Pluralidad de mundos habitados
¿Quién no se ha preguntado alguna vez, al mirar el cielo, si
hay otros planetas como la Tierra? ¿Si hay otros seres inteligentes como los
terrícolas? ¿Desde cuándo lleva el hombre haciéndose estas preguntas? Desde los
tiempos más remotos, siempre, en todas las civilizaciones y culturas, celtas,
egipcios, griegos… tenemos grandes filósofos, pensadores, religiosos y grandes
personas de genio que respaldan la teoría de la pluralidad de mundos habitados.
Esta idea se basa en la existencia de otros mundos y seres, además de nuestro
planeta y sus habitantes; esta creencia íntima nos muestra en el universo un
vasto imperio en dónde la vida se desarrolla bajo las formas más variadas.
Repasando los estudios astronómicos vemos cómo con la
evolución de la tecnología, esta teoría ha ido adquiriendo cada vez más peso.
Ya en el siglo XVI Copérnico lanzó la hipótesis del sistema heliocéntrico «La
Tierra, los planetas y satélites de nuestro sistema Solar giran alrededor del
Sol», idea que le ocasionó grandes problemas con la Inquisición. Será Galileo,
constructor del primer telescopio en 1609, quien acepta abiertamente este
sistema, razón por la que fue perseguido y encarcelado hasta la muerte, por la
Iglesia.
Newton estableció las leyes de gravitación universal, a
través de las cuales nuestra estrella (Sol) dirige y sostiene estos ocho
planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno,
formando nuestro sistema solar. En la actualidad, La Unión Astronómica
Internacional (UAI) excluyó en Praga a Plutón como un planeta de pleno derecho
del Sistema Solar, tras largas e intensas controversias sobre esta resolución.
Ya con los telescopios modernos, se sabe que en nuestra
galaxia (Vía Láctea) hay entre cien mil millones y cuarenta billones de
estrellas, encontrando en el Universo cien millones de galaxias. Quiero hacer
mención al ejemplo comparativo del astrónomo inglés James Jeans, ya que desde
esta perspectiva es más fácil hacerse una idea de las dimensiones de la Vía
Láctea. Asignamos a la órbita de la Tierra el tamaño de la cabeza de un
alfiler, a la órbita de los astros de nuestro sistema solar, el de una moneda
de veinte céntimos y nuestra galaxia sería la distancia comprendida entre
América del Norte y América del Sur, como dice el gráfico inglés. Hoy en día se
envían satélites teleguiados en busca de la periferia de la moneda,
permaneciendo el resto desconocido. También se sabe que hay estrellas tan
grandes como nuestro sistema solar. A continuación, plantearemos tres hipótesis
que Divaldo Pereira Franco escribió en su libro En el borde del infinito:
Partiremos de la base de que cada estrella de la Vía Láctea
puede tener sus propios planetas, tomando como ejemplo el Sol, que tiene
asignado ocho planetas conocidos.
1ª.- Asignando dos planetas al resto de soles de nuestra
galaxia, tendremos un total de doscientos mil millones de planetas.
2ª.- Supondremos que sólo un uno por cien de estos planetas
tienen las mismas características y edad que tiene la Tierra, teniendo ya dos
mil millones de planetas parecidos al nuestro.
3ª.- Digamos que tan sólo un uno por cien de estos planetas
tienen las mismas condiciones de vida que la Tierra, con lo que tendríamos una
cifra de veinte millones de planetas iguales al nuestro en nuestra galaxia.
Desde un punto de vista científico y aplicando la lógica y la estadística, con
la grandeza que nos rodea ¿Cómo podemos atrevernos a pensar que sólo en la
Tierra existe vida inteligente?
«Estamos en un mundo desconocido, sin saber dónde estamos,
ni quiénes somos, ni adónde vamos» (Camille Flammarion, 1842-1925, astrónomo)
En El Libro de los Espíritus, Allan Kardec también se ocupó
de la pluralidad de mundos habitados, en las preguntas 55, 56 y 57, que
transcribimos a continuación:
«P. 55 ¿Están habitados todos los globos que giran en el
espacio? R. Sí, y el hombre de la Tierra está muy lejos de ser el primero en
inteligencia, en bondad y perfección como él presume. Sin embargo, hay hombres
soberbios que se creen que este pequeño globo es el único que tiene el
privilegio de ser habitado por seres racionales. ¡Qué orgullo y qué vanidad!
Creen que Dios ha creado el universo para ellos solos.
P.56 ¿Es una misma la constitución física de los diferentes
globos?
R. No, no se asemejan en nada.
P.57 ¿No siendo una misma para todos la constitución de los
mundos, dedúcese que los seres que los habitan tendrán diferente organización?
R. Sin duda alguna, como en el vuestro los peces están
hechos para vivir en el agua y las aves en el aire».1
Jesús también nos
habla de ello en el Evangelio. Nos dijo: «Hay muchas moradas en la casa de mi
padre», con ello se estaba refriendo al principio de la pluralidad de mundos
habitados y Dios, que no hace nada inútil, en los planetas donde no se
desarrolla la vida material (física), permite que haya vida espiritual.
Todo tiene una función, todo progresa y evoluciona, nada es
por acaso y, si observamos lo que nos rodea, podemos contemplar la grandeza de
Dios y de su Obra.
Jesús legó al mundo un estatuto de vida moral capazde elevar
a los hombres a la cima de la evolución planetaria, practicándolo, haremos de
este planeta un mundo mejor.
Javier Gargallo
1 Las preguntas son hechas por Allan Kardec a través de
diferentes médiums a los espíritus superiores, verdaderos autores del libro.
Emitido en directo el 22 sept. 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario