Papel de la ciencia
en el Génesis 9
14.— Todas las religiones están de acuerdo en el principio
de la existencia del alma, sin demostrarlo. Mas no están conformes ni sobre su
origen ni sobre su pasado, ni sobre su porvenir, ni sobre las condiciones de
que depende su estado futuro, que es lo esencial.
Hacen la mayor parte de ellas una pintura de su porvenir que
no puede ser aceptada sino por la fé ciega, pero no puede resistir á un exámen
formal. Estando ligado el destino que reservan á las almas con las ideas que se
formaron acerca del mundo material y del mecanismo del universo en los tiempos
primitivos, resulta inconciliable con los conocimientos actuales. Y como no
pueden dejar de perder las creencias anticuadas con el exámen y la discusion en
este punto, han encontrado mas sencillo proscribir, el uno y la
otra.
15.—De estas divergencias en lo concerniente al porvenir del
hombre han nacido la duda y la incredulidad. Ni podia suceder otra cosa.
Pretendiendo cada religion estar en posesion de toda la verdad contra diciéndose
unas á otras, y no dando pruebas suficientes de sus aserciones para atraerse á
la mayoría, el hombre en la indecision, se ha replegado en lo presente. Mas la
incredulidad deja un vacio penoso; el hombre mira con ansiedad lo desconocido á
donde fatalmente tiene que llegar; la idea de su aniquilamiento le hiela ; su
conciencia le dice que mas allá de la vida presente hay algo que le ha de
afectar profundamente. Pero que es ese algo? Su razón no le permite dar crédito
á los consejos con que mecieron su infancia ni tomar la alegoría por la
realidad. ¿Cuál es el sentido de esa alegoría? La ciencia ha rasgado una punta
del velo, mas no ha descubierto lo que más le interesa saber. Interroga en
vano: nadie le responde de una manera perentoria y clara, de calmar sus temores y de satisfacer á su
razon; siempre la afirmacion al frente de la negacion, sin pruebas positivas
por una ni otra parte, y de ahí la incertidumbre. Mas la incertidumbre acerca
de la vida futura hace que el hombre se engolfe con una especie de furor en las
cosas de la vida presente. Tal es el resultado inevitable de las épocas de
transicion: el edificio de lo pasado se desmorona y el del porvenir aun no está
construido. El hombre se encuentra como el adolescente que no tiene ni las
creencias sencillas de la primera edad, ni los conocimientos de la edad
provecta: solo tiene vagas, pero vivas aspiraciones que no puede definir.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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