“Sí, ¡oh Padre!, porque así fue de tu agrado.”
Una de las más sublimes funciones del Evangelio del Señor, (y del
Espiritismo) es la de preparar al hombre para que sepa vivir con
dignidad bajo
cualquier circunstancia.
Del Evangelio, desde el tiempo de su formulación hasta hoy, y del
Espiritismo, en la actualidad, como restaurador de los postulados del
Cristianismo.
En la riqueza o en la pobreza, encontrará el ser humano, en las
lecciones
de Jesús, o en las enseñanzas de la Codificación, (que armoniosamente se
identifican y complementan), los medios para vivir, luchar y vencer con
dignidad.
Jesús no predicó a la miseria como condición indispensable a la vida del
hombre, del mismo modo que no indicó a la fortuna como medio ideal o
exclusivo, para que pueda el hombre transitar con éxito por los caminos
del
mundo.
La misión del Evangelio fue y es, la de preparar a la Humanidad para que
pueda ella vivir dignamente, sea en la carencia o en la prosperidad.
Lo que nos ha faltado, en nuestras consecutivas experiencias, es el
factor
de la “preparación.”
No sabemos comportarnos cristianamente, en una u otra situación: tanto
en la riqueza como en la pobreza.
Cuando los sucesos conducen el barco de nuestras vidas a los puertos
engalanados de la fortuna, nos volvemos egoístas y a veces cruelmente
despiadados ante el sufrimiento que se desarrolla frente nuestro, como
si no
fuera la sugestión divina, un suave y dulce convite para que ayudemos a
los
más necesitados.
Mas la riqueza, casi siempre obnubila los sentimientos del hombre,
sofocándole los gérmenes de la solidaridad.
Lo insensibiliza de tal modo que, en cuanto la Bondad se va escurriendo,
silenciosamente, humillada, por alguna de las ventanas de nuestro
corazón, por
una de sus espaciosas y grandes puertas ve penetrando el Egoísmo,
acompañado por lo general por su dedicado colaborador y vigilante
compañero, el Orgullo.
Y no solo eso, por detrás, otra compañera; la Prepotencia.
Cuando el frío de la adversidad, a su vez, nos golpea las puertas,
llevándonos a las estaciones de la pobreza y de la dificultad, caemos en
los
campos de la Rebelión.
Nos confinamos de inmediato a la rebeldía, entregándonos livianamente a
la perturbación.
Sustituimos la plegaria humilde de ayer, por la blasfemia irreverente e
irrespetuosa.
Despreciamos así, irreflexivos, una experiencia que, muchas veces,
podría
representar la manifestación de la Voluntad del Señor, que nos da según
lo que
necesitamos, y
no según lo que ansía nuestra mente.
Utilizar con nobleza y confianza la oportunidad que el Padre le confió,
en
la riqueza o en la pobreza.
En la riqueza volviéndose generoso y bueno, dinámico y progresista. Y
decir: “Si ¡oh Padre!, porque así fue de tu agrado…”
En la pobreza, tornándose honesto y digno, correcto y sincero en la
ejecución de sus deberes. Y decir: “si ¡oh Padre!, porque así fue de tu
agrado…”
Mateo 11:26 Sí, Padre, porque así fue de tu agrado.
ResponderEliminarVersos Paralelos
ResponderEliminarLa Biblia de las Américas
En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños.
Nueva Biblia Latinoamericana
En aquel tiempo, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños.
Reina Valera Gómez
En aquel tiempo, respondió Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Reina Valera 1909
En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las hayas revelado á los niños.
Biblia Jubileo 2000
En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido esto de los sabios y de los entendidos, y lo hayas revelado a los niños.
Sagradas Escrituras 1569
En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido esto de los sabios y de los entendidos, y lo hayas revelado a los niños.
King James Bible
At that time Jesus answered and said, I thank thee, O Father, Lord of heaven and earth, because thou hast hid these things from the wise and prudent, and hast revealed them unto babes.
English Revised Version
At that season Jesus answered and said, I thank thee, O Father, Lord of heaven and earth, that thou didst hide these things from the wise and understanding, and didst reveal them unto babes: