PARA UN NIÑO RECIÉN NACIDO 2
53. PREFACIO. Los Espíritus no llegan a la
perfección sino después de haber pasado
por las
pruebas de la vida corporal; los que están
errantes
esperan que Dios les permita volver a
tomar otra
existencia que debe proporcionarles un
medio de
adelantamiento, ya sea por la expiación de
sus faltas
pasadas por medio de las vicisitudes, a
las que se han
sometido, ya sea también cumpliendo una
misión útil a
la Humanidad. Su adelantamiento y su
felicidad futura
serán proporcionados a la manera como
habrán
empleado el tiempo que deben pasar en la
Tierra. El
encargo de guiar sus primeros pasos y
dirigirles hacia
el bien está confiado a sus padres, que
responderán,
ante Dios, por la manera como hayan
cumplido su
mandato. Fue para facilitarles esta
ejecución, que Dios
hizo del amor paternal y del amor filial
una ley de la
Naturaleza, ley que jamás es violada
impunemente.
55. Dios
mío, me confiasteis la suerte de
uno de vuestros Espíritus; haced, Señor,
que sea digno
del deber que me fue impuesto; concededme
vuestra
protección; iluminad mi inteligencia con
el fin de que
pueda discernir pronto las tendencias del
que debo
preparar
para entrar en vuestra paz.
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