Destruccion recíproca
de los seres. 2
los elementos nutritivos necesarios á su conservación y
desarrollo. Teniendo necesidad los cuerpos de renovarse incesantemente, por ser
instrumentos necesarios de accion del principio inteligente, la Providencia
hace servir unos cuerpos para el sostenimiento de otros. Mas el espíritu que
los anima no por eso resulta' aniquilado ni alterado, solo sí despojado de su
envoltura material.
23. —Hay en tanto consideraciones morales de orden mas
elevado. La lucha es necesaria al desarrollo del Espíritu, porque en ella
ejercita sus facultades, y es necesario estímulo tan poderoso como el de la
propia conservacion para inducir á Espíritus adormecidos á la actividad. El que
ataca por obtener su alimento, y el que hade defenderse por conservar la vida
rivalizan en esfuerzos de ingenio y de actividad, de que resultan el activo
ejercicio y el desarrollo de su respectiva inteligencia. Sucumbe al fin cada
cual á su vez, á mano de sus enemigos. Pero que es lo que en realidad pierden
en fin de cuenta despues de haber vivido? Su esterioridad: el Espíritu que
sobrevive, tomará otra mas aventajada á la primera ocasion.
24. — En los seres inferiores de la creacion, en los que no
existe él sentido moral y en que la inteligencia no ha reemplazado al instinto,
la lucha no puede tener otro móvil que la satisfaccion de una necesidad
material. Una de las necesidades materiales mas imperiosas
es la de la alimentacion: luchan, pues únicamente para
vivir, es decir, para coger ó defender una presa, porque no pueden ser
estimulados por otro móvil mas elevado. En este período de la existencia es
cuando el Espíritu se va formando y se ensaya en los afanes de la vida, hasta
que alcanzando el grado de desarrollo necesario para su transformacion, recibe
de Dios nuevas facultades: el libre albedrio y el sentido moral, la centella
divina, en una palabra, que dá nuevo sesgo á sus ideas y le dota de nuevas
aptitudes, que suponen nuevas percepciones.
Pero las nuevas facultades de que está dotado , se desarrollan
gradualmente, porque nada es brusco en la naturaleza. Hay un período de
transicion en que el hombre apenas se diferencia del bruto en las primeras edades:
el instinto animal predomina y la lucha tiene todavía por móvil la satisfaccion
de las necesidades materiales. Mas tarde el instinto y el sentido moral
se contrabalancean, y entonces lucha el hombre, no ya por
su sustento, sino por satisfacer su ambicion, su orgullo, el afan de dominar, y
para eso es preciso todavía destruir. A medida que el sentido moral va predominando,
se desarrolla la sensibilidad: la necesidad de destruir va desapareciendo hasta
extinguirse y hacerse odiosa. El hombre en ese estado tiene horror á la
violencia y al derramamiento de sangre.
La lucha, sin embargo, es siempre necesaría para los
progresos del Espíritu, porque, aun llegado á este punto, que nos parece
culminante, está muy lejos de la perfeccion. Solo á fuerza de aplicacion y de
actividad puede adquirir conocimientos y experiencia; y despojarse de los
últimos vestigios de la animalidad. Mas en ese grado de elevacion, la lucha en
vez de ser sangrienta y brutal, se hace puramente intelectual: lucha
contra las dificultades y no contra sus semejantes (1).
(1) Esta cuestion hace parte de la no menos grave de las
relaciones entre la humanidad y la animal
de que trataremos mas adelante. En esta parte ha sido nuestro sujeto demostrar
que la destruccion mútua de las especies no arguye racionalmente contra la sabiduría
divina, y que todo está unido en el sistema de la creación por las leyes de 1a
naturaleza cuya union o cuyo encadenamiento resulta interrumpido, si se
prescinde del principio espiritual, como sucede con tantos otras cosas,
teniendo solo en cuenta la materia.
Extraído del libro “EL GÉNESIS
LOS
MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec
Allan Kardec
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