El sacrificio más agradable a Dios
7. Por tanto, si fueres a ofrecer tu ofrenda al
altar y allí te acordares que tu
hermano tiene alguna cosa contra tí: - Deja
allí tu ofrenda delante del altar y ve primeramente a
reconcilarte con tu hermano
y entonces ven a ofrecer tu ofrenda. (San Mateo, cap.
V, v. 23 y 24).
8. Cuando Jesús dijo: "Id a reconciliaros con
vuestro hermano antes de presentar
vuestra ofrenda al altar", enseñó que el
sacrificio más agradable al Señor es el del
resentimiento propio, que antes de presentarse para
ser perdonado, es preciso que
perdone él mismo, y que si ha hecho algún daño a sus
hermanos, es preciso que se haya
reparado; sólo entonces será agradable la ofrenda,
porque procederá de un corazón puro
de todo mal pensamiento. Materializa este precepto
porque los judíos ofrecían
sacrificios materiales y debían conformar sus palabras
a sus usos. El cristiano no ofrece
dones materiales: ha espiritualizado el sacrificio,
pero el precepto tiene por ello más
fuerza; ofrece su alma a Dios, y esta alma debe estar
purificada; "entrando en el templo
del Señor, debe dejar fuera todo sentimiento de odio y
de animosidad, todo mal
pensamiento contra su hermano"; sólo entonces es
cuando su plegaria será llevada por
los ángeles a los pies del Eterno. Esto es lo que
enseña Jesús con estas palabras: Dejad
vuestra ofrenda al pie del altar; id primero a
reconciliaros con vuestro hermano, si
queréis ser
agradables al Señor.
Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec
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