EL SER UNO - LA GENÉTICA ESPIRITUAL
¿Has
notado, que cuando se despierta la espiritualidad dentro de ti, todo comienza a
cambiar en tu vida y alrrededor de ella? ¿Te has dado cuenta, que tus gustos,
amigos, ropa, comida, forma de ser, manera de hablar, comunicación, lectura,
ambiente y más, se van adaptando, según vas avanzando, en el Conocimiento y
Entendimiento de tu Espiritualidad? ¿Has percibido, que al adquirir
características espirituales, comienzas a pensar, a expresarte y a vivir
diferente?. ¿Has notado que te acercas a las personas suavemente y cuando ellas
te cuentan sus problemas, los comprendes con humanidad, sin guzgarlos, lo que
antes, no querías ni saber y menos involucrarte?
¿Qué
es lo que tiene la Espiritualidad, para transformarte en un ser más
comprensivo, humano, delicado, tierno, amoroso y sobre todo, convertirte en una
persona, dispuesta a ayudar al prójimo, e inclusive, impulsarte a hacer
trabajos caritativos y altruístas de amor?. A lo mejor, muchos de ustedes ya lo
percibieron, y algunos no.
¿Qué
es lo que realmente sucede en tu mente, para impulsarte y transmutarte,
entrando en un proceso de mudanzas, en una metamorfosis, que te sorprende y te
inquieta, pero que en medio de todas estas mudanzas y emociones, lo aceptas sin
reclamar y con mucha alegría?. Recordemos nuestro pasado, nos veíamos como
personas incomprensivas, egoistas, materialistas, cómodos, a veces envidiosos,
celosos, medio calculadores, aprehensivos, mentirosos y ahora, somos todo lo
contrario.
Nosotros
los humanos, lo llamamos: Madurez y Desarrollo de la Especie-Hombre. Pero
conocemos personas que son maduras y desarrolladas, e inclusive con los
cabellos canosos y continúan irresponsables, egoístas, incomprensivos,
calculadores y más…¿De qué les sirvió la edad, si siguen igual? Entonces,
llegamos a conclusión, que no es cuestión de los años que pasan, ni del
florecimiento de la especie, es cuestión, de un proceso interior energético que
se activa, cuando nosotros estamos prontos.
La
espiritualidad, no tiene edad, raza, medio ambiente, nivel social o educación,
la espiritualidad es una condición innata, que el ser humano posee
genéticamente grabado en sus cristales-pensamientos. Nuestros científicos e
investigadores, aún no entienden, de dónde procede y por qué, lo tenemos en
nuestra Naturaleza Humana. Así como nosotros, heredamos el carácter de mamá, el
genio de papá, la habilidad del tío, la generosidad de la abuela, así también,
hemos heredado los genes espirituales, las energías-pensamientos, o sea, EL
ALMA, de nuestra familia Universal.
Por
esta razón, llega un momento en nuestra vida, que el legado de nuestra familia
universal, tiene que despertar, y es por este motivo también, que nosotros
comenzamos a comportarnos, en forma diferente. Nuestra herencia
Genética-Espiritual, se desarrolla y se revela y al hacerlo, nos expresamos a
través de nuestro comportamiento y éste es: Ser los auténticos, reales y
verdaderos hijos de nuestro padre: La Mente Universal y de nuestra madre: La
Energía Universal.
Podemos
calcular en una forma general, que nosotros despertamos de la siguiente manera:
En los primeros 30 años de nuestra vida, se expresa la Genética Material,
legada por nuestros padres y el ADN familiar; de los 30 a los 60 años se activa
la Genética Psíquica, legada de nuestros ancestros, y de los 60 a los 90 años,
despertamos la Genética Universal. Este es nuestro proceso, unos antes y otros
después, todos nosotros de alguna manera nos encaminamos a ese despertar
espiritual, porque lo llevamos grabado en nuestra Genética Cósmica.
Hay
muchas personas que no lo activan en muchas vidas y su proceso es demorado y
muy lento, esto es, porque su Genética Espiritual, se encuentra escondida,
camuflada, oculta y presionada, por la Genética Psíquica. Podemos enumerar
varios motivos como: el medio ambiente, la falta de oportunidades, la presión
social, la creencia asimilada e inculcada, por una vida malsana y negativa y
más. Por estas razones, la Genética Espiritual no aflora, debido también a la
gran cantidad de emociones heredadas o propias, que tienden a cubrir la
verdadera naturaleza espiritual.
Si
no hubiéramos heredado los genes espirituales de nuestra Familia Universal, hoy
no tendríamos conocimiento y entendimiento de nuestra existencia. Naceríamos,
procrearíamos, viviríamos y moriríamos. Nuestro único hogar sería este planeta,
no tendríamos la oportunidad de conocer, vivir y existir en otras realidades.
Nuestra única visión sería esta realidad, por lo tanto, no tendríamos
consciencia de otros mundos y existencias paralelas e infinitas. No podríamos
comunicarnos mediumnicamente o telepáticamente con entidades más elevadas de
esas realidades. Seríamos en pocas palabras, personas emocionales, adelantadas
en la ciencia y tecnología, cerebrales e intelectuales, ordenadas y educadas...
pero nada más.
No
hay duda que seríamos así, pero en medio de todo ese adelanto y progreso, nos
faltaría lo más importante LA CONSCIENCIA profunda de saber, que somos algo
más, que existimos para algo superior y que tenemos un camino de existencia,
mucho más allá, de todo lo que el planeta nos puede ofrecer. Sin Consciencia,
naceríamos para vivir, pero no naceríamos para existir, esa es la gran
diferencia.
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