perdonan aquellos con los
que has
procedido mal.
Nota. Pueden añadirse a esta oración, aplicable
a todos, algunas palabras especiales,
según las
circunstancias
particulares de familia o de relación y la
posición del difunto. Si se trata de un
niño, el Espiritismo
nos enseña que éste no es un Espíritu de
creación
reciente, sino que ha vivido ya y puede
ser también
muy avanzado. Si su última existencia ha
sido corta
es porque no era más que un complemento de
la
prueba, o debía ser una prueba para sus
padres.
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