La paciencia
7. El dolor es una bendición que Dios envía a los
elegidos; no os aflijáis, pues,
cuando sufrís, sino por el contrario, bendecid a Dios
Todopoderoso que os ha señalado
el dolor en la tierra para la gloria en el cielo.
Sed pacientes; la paciencia también es una caridad, y
vosotros debéis practicar la
ley de caridad enseñada por Cristo, enviado de Dios.
La caridad que consiste en la
limosna que se da a los pobres, es la más fácil de
todas: pero hay una mucho más
penosa, y por consecuencia mucho más meritoria: es
"la de perdonar a aquellos que
Dios ha colocado a nuestro paso para ser instrumentos
de nuestros sufrimientos y poner
nuestra paciencia a prueba".
La vida es difícil, ya lo sé; se compone de mil
frioleras que son alfilerazos que
acaban por herir; pero es menester mirar los deberes
que se nos han impuesto, los
consuelos y las compensaciones que por otra parte
tenemos, y entonces veremos que las
bendiciones son mucho más numerosas que los dolores.
La carga parece menos pesada
cuando miramos a la altura que cuando doblamos la
frente hacia el suelo.
Animo, amigos, Cristo es vuestro modelo; sufrió más
que ninguno de vosotros, y
nada tenía que echarse en cara, mientras que vosotros
tenéis que expiar vuestro pasado
y fortificaros para el porvenir. Sed, pues, pacíficos;
sed cristianos; esta palabra lo enseña
todo. (Un Espíritu amigo. Havre, 1852)
Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec
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