Encarnacion de los Espíritus.


Encarnacion de los Espíritus.

17. —El Espiritismo nos enseña de qué modo se
verifica la union del Espíritu y del cuerpo en la en
carnacion. El Espíritu por su esencia espiritual, es
un sér indefinido, abstracto, que no puede tener ac
cion directa é inmediata sobre la materia; necesitaba,
pues, un intermediario y este lo encuentra en la en
voltura fluídica que forma en cierto modo parte inte
grante del Espíritu, envoltura semi-material, es de
cir, que tiene de la materia por su origen, y de la es
piritualidad por su naturaleza etérea; como toda mate
ria procede del fluido cósmico universal, el cual sufre
en este caso una modificacion especial. Esta envoltu
ra designada bajo el nombre de perispiritu, de un
sér abstracto hace del Espíritu un sér concreto, defi
nido, apreciable por el entendimiento; le dá aptitud
para obrar sobre la materia tangible, del mismo modo
que todos los fluidos imponderables, que son como es
sabido, motores potentísimos.

El fluido perispirital, es, pues, el lazo de union en
tre el Espíritu y la materia. Durante su union con el
cuerpo, es el vehículo del pensamiento para trasmitir
el movimiento á las diferentes partes del organismo
que funcionan bajo el impulso de la voluntad, y para
repercutir en el Espíritu las sensaciones producidas
por los agentes exteriores. Tiene por nervios, los hilos
conductores, así como en el telégrafo el fluido eléctrico
tiene por conductor el hilo metálico.

18. —Cuando el Espíritu debe encarnarse en un cuer
po humano en vía de formacion , un lazo fluídico que
no es más que una expansion de su perispíritu, le une
al gérmen, hácia el cual se siente atraido por una
fuerza irresistible desde el momento de la concepcion.
A medida que el gérmen se desarrolla, el lazo se va
estrechando, y bajo la influencia del principio vital
material del gérmen, el perispíritu, que posée ciertas
propiedades de la materia, se une molécula por mo
lécula con el cuerpo que se forma, de modo que pue
de decirse que el Espíritu por medio de su perispíritu,
echa en cierto modo raices en este gérmen como una
planta en la tierra. Cuando el gérmen está completa
mente desarrollado, la union es completa y entonces
sale á la luz de la vida exterior.

Por un efecto contrario, esta union del perispíritu
y de la materia carnal, que se había verificado bajo la
influencia del principio vital del gérmen, cuando éste
principio cesa de funcionar á causa de la desogarniza
cion del cuerpo que acarrea la muerte, la union que
estaba sostenida por una fuerza activa, cesa cuando
esta se extingue, y entonces el perispíritu se desprende
molecula por molécula, como se habia unido, y el
Espíritu acaba por recobrar su libertad. No es, pues,
la partida del Espíritu la que causa la muerte
del cuerpo; sino la muerte del cuerpo lo que cau
sa la partida del Espíritu.

19. —El Espiritismo nos enseña, por los hechos que
nos pone en el caso de observar, los fenómenos que
acompañan á esta separacion: á veces es pronta , dul
ce é insensible; otras es lenta, laboriosa, horriblemen
te penosa, segun el estado moral del Espíritu, y puede
durar meses enteros.

20.— Un fenómeno particular, tambien reconocido
por la observacion, acompaña siempre á la encarna
cion del Espíritu. Desde el momento en que se halla
sujeto al germen por el lazo fluídico que á éste le une,
la turbacion se apodera de él , esa turbacion crece á
medida que el lazo se estrecha , hasta que en los últi
mos momentos el Espíritu pierde toda conciencia
de sí mismo, de modo que jamás es testigo conscien
te de su nacimiento. En el momento que el niño res
pira, principia el Espíritu á recobrar sus faculta
des, que se desarrollan al paso que se forman y
consolidan los órganos que deben servirle de medios
para manifestarse. En esto resplandece como en todo
la sabiduría que preside á cada una de las partes de la
creacion. Facultades demasiado activas, gastarían y
romperían órganos delicados apenas bosquejados , y
de este modo su energía es proporcionada á la fuerza
de resistencia de los órganos.

