Caraetérea de los milagros. (13- 15)

Caraetérea de los milagros. 
CAPITULO XIII



13. —La intervencion de inteligencias ocultas en
los fenómenos espiritistas, no hace á estos más mila
grosos que todos los demás fenómenos debidos á agen
tes invisibles porque estos séres ocultos que pueblan
los espacios son una de las potencias de la naturaleza,
cuya accion es tan incesante en el mundo material,
como en el mundo moral.
El Espiritismo, ilustrándonos acerca de esa poten
cia nos dá la clave de muchas cosas no explicadas é
inexplicables de cualquiera otro modo, y que han po
dido en tiempos remotos pasar por prodigios ; revela
como el magnetismo, una ley, yá que no desconocida
muy mal comprendida; ó por mejor decir, se conocian
los efectos, porque en todo tiempo se han producido,
mas no se conocía la ley, y esta ignorancia ha crea
do la supersticion. Una vez conocida esta ley , desa
parece lo maravilloso y los fenómenos entran en la
categoría de los sucesos naturales. Hé aquí como los
espiritistas no hacen milagros haciendo dar vueltas á
una mesa, ó haciendo escribir á los muertos, como no
los hace el médico que cura á un moribundo, ni el físi
co que descarga el rayo sobre una encina. Quien por
medio de esta ciencia se empeñe en hacer milagros,
ó es un ignorante en la materia ó un impostor que
quiere divertirse á costa agena.

14.—Puest i que el Espiritismo repudia toda pre
tension á las cosas milagrosas, ¿fuera de él hay mila
gros en la verdadera acepcion de la palabra?
Digamos desde luego que entre los hechos reputa
dos por milagrosos que han ocurrido antes del adve
nimiento del Espiritismo, y que ocurren aún en nues
tros dias; la mayor parte cuando no todos, se expli
can por las nuevas leyes que éste ha venido á revelar;
cuyos hechos entran, aunque bajo otro nombre, en el
órden de fenómenos espiritistas y como tales , no tie
nen nada de sobrenatural. Entiéndase bien que aquí
no se trata sinó de hechos auténticos, y no de los que
con el nombre de milagros, son producto de una in
signe superchería con objeto de explotar la creduli
dad; así como tampoco de ciertos hechos novelescos
ó imaginarios que en su origen pueden haber tenido
un fondo de verdad, pero que la supersticion los ha
exajerado hasta el absurdo. Sobre aquellos hechos es
sobrelos que el Espiritismo viene á arrojar la luz de
una sana crítica suministrando los medios de separar
lo verdadero de lo falso y lo real de lo imaginario y
absurdo.

15. —Por lo que hace á los milagros propiamente
dichos, puesto que nada es imposible para Dios, ha po
dido hacerlos. ¿Pero los ha hecho? En otros términos
¿quebranta las leyes por él establecidas? No corres
ponde al hombre prejuzgar los actos de la divinidad y
subordinarlos á la debilidad de su entendimiento. Sin
embargo, tenemos por criterio de nuestro juicio res
pecto á las cosas de Dios sus atributos mismos. Al so
berano poder ú omnipotencia reune la soberana sabi
duría, de lo que se deduce que Dada puede hacer inútil
mente.
Para qué, pues, habia de hacer milagros? Para dar
una prueba de su poder, se contesta. Pero el poder de
Dios se manifiesta de una manera más ostensible por el
conjunto grandioso de las obras de la creacion , por
la próvida sabiduría que se revela así en las cosas más
insignificantes como en las más grandiosas, y por la
armonía de las leyes que rigen el universo, que por al
gunas pueriles é insignificantes^erogaciones de sus le
yes que saben imitar todos los prestidigitadores. ¿Qué
se diria de un sabio mecánico que para demostrar su
habilidad descompusiera el reloj que hubiese construi
do, obra maestra de ciencia y de arte al mismo tiempo,
á fin de demostrar que puede deshacer lo que ha he
cho? ¿No resalta mejor su saber y su habilidad á la vis
ta de la regularidad, belleza y precision de sus movi
•mientos?
La cuestion de los milagros propiamente dichos, no
es de la competencia del Espiritismo; pero apoyándose
en el razonamiento de que Dios no hace nada inútil,
emite esta opinion; que no siendo necesarios los mila
gros para la glorificacion de Dios, nada en el univer
so puede apartarse de las leyes generales. Si hay
hechos que no comprendemos, es que nos faltan los
conocimientos necesarios para explicarlos.

Extraído del libro “EL GÉNESIS  LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec

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