21. —Pero á medida que el Espíritu recobra la con
ciencia de sí mismo, pierde la memoria de su pasado,
sin perder las facultades, las cualidades y las aptitu
des adquiridas anteriormente , aptitudes que estaban
momentáneamente en estado latente , y que al reco
brar su actividad van á servirle para hacer más y me
jor que lo que antes hizo; renace en él lo que adqui
rió por un trabajo anterior , y la presente existencia
es un nuevo punto de partida, un nuevo escalon que
ha de subir. Aquí tambien se ostenta visiblemente la
bondad del Criador, porque el recuerdo de un pasado
tal vez penoso y humillante, unido á las penalidades
de una nueva existencia, podría serle embarazoso y
desanimarle; vuelve, pues, sólo con lo que adquirió y
puede serle útil, representado por las aptitudes ó fa
cultades espirituales. Si alguna vez conserva una va
ga intuicion de lo pasado, es como la memoria de un
sueño fugáz é indefinido. Es, pues, un hombre nuevo,
por antiguo que sea su Espíritu, y marcha por nuevos
ensayos y pruebas, ayudado con sus adquisiciones an
teriores, eso que el vulgo llama disposiciones natura
les. Cuando vuelve á la vida espiritual, lo pasado se
reproduce ante su vista y juzga si ha invertido bien ó
mal su tiempo.

22.—No hay solucion de continuidad en la vida es
piritual, á pesar del olvido de lo pasado. El Espíritu es
siempre él, antes, durante y despues de la encarna
cion; estaño es mas que una fase especial de su exis
tencia.

No obstante, este olvido no tiene lugar sino duran
te la vida exterior de relacion, pues durante el sueño,
el Espíritu desprendido en parte de los lazos materia
les, volviendo á la vida espiritual y á la libertad, se
acuerda; no estando su vista espiritual tan oscurecida
por la materia.

23. —Considerando á la humanidad en el grado más
ínfimo de la escala intelectual, como por ejemplo, los
salvages mas estólidos, uno se pregunta si es ese el
punto de partida del alma humana.

Segun la opinion de algunos filósofos espiritualistas,
el principio inteligente distinto del principio material,
se individualiza y se elabora pasando por los diversos
grados de la animalidad ; ahí es, donde el alma se en
saya á la vida, y desarrolla sus primeras facultades
por el ejercicio; ese seria, por decirlo así, su período
de incubacion.

Llegada al punto de desarrollo máximo que tal es
tado permite, recibe las facultades especiales que cons
tituyen el alma humana : de este modo habría filia
cion espiritual como la hay corporal.

Este sistema, basado en la gran ley de unidad que
preside á la creacion, es preciso convenir que está
conforme con la justicia y á la bondad del Criador;
así da una salida, un objeto y un destino á los anima
les; estos dejan de ser criaturas desheredadas, en
contrando en el porvenir que les está reservado,
una compensacion á sus sufrimientos. Lo que cons
tituye el hombre espiritual , no es su origen, sinó
los atributos especiales de que está dotado á su entra
da en la humanidad; atributos que le transforman y
hacen de él un ser distinto, así como el fruto sabroso
es distinto de la raiz amarga de donde ha salido. Por
haber pasado por la hilera de la animalidad, el hombre
no dejaría de ser hombre; no seria animal, así como el
fruto no es raiz, como el sábio no es tampoco el feto
informe por el cual comenzó su vida en el claustro ma
terno.

Pero esta hipótesis suscita muchas cuestiones que
no es del caso debatir, como no lo es tampoco exami
nar las demás hipótesis que sobre el particular de que
tratamos, se han formado. Sin meternos, pues, á in
vestigar el origen del alma ni la hilera por donde ha
ya podido pasar, nosotros la tomamos desde el punto
de su entrada en la humanidad, desde el punto en
que dotada de seutido moral y del libre albedrío prin
cipia á ser responsable de sus actos.





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